En la vida en general y en el ámbito económico, en particular, estamos acostumbrados a que los platos rotos de las cosas que no salen bien los paguen los que menos culpa tienen y las personas que están más indefensas. Estamos hartos de ver empresas que tienen dificultades y lo primero que hacen es recortar empleos en los niveles más bajos de responsabilidad, y por lo tanto, de sueldo. Este tipo de medidas son muy habituales en el mundo del motor, porque las compañías suelen despedir a los trabajadores de la línea de montaje cuando tienen que parar la producción por la baja demanda o por otros motivos.
Sin embargo, hace poco hemos tenido conocimiento de que la tendencia ha cambiado, por lo menos, eso ha hecho Seat. La firma española ha decidido recortar 330 puestos de empleo ‘indirectos’ en sus instalaciones de Martorell. Con el apelativo indirectos se hace referencia a puestos de mando intermedios, directivos y otros no vinculados de forma directa a la producción. La empresa ha justificado esta medida, con las palabras de siempre, que si hay que dar un giro a la Marca, que si tal, que si cual.
No obstante, tras esta decisión se esconde la intención de la firma de deshacerse de los mandos intermedios con bajo rendimiento y que no estaban por la labor de remar en la misma dirección que la nueva directiva de la filial española de Volkswagen. A los elegidos se les dará una salida honrosa, durante el primer cuatrimestre de este año, mediante prejubilaciones y bajas incentivadas, por lo que seguro que los que dejen el barco de Martorell, se irán con las espaldas cubiertas durante un largo tiempo.
No conozco los entresijos reales de esta decisión y únicamente me baso en lo que ha comunicado la compañía. Sin embargo, si todo lo que se ha dicho es cierto, me parece un acierto que una empresa se decida a llevar a cabo acciones comprometidas como echar a directivos en el caso de que su rendimiento sea bajo y que no siempre se mire hacia abajo a la hora de buscar responsables de las cosas mal hechas.