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Toyota Yaris, prueba dinámica

El Yaris de Toyota es la apuesta de la marca japonesa en el denominado segmento B, en el que tiene que luchar con modelos como el SEAT Ibiza, el Ford Fiesta o el reciente Peugeot 208. Denominado Toyota Vitz en algunos países, el Yaris de la actual generación se presentó en el Salón de Ginebra 2012 con una carrocería de 3,89 metros y una distancia entre ejes de 2,51 metros, lo que le supone estar alejado en tamaño de, por ejemplo, el SEAT Ibiza (4,03 metros), pero no tanto del Peugeot 208 (3,96 metros) que, curiosamente y variando la tendencia anterior, ha disminuido en tamaño con respecto a su predecesor el 207.

Toyota Yaris


La versión probada ha sido la 1.4 diésel de 90 CV de potencia que, a pesar de tener teóricamente por encima al 1.3 de gasolina y 99 CV de potencia máxima, es en realidad el más prestacional de la gama española gracias a un par máximo que, debido entre otros elementos a la sobrealimentación por turbo, se sitúa en 205 Nm entre 1800 y 2800 rpm frente a los 125 Nm a 4000 vueltas que ofrece el comentado motor de gasolina. En realidad, también el híbrido ofrece 100 CV al combinar el motor eléctrico y el de combustión interna, igual que existe una versión de 1.5 litros de gasolina y 109 CV en otros países, pero ninguno de ellos supera el modo de andar del diésel.

Una vez situados al volante del Yaris encontramos algunos elementos cuya ubicación y/o diseño no son los esperados. Sucede así con el ordenador de a bordo que monta el vehículo de serie (distinto del llamativo sistema infotainment con el que contaba el vehículo de pruebas). Para manejar el comentado ordenador se requiere acceder a un botón ubicado tras el volante que obliga a forzar la postura y es cualquier cosa antes que ergonómico. Parece así que en Toyota prima eso de "más vale malo conocido que bueno por conocer", como ocurre con los mandos de los espejos retrovisores, cuyo diseño se mantiene inalterado desde hace años no sólo en los modelos de la marca, sino incluso en los del grupo, incluyendo vehículos de Lexus.
 
 


A pesar de que el esquema de suspensiones del Yaris es similar al de otros modelos del mercado e incluso dispone de suspensiones delanteras algo más elaboradas que la media, la existencia de un eje trasero algo más elevado y con estabilizadora posterior lleva a que el comportamiento dinámico pueda ser muy vivo del eje trasero en determinadas situaciones. En circunstancias de apoyo (una vez metidos en la curva) en las que el conductor pueda asustarse y soltar el acelerador la trasera tiende a deslizar provocando un sobreviraje que puede asustar a los conductores menos racing. Esto sucederá casi exclusivamente (salvo gran error de apreciación) cuando hayamos quitado el control de estabilidad y será más que bienvenido por algunos buenos conductores, por lo que entendemos que más que un problema se trata sólo de otra característica más de un vehículo que permite con ello satisfacer las sensaciones deportivas buscadas por algunos usuarios.

En definitiva, el Yaris nos ha gustado mucho en cuanto a comportamiento dinámico en carreteras viradas y algo menos en vías amplias, donde su aplomo no llega al nivel de otros rivales y se siente como el coche relativamente pequeño que es. Para circular por ciudad y disfrutar de la conducción en carreteras de segundo orden es un vehículo totalmente aconsejable, mientras que no se trata de un modelo que destaque en viajes largos aunque puedan realizarse con él muchos kilómetros sin problemas y con unos consumos que están entre sus buenas cualidades.

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Publicado el: 24/01/2013
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