Citroën suma un nuevo todocamino en su gama, apostando por un diseño muy original y en el que la personalización tiene una posición de privilegio, como suele suceder dentro de la clase B-SUV, en la que se integra. Hablamos del Citroën C3 Aircross, el modelo que firma la sentencia de muerte del pequeño C3 Picasso.
Fruto de la misma colaboración con Opel de la que nacía el Opel Crossland X llega este nuevo C3 Aircross. Hablamos de un SUV a medio camino entre el segmento B y el segmento C con
una longitud de 4,15 metros, siendo
mínimamente más grande que el C4 Cactus. Su diseño no deja indiferente a nadie, mostrando una línea muy rompedora, a la altura de últimas creaciones de la marca como el C3, con el que comparte elementos como gran parte del frontal, el
salpicadero, o las plazas delanteras.
En el perfil destaca la presencia de unas generosas puertas, barras de techo longitudinales, además de
una curiosa tercera ventanilla que podrá decorarse, sumando, como adelantábamos, enteros en el
capítulo de personalización. En la zaga se recurre a unos pilotos similares a los del C3, aunque agrandados, y a un socorrido protector de bajos en tono
aluminio, contrastando con los protectores negros que incluye a lo largo y ancho de su carrocería.
Interiormente poca novedad hay respecto al C3 convencional. Llegan nuevos elementos como el
head up display o el selector de modos del
Grip Control, el control reforzado de adherencia. Sí, Grip Control ya que no hay posibilidad de tracción
4x4, como viene sucediendo en los últimos SUV´s de PSA.
En el plano mecánico no cuenta con primicias. Recurre a los ya conocidos
PureTech de 82, 110 y 130 CV, y a los diésel BlueHDI, de 100 y 120 CV. Habrá posibilidad tanto de cajas manuales como automáticas, aunque por el momento desconocemos los emparejamientos exactos.
El Citroën C3 Aircross llegará al mercado de cara a la segunda mitad del año, y lo hará desde la planta Opel de Figueruelas (Zaragoza).