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Chevrolet Orlando. Análisis plazas posteriores

 Después de haber comentado el puesto de conducción y del acompañante del Chevrolet Orlando, volvemos ahora con este modelo para realizar un repaso por sus dos filas posteriores, que serán las que en muchos casos decidan la compra o no de este vehículo. En la segunda fila de asientos los ocupantes no disponen de regulación longitudinal de la banqueta, aunque sí que pueden regular la verticalidad del respaldo, obteniendo así buenas posibilidades de confort general. El espacio para las rodillas es más que suficiente incluso para tallas grandes, una observación que no es sin embargo cierta cuando hablamos de cota de anchura, pues el Orlando es un monovolumen destinado a ofrecer buen confort a dos ocupantes a lo ancho pero bastante limitado si queremos llevar a tres pasajeros en la segunda fila.


En esta segunda fila de asientos se encuentra un reposabrazos que mejora el confort para dos adultos así como una salida central de aireación para obtener también buena calidad de climatización, aunque hemos de recordar, como ya dijimos en el análisis de las plazas delanteras, que el climatizador sólo puede ajustar la temperatura del conductor, quedando acompañante y resto de ocupantes limitados en este apartado.
 
 


Pasando a la tercera fila de asientos, ésta queda totalmente enrasada en el maletero cuando no la utilizamos, resultando muy sencillo ponerla en uso, pues basta con abrir el maletero y, tirando del asa dispuesta en cada una de las plazas, se quedan los asientos colocados con reposacabezas incluido. Algo más de preparación requiere el paso hacia dichas plazas, pues lo primero que debemos hacer es bajar al máximo el reposacabezas de la plaza de la segunda fila por la que accedemos si no queremos que tope con el asiento delantero. Una vez hecho esto, una palanca ubicada en el lateral permite desbloquear el asiento, que se pliega sobre la banqueta, articulándose al completo sobre la parte delantera para dejar paso a la tercera fila. El hueco que queda para llegar a la tercera fila no es malo aunque obviamente son las plazas más incómodas para el acceso.

El problema de la tercera fila de asientos se encuentra para los usuarios más altos, pues el espacio para las piernas es reducido, e incluso deberemos tener cuidado al volver a colocar el asiento que nos permitió el acceso, ya que en caso contrario corremos el riesgo de atrapar nuestros pies en el proceso. Dada esta situación, dichos asientos son sólo realmente recomendables para niños o personas de poca talla, teniendo además el inconveniente de tener poca visibilidad al quedar muy altas las ventanas laterales.
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