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Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, prueba a fondo

Por Gregorio Arroyo
Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, foto delantera
 
Se hace complicado hablar de un superdeportivo cuando nos referimos a un vehículo que mide 5,05 metros de longitud, presenta cuatro puertas (mejor dicho cinco) y pesa 2.120 kilos. Sin embargo, si AMG está por medio todo es posible. Y eso es lo que han logrado, como si nada, los ingenieros de esta firma alemana que transforma un modelo Mercedes-Benz es un auténtico vehículo de carreras.
 
El AMG GT 4 puertas 63 S 4Matic+ es una exageración se mire por donde se mire. La respuesta al Porsche Panamera es contundente por los cuatro costados y avanzado como una nave espacial. Lo más llamativo es su propulsor. Se trata de un descomunal 4.0 V8 biturbo, con distribución variable, dos intercooler y apoyos activos que eroga nada menos que 639 caballos de potencia a 5.500 rpm. Tampoco es manco en cuanto a par máximo, con 900 Nm disponibles entre 2.500 y 4.500 vueltas. Esos números son una locura, más propios de vehículos de competición que otra cosa. Es más una cuestión de imagen y de corazón que de 'raciocinio'… y salvo que tengamos un circuito cerca o circulemos por los tramos sin límite de velocidad de autopistas alemanas no podremos disfrutar de esta pura sangre a pleno pulmón.
 
 Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, foto cuadro
 
El motor cuenta con un sistema de desconexión activa de cilindros que permite que cuatro de ellos se echen una siesta en fases de escasa carga del propulsor (entre 1.000 y 3.250 rpm) y si tenemos activado el modo de conducción Comfort. Su función es paliar en parte su sed, aunque el consumo medio será complicado bajarlo de los 11,0 litros cada 100 kilómetros. De todas formas el abanico de consumo es extenso, ya que en ciudad supera los 15,0 litros, a 90 km/h se mueve en los 9,0 y en conducción deportiva, sin cuartel, supera los 20.
 
Gestionar todo ese potencial no es fácil, pero cuenta con una auténtica avalancha de aliados para ello. En primer lugar la transmisión automática 9G-Tronic con nueve relaciones, que prescinde del convertidor de par para apostar por un embrague multidisco bañado en aceite. El selector de marchas se ubica en la consola central, en una posición algo retrasada, pero no hay problema porque para poder cambiar secuencialmente sólo es posible hacerlo mediante unas levas en el volante.
 
 Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, foto trasera
 
Otra solución casi de obligado cumplimiento es la tracción total 4Matic+ para que la entrega de potencia se reparta con mayor eficacia. Además nuestra unidad cuenta con un diferencial trasero autoblocante, vital para su ejemplar paso por curva. También lo es la dirección a las cuatro ruedas, igualmente sin sobreprecio, una tecnología que le permite enlazar curvas de una manera más rápida y precisa a las órdenes dadas desde el volante (apenas presenta 1,8 vueltas entre topes).
 
La plataforma es conocida porque es muy similar a la que emplea el CLS, aunque retocada para la ocasión. Es más rígida, hay zonas reforzadas con fibra de carbono y presenta cambios a nivel de suspensión y geometrías. Por cierto los muelles neumáticos son efectivos para equilibrar confort y eficiencia dinámica. Y para concluir el aspecto tecnológico, comentar que su aerodinámica es activa, con un frontal que presenta una rejilla con lamas que se abren o cierren en función de la refrigeración del motor. En la zaga, un alerón retráctil se eleva en cuatro posiciones según la velocidad del vehículo.
 
Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, foto lateral
 
Nos acomodamos en el interior. En ciudad es tan bajito, tan largo y monta un pilar delantero tan inclinado que no facilita la visibilidad precisamente. Lógicamente no es su hábital natural, pero tampoco es un horror a nivel de maniobrabilidad o confort. Al girar a baja velocidad los diferenciales sufren un tanto y los descomunales neumáticos que monta nuestro protagonista, 275/35 ZR21 delante y 315/30 ZR21 detrás, no ayudan en este aspecto.
 
Afrontamos un largo trayecto por autovía. El asistente de conducción nos permite elegir entre los modos Baja Adherencia, Comfort, Sport, Sport+, Race e Individual, variando los parámetros de la dirección, del cambio, del motor, de la suspensión, del sonido del escape o del alerón. Además, nuestra versión 63 S añade de serie una función Drift Mode que prioriza la tracción sobre el eje trasero para deslizar de atrás constantemente, una diversión extra que saldrá cara por el precio de las gomas…
 
Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, foto salpicadero
 
Elegimos el modo Comfort que nos permite circular a 150 km/h con apenas 2.100 rpm de régimen motor y un 20 por ciento de recorrido del acelerador. Lo que llama la atención es que sea cual sea la velocidad del vehículo, al hundir el pie en el pedal saldrá como un cohete porque siempre hay potencial para ello. La velocidad máxima es de 315 km/h, por lo tanto incluso en algunos circuitos será complicado llegar a ese límite.
 
