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Abarth 595 Competizione 2016, prueba a fondo

Por Gregorio Arroyo

 

Abarth 595 Competizione, foto exterior

Algunas veces no hace falta ‘meter’ cilindros y caballería para poner a punto un deportivo de raza. Es el caso de nuestro protagonista, el Abarth 595 Competizione, un deportivo de bolsillo que con un motor de 1.4 litros y 180 CV de potencia transmite unas sensaciones al volante difíciles de igualar en rivales más generosos en cuanto a mecánicas y medios se refiere.

El mérito de Abarth es conseguir ese reto. Lleva años poniendo a punto vehículos de corte deportivo con destreza porque, hay que recordar, hablamos de una marca que desde 1949 ha sido capaz de sacar el máximo rendimiento a todo lo que ‘toca’, con una larga y exitosa experiencia en el mundo de la competición.

El 595 Competizione es la máxima expresión de la gama, basada en gran parte en la experiencia adquirida en el 695 Biposto. De esta forma encontramos un formato de sólo 3,66 metros de longitud, pero 'supervitaminado' en todos los aspectos. A primera vista con entradas de aire más generosas, un difusor trasero más eficiente o unas llantas de aleación de 17 pulgadas que son realmente ligeras y mejoran la ventilación y la disipación del calor al frenar.

Abarth 595 Competizione, foto trasera

Ahora seguimos por lo que no se ve. El chasis rebajado y deportivo se completa con cuatro amortiguadores Koni con frecuencia selectiva, unos frenos Brembo con pinzas de cuatro pistones y discos perforados y ventilados de 305 milímetros y, en nuestro caso, un diferencial de deslizamiento limitado mecánico que forma parte del Pack Performance que se ofrece en opción por 3.065 euros.

Bajo el diminuto capó encontramos un propulsor de cuatro cilindros en línea 1.4 T-Jet que ofece 180 CV de potencia y un par máximo de 250 Nm a 3.000 rpm, cifras que se apoyan en el gran trabajo del turbocompresor Garret. Y para gestionar todo ese potencial un cambio manual de cinco relaciones (quizás con seis velocidades sería más atractivo) o la posibilidad de montar una caja automática robotizada Dualogic por 1.950 euros extra.

Abarth 595 Competizione, foto interior

Todo esto forma parte de la teoría, así que lo mejor es pasar a la práctica. El interior nos recibe con un soberbio talante deportivo, presidido por unas butacas delanteras tipo bucquet con estructura de carbono que son una delicia a la hora de sujetar lateralmente, pero un ‘incordio’ a la hora de salir o entrar porque prácticamente te ‘agarran’. Forman parte del mencionado Pack Performance, junto a las llantas de 17 pulgadas Supersport, la antena oculta con tapa en el techo, el kit de personalización que vemos en las imágenes y el señalado autoblocante mecánico.

Arrancamos y el sonido del motor le delata. Iniciamos los primeros metros en el interior de un garaje, donde por decibelios es imposible pasar desapercibido. El motor va muy ‘apretado’ y la salida del escape Record Monza hace las veces de amplificador.

Abarth 595 Competizione, foto trasera

Estamos todavía en el entorno urbano pero comprobamos que el confort no es una de sus prioridades. Gira poco a la hora de maniobrar y va duro como una tabla. Además, el sonido se hace molesto en el día a día. Está claro que pide otra cosa.

Salimos a carretera y ahí la cosa cambia. No por confort, pero sí que comienzan a llegar las sensaciones y, en ocasiones, la taquicardia. Apenas balancea porque el recorrido de los amortiguadores es mínimo y en ocasiones tenemos que ‘apuntar’ con la dirección para entrar en las curvas. Los cambios de apoyo son rápidos, fulgurantes, y su escasa distancia entre ejes provoca que a veces el eje trasero se insinúe demasiado, tanto que parece que vaya dando pequeños ‘saltos’ laterales (detrás monta un eje torsional). Sus reacciones son tan secas y rápidas que es lo más parecido que podemos encontrar a un kart, correcciones al volante incluidas.

Abarth 595 Competizione, foto trasera

Y es que las sensaciones llegan a base de trabajar sobre el volante y sobre un cambio de tacto muy agradable y preciso. La palanca está situada muy cerca de la mano porque se monta en una 'isla' del salpicadero, en lugar de entre las butacas, y en conducción deportiva las cinco relaciones están perfectamente escalonadas (los desarrollos son cortos); sólo en autopista echamos en falta una sexta relación que limitaría el consumo y la elevada rumorosidad, que llega ser molesta en un largo desplazamiento.

