Reconozco que llevo en esto del periodismo del motor relativamente poco tiempo, pero como lector tengo ‘escuela’. Llevo comprando revistas especializadas desde 1997 a razón de 4 o 5 al mes, vamos, que me puedo montar un kiosko y hasta ganar dinero. Son 19 años empapándome de todo lo que ocurre en este mundillo nuestro y siempre ha habido una frase que me ponía ‘patas arriba’ y que además, ha generado algún debate que otro más que interesante, pero nunca me había atrevido a escribir sobre ello hasta hoy. La susodicha frase es: ‘el mejor automóvil del mundo’.
Llevo viendo este apelativo desde que recuerdo y siempre, siempre, atribuido a modelos deportivos, cuando más potentes y rápidos, mejor. Pero, ¿es de verdad un deportivo el mejor coche del mundo? Rotundamente no, un deportivo no puede ser el mejor automóvil del mundo por muchas razones, pero por cuestiones la mar de caprichosas, parece ser que únicamente este tipo de coches son los únicos considerados de esta manera. y que conste que yo soy amante total de los deportivos, sin importar su tamaño o su marca. No quiero llevar la contraria a mis compañeros de profesión, algunos de ellos con muchísimos años a sus espaldas que les otorgan conocimientos más que sobrados para darme un repaso importante, pero creo que cuando se usa ese apelativo no se hace con la cabeza, se hace con el corazón, es pasional sin tener en cuenta nada más.
Por una parte es lógico, todos los que nos dedicamos a esto, o al menos la gran mayoría, somos fanáticos del automóvil y si nos achuchas con un mechero arderemos durante horas porque no tenemos sangre en las venas, tenemos gasolina, pero creo que es justo pararnos a pensar realmente lo que implica la frase ‘el mejor automóvil del mundo’. Personalmente, creo que no exista el mejor automóvil del mundo, sino una mala compra, una mala decisión al gastarse una buena cantidad de dinero en algo que no se amolda a nuestras necesidades ni a nuestros gustos. Entiendo como el que más, que en nuestro garaje soñado no haya sitio para coches como por ejemplo, el Peugeot 107 con 68 CV pero sí para el nuevo BMW M2, yo mismo sueño con un Escort RS Cosworth aparcado junto a un Mercedes W124 (o el C124, me es indiferente que sea coupé o sedán), pero tengo claro que no son los mejores automóviles del mundo.
Todo esto viene a cuento porque me encontraba yo leyendo una revista, el número 85 de Coches Clásicos para más información, dónde viene un reportaje del F40 donde se afirma que es ‘el mejor automóvil del mundo’. Esto me hizo pensar que no es el único al que se le atribuye dicha afirmación, ahí tenemos a coches como el McLaren F1 o los últimos Bugatti, el Veyron y el Chiron, ambos nombrados como los mejores coches del mundo, cada uno en su momento. Está claro que la potencia, una imagen impactante y una firma mítica detrás suman todas las papeletas para recibir el mencionado ‘trofeo’. No dudo que el F40 es una pasada, es espectacular, rápido, impactante aun después de 30 años, pero no entiende de nada que no sea ir a fuego en pista cerrada y no lo digo yo, lo dicen todos aquellos que han tenido el privilegio de probarlo; es incomodo hasta límites absurdos en carretera, muy ruidoso, es poco práctico, no tiene maletero ni aire acondicionado… ¡¡es un coche de carreras!! Un vehículo así no puede ser el mejor coche del mundo, si puede ser ‘el mejor deportivo’, pero no el mejor coche.
Quizá es que yo veo el automóvil de una manera diferente, pero el mejor coche del mundo debería ser bueno en todo, es decir, debería ser un gran coche en ciudad, igual de bueno en carretera, debería tener espacio de sobra para cinco ocupantes y su equipaje pero a su vez no ser demasiado grande porque el ciudad sería un problema. Debería ser un gran deportivo y un buen todoterreno, cosas casi imposibles de mezclar por mucho que los fabricantes se empeñen con esos SUV tan potentes y rápidos, una altura libre al suelo que permita andar con soltura fuera del asfalto no se lleva bien con una dinámica deportiva… en fin, que es imposible que exista el mejor coche del mundo, existe una mala compra.
Ahora bien, cuando hablamos de coches como los mencionados más arriba, los F40, F1, Veyron y Chiron, estamos hablando de coches de capricho, de coches que se compran o bien para fardar (en más casos de los que debería) o bien para disfrutarlos usándolos para lo que han sido diseñados, desparramarse en circuito, y por lo tanto, no necesitan mirar más allá. De hecho, estos coches se usan muy poco, apenas unas centenas de kilómetros al año, en muchos casos no llegan ni a 1.000 km anuales.
Todo esto también me hace pensar en un coche que no llega ni de lejos a los que aquí se nombran (exceptuando el pequeño 107, al que pasa por encima) pero que siempre se le ha atribuido un apelativo similar, me refiero evidentemente al Volkswagen Golf, un coche que desde que salió aquel primer GTi en los 80, no ha parado de ganar adeptos y las alabanzas de medios y demás gente del mundillo. Que nadie dude sobre la valía del Golf, es un gran coche, un conjunto muy completo, ¿pero realmente merece su fama?, quizá pase como con los F40 y demás, que el nombre y la fama acumulada terminen por hacer que la gente piense así, pero al menos, no es un deportivo radical como los otros protagonistas de este texto, abarca muchos más apartados que le acercan a lo que podría ser el mejor coche del mundo, aunque vuelvo a decir, el mejor coche del mundo no existe, al menos para quien esto escribe.
Aclarar no obstante, que no hablo de los premios al mejor coche del año ni nada de eso, en la historia de estos premios sólo ha habido un deportivo y fue el Porsche 928 que recibió el galardón en 1978. Respecto al Volkswagen Golf, ya que se menciona, sí ha recibido el premio al mejor coche del año en varias ocasiones e incluso en Norteamérica.