Recién llegado de Escocia, donde he estado unos días de vacaciones, me dispongo a retomar la actualidad económica del mundo del motor, después de haber sobrevivido a muchas situaciones de riesgo y de diferentes aventuras a los mandos de un coche con el volante a la derecha. Dejando a un lado mis, ya olvidadas, vacaciones, creo que la noticia más relevante de los últimos días en lo que se refiere al mundo de las cuatro ruedas ha sido el anuncio del aumento de dos puntos porcentuales del IVA, lo que, como no podía ser de otra manera, afectará directamente al precio final de los coches en España.
En general, las subidas de impuestos no suelen sentar bien a nadie y menos en tiempos de debilidad económica, pero en el sector de la automoción este incremento impositivo podría tener un efecto más negativo, puesto que los coches son bienes con un precio más elevado que el resto y la diferencia del IVA es mayor. Porque, como es lógico, no es lo mismo que te suban dos puntos porcentuales en este impuesto cuando te compras una camiseta, que cuando estás adquiriendo un todoterreno, por poner un ejemplo.
De esta forma, entre las principales asociaciones del sector ha saltado la voz de alarma y parece que no ha sentado demasiado bien esta decisión, porque todo lo que sea subir los precios no es bueno para un mundo del automóvil que ya estaba bastante debilitado, aunque parece que había tomado impulso con la llegada del Plan 2000E. Las primeras estimaciones indican que la subida media del precio de los coches con el aumento del IVA se situará en más de 400 euros.
Parece que la economía española está muy dañada, mucho más que la de otros países, y, por lo tanto, es necesario tomar medidas contundentes, y en ocasiones poco populares, para enderezar el rumbo del país. Pero la pregunta que hay que hacerse en estos casos es si realmente lo más adecuado en este momento para los españoles era una subida de los impuestos. Para el sector del automóvil, que ha sido uno de los más perjudicados por esta crisis económica, parece que no ha sido la mejor decisión, porque parece una contradicción que hace unos meses el Gobierno apostara por las cuatro ruedas con el Plan 2000E, que ha ayudado a afrontar las caídas de ventas, y que ahora lleve a cabo esta acción que puede debilitar aún más a los fabricantes de coches.