Más fácil fue vivir en primera persona su excelente capacidad de aceleración. Para ello hay que activar el modo Race, que nos permite acceder a la función Launch Control, vital para salir desde parado sin dejarnos ningún CV por el camino. En ese escenario es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 3,2 segundos y cubrir el primer kilómetro en 20,4 segundos, volando ya a 257 km/h… 
 
 
Y hasta nos da risa comentar sus números a la hora de adelantar. Pongamos que nos encontramos con un camión en carretera y queremos superarle. Pues pasar de 70 a 110 km/h se traduce en 2,1 segundos y sólo necesitaremos 52,7 metros de pista libre. Casi un parpadeo, aunque el conductor del vehículo pesado se llevará un buen susto porque verá un misil acompañado de un ‘rugido’ que, por otra parte, es una delicia para los oídos.
 
Cuando aparecen las curvas hay que ser valientes y tener horas de vuelo. La tracción está pensada para priorizar la motricidad sobre el eje trasero y eso ayuda a redondear los giros. Los programas más deportivos nos permitirán incluso deslizar de atrás controladamente, a golpe de acelerador, pero mejor hacerlo en circuito que en tráfico abierto. El cambio, en conducción deportiva, abandona la suavidad y se hace más seco e inmediato, dejando al motor acariciar las 7.000 rpm.
 
Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, foto trasera
 
Por su parte, en Sport+ o en Race la suspensión se convierte en una tabla, evitando cualquier atisbo de balanceo de la carrocería, tanto que en asfalto irregular se convierte casi en una tortura. La comentada dirección a las cuatro ruedas provoca reacciones inmediatas y una agilidad impropia de su tamaño y peso. Y como es de obligado cumplimento, un vehículo de este potencial se acompaña de un equipo de frenado descomunal. Los discos ventilados de 390 milímetros delante y 360 detrás permiten detenerse por completo desde 120 km/h en sólo 49,2 metros. No bate récords entre modelos similares, pero son números espectaculares. Y que nadie se preocupe de la fatiga si, como en nuestro caso, monta los opcionales frenos carbocerámicos, un lujo por precio y por su efectividad.
 
Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, foto butacas delanteras
 
Con tanto movimiento dejamos para el final el habitáculo. Nuestra versión ofrece una presentación en la que no falta detalle. De serie contempla una doble pantalla digital. La primera para el cuadro de mandos, configurable con tres universos diferentes; la segunda, a continuación, en el salpicadero y de 12,3 pulgadas, recoge información del navegador, el equipo multimedia o técnica del vehículo, tanta que casi supera la de muchos boxes en carreras. Las butacas delanteras AMG no es que sujeten, literalmente agarran a sus ocupantes, y conviene familiarizarse pronto con la multitud de mandos que nos rodean.
 
Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, foto asientos traseros
 
Detrás podemos optar por una configuración de dos o tres plazas. Si apostamos por esta última el ocupante del medio sufrirá por el voluminoso túnel central. Sin embargo, los asientos laterales sí que ofrecen un considerable espacio tanto para las piernas como sobre la cabeza. El techo cuenta con unos estratégicos ‘rebajes’ que contrarrestan la pronunciada caída de techo trasero. El conjunto se remata con un maletero amplio, con 461 litros de volumen y muy diáfano y limpio en sus formas. Cuesta llegar hasta el fondo porque es ‘largo’ y eso complica acceder a objetos que estén pegados a un respaldo que se puede abatir por partes 40/20/40. El generoso portón eléctrico ayuda a manipular la 'carga'.
 
Mercedes AMG GT 4p 63 S 4Matic+, foto maletero
 
Por último, señalar que su dotación de serie contempla elementos como una cámara 360º, aparcamiento asistido, control del ángulo muerto, aviso de cambio de carril, faros Multibeam LED adaptativos, función precolisión PRE-SAFE, reconocimiento de señales de tráfico, climatizador bizona, navegador, equipo de sonido de 640 W… Y la carta de opciones es tan extensa y sofisticada como sea el fondo de nuestro bolsillo. Por cierto, debe serlo porque disfrutar de esta joya cuesta 198.700 euros.
 
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