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Toyota Avensis 2.2 D4D Wagon

Un espacio para todos

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El Avensis de Toyota, sobre todo en su versión familiar, cuenta con una estampa contundente, como de coche bien hecho. Esta primera impresión no es errónea, la calidad de la marca japonesa está presente a lo largo y ancho de todo el vehículo.

En marcha, el aplomo del coche deja sentir al conductor una gran tranquilidad de espíritu. Nuestro vehículo de pruebas era un 2.2 diésel de 177 CV, una mecánica de cuatro cilindros que también existe sobre el propio Avensis con una potencia rebajada hasta 150 CV.

(vídeo del exterior)

Aunque su aparición supuso todo un logro tecnológico en el que Toyota se hizo con un gran número de patentes propias, el 2.2 es algo sonoro en frío y destaca más por sus cualidades ecológicas que por la sensación de fuerza aportada al conductor.

De cualquier modo, la potencia está presente sobre todo al sobrepasar las 2.000 revoluciones y con el vehículo en caliente, momento en que el Avensis se mueve con soltura sobre cualquier terreno. En tales circunstancias la sonoridad es baja y la ausencia de vibraciones prácticamente total.

En el desarrollo de las suspensiones no se ha buscado la deportividad sino el aplomo y un elevado nivel de confort. Se puede objetar que las sensaciones al volante distan mucho de las obtenidas con automóviles deportivos, pero el Avensis cumple a la perfección con su papel de coche familiar apto para todos los públicos.

El Avensis cuenta con un cómodo puesto de conducción en el que los asientos delanteros destacan más por el confort que por la sujeción. Existen los reglajes habituales y, una vez colocado, el conductor tiene al alcance todos los mandos necesarios. El cinturón de seguridad dispone de reglaje en altura y el espacio disponible delante es una de las virtudes del Avensis.

Tras algunos kilómetros comprobaremos que es más útil aprovechar el par motor por encima de 2000 rpm que intentar buscar la potencia a base de exprimir la mecánica. Realizando una conducción más calmada el ritmo será muy similar y obtendremos, además, el beneficio de unos consumos más reducidos, lo que es de agradecer en un automóvil que no destaca precisamente por el contenido gasto de combustible.

El aspecto visual, gracias a las dos tonalidades del salpicadero, es muy satisfactorio, aunque encontremos mandos compartidos con modelos más básicos e incluso con vehículos Toyota de generaciones anteriores. Esto ocurre por ejemplo con los mandos de los retrovisores. Tampoco parece de recibo que existan mandos anulados justo en la misma zona. Al volante podemos manejar la radio y el ordenador de a bordo, que informa de la velociad media, tiempo de viaje, consumo medio e instantáneo y autonomía.

Si hemos optado por el navegador tendremos oportunidad de disfrutar de un sistema de manejo sencillo y ergonómico. Para evitar reflejos se puede inclinar en diferentes posiciones y su pantalla táctil nos guiará hacia las diversas funciones del mismo. Los CDs y el DVD del propio navegador se encuentran protegidos del polvo al situarse por detrás de la pantalla.

Por debajo se sitúa el climatizador dual, con botones separados para elegir la temperatura del conductor y acompañante, con un mando central que, si no queremos utilizar la posición automática, nos permite controlar la intensidad de la ventilación.

(vídeo del interior)

En la zona superior tenemos los mandos de recirculación de aire, de la ventana térmica posterior, el chivato del airbag y la señalización de emergencia. Un hueco con tapa en lo alto del salpicadero y el curioso posavasos retrácticl en la zona inferior terminan de completar un espacio bien terminado y en el que la practicidad destaca sobre la imaginación.

El control de tracción es desconectable, aunque no así el control de estabilidad, que forma parte del equipamiento de serie pero no puede ser desconectado en ningún caso. Un aspecto que los propietarios no tendrán ningún problema en recordar pero que seguro les traerá de cabeza el primer día es la posición del botón de apertura del depósito: en la puerta del conductor. Y bajo el volante se sitúa el airbag de rodillas para el conductor, un elemento de seguridad que Toyota fue de las primeras marcas en instalar y que mejora la seguridad pasiva del modelo.

Para el final hemos dejado el maletero, una zona imprescindible en cualquier familiar. Una primera tapa plegable oculta el doble fondo con hueco muy práctico para llevar impedimienta variada. La segunda tapa sirve sobre todo para guardar la llave del gato. Bajo la primera tapa encontramos la rueda de repuesto, con el gato ubicado a su derecha y un espacio en el que, probablemente, podría ponerse una rueda normal en vez de la de emergencia.

Y si existe una gran virtud en el Avensis Wagon es su capacidad de maletero. Ya sea en su posición normal como aprovechando todas las posibilidades que aportan los asientos abatibles asimétricamente, la capacidad de carga del Avensis wagon se sitúa entre las más destacadas de las berlinas medias.

 

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Publicado el: 07/08/2008
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