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Coches electricos; evolucion de las baterias -introducción-

Tras los anuncios del Ministro de Industria acerca de su intención de crear un parque de un millón de automóviles eléctricos para el 2014, desde MotorGiga hemos querido arrojar un poco más de luz sobre un tema que, siendo candente, es todavía tremendamente desconocido para la inmensa mayoría de los ciudadanos de a pie. La apuesta del gobierno tiene entre sus bases en diferentes hechos. Además de la ecología no podemos menospreciar los datos económicos, y es que en nuestro país se importan más de 60 millones de toneladas de crudo anualmente, lo que tiene importantes consecuencias en la balanza de pagos.

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Con un parque automovilístico en torno a los treinta millones de vehículos, el consumo energético del mismo alcanza un 40% del total en nuestro país, siendo por tanto uno de los elementos que más deberíamos controlar si buscamos una mayor independencia del petróleo. Por otra parte, la eficiencia de los motores de combustión interna, a pesar de las continuas mejoras en su funcionamiento, sigue siendo bastante baja, y ello hace que en realidad se esté desperdiciando buena parte de las posibilidades energéticas que permite el combustible empleado.

Como curiosidad, se estima que un depósito de 50 litros de combustible permite ofrecer aproximadamente unos 500 kWh, mientras que el consumo de un hogar en España está en torno a los 10 kWh/día. Dicho de otro modo, la energía acumulada en el depósito del vehículo sería suficiente para satisfacer las necesidades energéticas de un hogar durante más de mes y medio. El problema está en que el rendimiento termodinámico de los motores se sitúa en valores cercanos al 25%, con lo que de los 500 kWh del depósito el automóvil sólo es capaz de aprovechar 125 kWh.

Estas y otras circunstancias son las que han llevado a proponer la utilización de mecánicas eléctricas. Desde un aspecto económico, la posibilidad de utilizar fuentes de energía renovables como la eólica o la solar para la generación de energía permiten mejorar claramente el autoabastecimiento energético. En España dichas fuentes están en clara evolución, mientras que nuestras reservas de crudo sólo alcanzan a cubrir un 0.2% de la demanda de dicho recurso. Los motores eléctricos, además, llegan a alcanzar una eficiencia de hasta un 90%, mejorando claramente las cifras proporcionadas por los motores térmicos más evolucionados. Obviamente, la energía requerida para cargar las baterías de los coches eléctricos puede a su vez provenir de centrales térmicas que utilicen petróleo o carbón como energía, pero el rendimiento termodinámico de dichas centrales es también superior al ofrecido por los motores de los vehículos, por lo que igualmente se mejora la eficiencia en la utilización de la energía.

Todo lo anterior parece dejar clara la efectividad del coche eléctrico frente a los vehículos dotados de motor de combustión interna, entonces ¿por qué no se ha tomado antes la decisión de impulsar desde todos los estamentos al coche eléctrico? El coche eléctrico y el coche impulsado por motor térmico tuvieron ya su particular duelo de mercado en los albores de la era de la automoción. La victoria del motor de combustión se debió, sobre todo, a su mayor autonomía y mejor evolución en prestaciones, y ambas situaciones eran debidas a la dificultad de almacenar energía eléctrica en aquellos años. Dicho de otro modo, el talón de Aquiles de los coches eléctricos era, sin lugar a dudas, su batería.

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