El propulsor turboalimentado es muy elástico, pese a su condición de turboalimentado, recuperando con ganas desde bajo régimen, aunque es entre 3.000 y 5.500 donde lo borda. Más aún cuando hemos activado el modo Sport, vital para lograr el máximo rendimiento, ya que esta función actúa sobre el motor, la dirección y la calibración del acelerador. Además, la configuración del cuadro de mandos también cambia su grafía para dar prioridad a la información más deportiva.

Abarth 595 Competizione, foto interior

**PAG**

Acudimos a nuestro circuito porque, además de sensaciones, queremos conocer sus prestaciones en fríos números. Alcanzar los 225 km/h de velocidad máxima en un ‘utilitario’ de bolsillo es casi un acto de fe, pero hablamos de Abarth y de la variante con la ‘picadura más letal’ de la gama 595. Ha sido capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos (casi medio segundo por encima del tiempo oficial) y en 27,5 segundos es capaz de cubrir el primer kilómetro desde parado.

Si queremos adelantar no tendremos demasiados problemas. Engranamos la cuarta relación, pisamos a fondo y en apenas 5,0 segundos pasamos de 80 a 120 km/h, acción en la que sólo necesitaremos un total de 139 metros de ‘pista libre’. No son tiempos tan sobresalientes como los registrados por algunos del sus rivales directos, pero las sensaciones sí que se multiplican porque todo parece ser más rápido e intenso en este vehículo.

Abarth 595 Competizione, foto delantera

Está claro que si se le busca se le encuentra, pero alguien que corre debe saber frenar. Sin ser alarmistas, ni mucho menos, sí que tenemos que decir que esperábamos una mayor contundencia en este sentido, ya que las distancias registradas se nos antojan algo largas. Así, detenerse por completo desde los 120 km/h se traduce en 54,9 metros y 3,3 segundos, nada preocupante, pero hay rivales que bajan esas cifras. Por cierto, con un asfalto casi perfecto será una de las pocas ocasiones en las que el escaso perfil de los neumáticos 205/40 ZR 17 será un gran aliado dinámico sin pasar factura en el confort de marcha general.

Y para terminar con las mediciones, comentar que los decibelios que llegan al interior nos obligarán a elevar el tono de voz. No lo tendremos que hacer a ralentí (44,6 decibelios), pero a ritmo de autopista mantener 76,5 decibelios unas horas llega a resultar molesto. Hay que saber donde nos metemos, porque un deportivo que no suene… pero las cifras son más elevadas que otros rivales más prestacionales. Por eso lo decimos.

¿Y qué pasa con el consumo? Pues lógicamente varía considerablemente en función del tipo de conducción que se realice. Si nos lo tomamos con calma por carretera podemos rondar los 7,0 litros de media cada 100 kilómetros. Esto quiere decir que con los 35 litros de capacidad del depósito, la autonomía rondaría los 500 kilómetros. Eso sí, como vayamos de 'carreras' el consumo prácticamente se duplica…

Abarth 595 Competizione, foto interior

Adquirir este capricho se traduce en un desembolso de 26.600 euros (24.950 aplicando la campaña de descuentos vigente actualmente). No es barato precisamente, pero estamos pagando exclusividad y rendimiento a partes iguales. ¿Y del resto cómo anda? El interior es muy aparente porque el acabado en piel Alcántara de las butacas le dan caché. También los remates en carbono, los pedales metálicos, el volante en piel, el pomo de la palanca del cambio en aluminio suman puntos en su talante deportivo.

No es mala la ergonomía, pese a que el volante sólo se regula en altura; en las butacas delanteras se puede regular la inclinación del respaldo, pero no cabe la mano para girar la rueda que lo provoca (hay que abrir en ocasiones la puerta para hacerlo). Como los milagros no existen, el acceso a las dos plazas traseras es complicado, la altura al techo queda justa y las banquetas son demasiado cortas. Los respaldo traseros se abaten (50/50) para dar algo más de aire a un maletero que cubica apenas 185 litros.

Abarth 595 Competizione, foto interior

El equipamiento de serie del Abarth 595 Competizione contempla elementos como los faros de xenón (vitales en un deportivo de altas prestaciones), climatizador, sistema de presión de los neumáticos, siete airbags (incluido el de rodilla del conductor), faros antiniebla, Bluetooth o un equipo multimedia Uconnect con pantalla táctil. No es una dotación que abrume, pero sí que encontraremos lo necesario. Echamos en falta, eso sí, algún guiño hacia asistentes de última hornada en materia de seguridad

 

En cualquier caso se trata de un vehículo exclusivo, picante, auténtico, que nos hará vibrar al volante y divertirnos a tope, aunque sus prestaciones no batan récords. Es un Abarth y con eso sobran las palabras...

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Publicado el: 20/03/2017
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