No tan pequeño... pero matón
Desde el renacimiento del nuevo Mini ha habido una versión que ha llevado la deportividad intrínseca del modelo a unos niveles por encima de lo esperado. Si la primvera vez que probamos la versión Cooper S creimos que allí se alcanzaba el tope de gama, la marca nos sorprendió presentando el John Cooper Works; una versión ultradeportiva que desde el principio supo captar la esencia culinaria del Mini añadiendo una pimienta que lo convierte en difícil de olvidar y complicado de digerir.
El listón se eleva aún más en esta nueva edición, con dos litros de cilindrada extraídos de un cuatro cilindros, el motor del John Cooper Works eleva la potencia máxima hasta los 231 CV de potencia recurriendo a la sobrealimentación mediante un nuevo turbo (con tecnología TwinPower Turbo de BMW) acoplado de serie a un cambio manual de seis marchas. También estará disponible opcionalmente el cambio Steptronic de seis relaciones, un sistema que puede presumir de parar el crono en 6,1 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado, mientras que la versión manual realiza el mismo ejercicio en 6,3 segundos.
Más adelante intentaremos realizar un análisis en profundidad de este modelo en el que los cambios estéticos, aunque importantes, quedan en realidad eclipsados por las necesarias variaciones técnicas que requiere toda la potencia disponible. En cuanto al equipamiento, nada que no pudiéramos esperar de un coche tan exclusivo como deportivo, incluyendo navegador, altavoces Harman Kardon, asientos calefactables, ayuda al aparcamiento o cámara trasera entre otros. Mientras, por lo que se refiere a prestaciones estamos hablando de un modelo que ofrece 320 Nm de par máximo entre 1250 y 4800 rpm y que llega a los 247 km/h de velocidad máxima pero que sitúa su cifra de consumo medio homologado en 6,7 litros (5,7 en la versión automática). Para los precios, de momento, tendremos que esperar.