Martes - 19.Marzo.2024
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Barreiros réplica "El Abuelo".

Por Francisco Díaz

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El detonante fue un concurso convocado por el ejército portugués para la adquisición de 400 camiones de tracción total. Eduardo Barreiros vio una oportunidad en este concurso y a pesar de no contar con la preceptiva autorización administrativa para poder fabricar vehículos completos, se decidió a participar en el concurso. Un pequeño equipo a las órdenes del propio D. Eduardo se puso manos a la obra, aunque debido a la premura de tiempo ni siquiera se dibujaron planos completos, ni muchos otros cálculos, acortando notablemente el proceso tradicional de diseño de un vehículo.

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De forma artesanal y en un tiempo récord se construyó un prototipo de camión todoterreno a base de componentes de otros vehículos, como los ejes, procedentes de una grúa Douglas, mientras que el cabestrante y la reductora procedían de un GMC de la Segunda Guerra Mundial, y la dirección era un Ross de tipo de husillo paraboloide. Para el motor Barreiros recurrió al más potente de su gama en aquellos momentos, el EB-6, un seis cilindros en línea de 4.740 c.c. y una potencia máxima de 84 CV. Una de las particularidades de este prototipo era el eje delantero, que contaba con las tradicionales ballestas, pero que se anclaban a un subchásis de tipo balancín, lo que proporcionaba al vehículo una notable movilidad en malos terrenos.

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Con este prototipo Barreiros venció el concurso del ejército portugués frente a reconocidas marcas internacionales, consiguiendo además, y a pesar de las zancadillas del por aquel entonces todopoderoso INI – Instituto Nacional de Industria, propietario de la firma Pegaso – la licencia para producir vehículos completos.

Cuando bajo el impulso de Mariluz Barreiros se instaló el museo de D. Eduardo en la localidad madrileña de Valdemorillo, se estimó que este vehículo era una pieza digna de figurar en él por su importancia histórica. Pero la pista de este camión, denominado cariñosamente “El Abuelo”, se había perdido en los años 70, tras prestar servicio en la propia fábrica de Villaverde durante un buen número de años. Tras una intensa pero infructuosa búsqueda en las profundidades de un buen número de desguaces, se decidió construir, partiendo de cero, una réplica de aquel camión, con el excelente resultado que se puede apreciar en las imágenes (Fotografías cortesía de la Fundación Barreiros).

 

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