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Alfa Romeo 4C, su técnica al desnudo

Invitados a conocer los secretos mecánicos de un automóvil tan particular como el Alfa Romeo 4C, desde MotorGiga hemos podido comprobar en una breve toma de contacto parte del tremendo potencial de una belleza nacida del esfuerzo tecnológico. La marca italiana quiere recuperar con este coche una imagen que jamás debió perder; la de ser un fabricante de sueños creados con la máxima tecnología.
 
Alfa Romeo 4C

A finales de los años sesenta la línea del Alfa 33 Stradale (1967) resultó tan pasionalmente irresistible que los ingenieros del siglo XXI se han basado en ella para crear el nuevo Alfa Romeo 4C. Discernir entre razón y pasión es una actividad poco atractiva para los ingenieros de automoción, pues cualquier profesional de este sector sueña con crear un automóvil técnicamente perfecto que cautive a sus propietarios más allá de un lógico raciocinio. Desde septiembre del 2013 el Alfa Romeo 4C sale de la línea de montaje de Maserati, en Módena, para hacer girar las cabezas más frías y dotar de pasión a la tecnología más avanzada; esta es la carga tecnológica de un modelo diseñado para ofrecer un placer de conducción puro.
 
Alfa Romeo 4c

Anunciando un coeficiente aerodinámico Cx de 0,34 dicha cifra podría llevar a la errónea conclusión de un diseño poco eficiente en su lucha contra el viento. Diseñado como un auténtico deportivo las formas del Alfa Romeo 4C obligan al viento a proporcionar un flujo de refrigeración dirigido a diversas partes mecánicas, pero sobre todo se ha buscado la obtención de la necesaria sustentación que impida al 4C despegarse del suelo a elevadas velocidades. Con estos requerimientos es lógico encontrar un suelo totalmente plano en el que se ubican entradas dinámicas de aire hacia el motor o los frenos y que termina en unos difusores encargados de mantener la liviana carrocería del modelo pegada al asfalto; 0,34 no es un valor discreto, es el resultado de buscar la máxima efectividad aerodinámica no sólo para cortar el aire, sino también para aprovechar su potencial en cuanto a capacidad de refrigeración y sustentación.
 
Salpicadero Alfa Romeo 4c

La deportividad de un modelo tiene otro parámetro que la define incluso más que su línea exterior; la relación peso/potencia. Una potente mecánica puede desperdiciarse por un peso excesivo, mientras que un motor menos potente puede resultar brutal unido a una contenida cifra en báscula. En el Alfa Romeo 4C se han unido los 240 CV de su mecánica a una carrocería que arroja un peso de 920 kilos para obtener una relación peso/potencia de sólo 3,83 kg/CV, es decir, una cifra que mejora la del todopoderoso Audi R8 de 430 CV de potencia. La utilización de un bastidor modular compuesto por una zona central de fibra de carbono y subclases delantero y trasero en aluminio conforman un "esqueleto" de contenido peso y gran rigidez.
 
Interiores Alfa Romeo 4c

Desde la marca anuncian un reparto de pesos en torno al 40% en la zona delantera y 60% en la trasera debido a la ubicación del motor prácticamente sobre el eje posterior (sólo algo por delante del mismo). Con dicha configuración y sistema de propulsión (ruedas motrices posteriores) los pocos kilómetros que tuvimos oportunidad de probar el Alfa Romeo 4C nos permitieron comprobar una excelente capacidad de tracción unida a cierta tendencia del morro a levantarse en aceleraciones. En el momento en el que el conductor presiona con fuerza el acelerador se nota como la parte delantera pierde apoyo y hay que ser fino al tiempo que contundente con una dirección que carece de asistencia para mantener la trayectoria deseada.

El propulsor, con sistema de distribución variable en admisión y escape y doble árbol de levas en cabeza, está sobrealimentado por un turbo que sopla a un máximo de 0,5 bares para llevar el bloque de aluminio a un par motor máximo de 350 Nm entre 2.100 y 4.000 rpm. El conductor encuentra en el cambio pilotado de doble embrague TCT un gran aliado para gestionar una entrega de potencia contundente pero no descontrolada, mientras que el habitual efecto turbo se limita en parte gracias a una gestión específica de la distribución variable que permite cierto cruce de válvulas en retención para que la turbina continúe girando y el motor tenga una respuesta más rápida al acelerador. Dotado de inyección directa y una relación de compresión de 9,5 a 1, la presión de inyección alcanza los 200 bares utilizando gasolina de 98 octanos.

Por lo que se refiere al cambio este recibe ciertos retoques con respecto a sus funciones habituales para adaptarse a los requerimientos de un deportivo. Así, el Alfa Romeo 4C no dispone de la llamada función creeping, de tal modo que en este modelo no existe movimiento salvo que se presione el pedal del acelerador. Tampoco se dispone de función parking, debiendo dejar el coche en punto muerto y accionar el freno de mano si queremos estacionar. 

Pero la verdadera pasión del 4C se vive en movimiento o quizás un poco antes, en el preciso momento en el que cobra vida el bronco sonido de la mecánica, las pulsaciones suben al accionar la leva del volante y presionar levemente el pedal derecho para dar rienda suelta a los sueños de cualquier apasionado del motor. Soñando despierto, inmerso en un habitáculo apenas insonorizado, el conductor comienza a tener problemas para recordar que está en carretera abierta y siente la imperiosa necesidad de accionar las levas del cambio como si estuviera en un circuito. Cada vez con mayor confianza, se apoya en la precisa dirección para llevar al Alfa Romeo 4C por esa trayectoria ideal que parece pedir. La corta batalla incita a buscar carreteras secundarias, la suspensión delantera de triángulos superpuestos ayuda a inscribir el tren delantero mientras el falso McPherson posterior transmite la potencia al asfalto. El pequeño diablillo que habita en nuestro interior se hace cada vez más grande y nos pide que utilicemos la función DNA de nuestro coche para buscar esa función RACE que se añade a las habituales de Dynamic, Normal y All Weather en la que, además de una respuesta más contundente del conjunto, encontraremos una total ausencia de ayudas electrónicas… entraremos entonces en un terreno complicado, un lugar al que sólo pueden acceder con cierta seguridad unos cuantos elegidos, una conducción pura que en el caso del Alfa Romeo 4C no requiere el desembolso de dinero que está presente en cualquier otro vehículo de tan drásticas prestaciones. 

Al final, sólo la presencia de unos frenos específicos (Brembo de 305 milímetros de diámetro con 4 pistones y fabricados en dos piezas en el tren delantero para ayudar a la disipación de calor) y de alguna que otra neurona que todavía dispone de raciocinio, lograremos despertar de nuestro sueño para bajar al duro asfalto y preguntarnos con escepticismo si es verdad que un deportivo tan efectivo puede tener un precio tan mundano (53.990 euros). La respuesta es sí, y esa es, sin lugar a dudas, una de las más grandes virtudes de un bello y eficiente modelo que puede presumir de una tecnología fiel a la esencia de la conducción pura.

 
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