En 1974, Citroën presentó el CX como sucesor del legendario DS, consolidándolo como el estandarte de la marca francesa durante las décadas de los setenta y ochenta. Su diseño aerodinámico, bajo y elegante lo distinguió inmediatamente en el mercado, otorgándole una identidad inconfundible.
Su debut oficial en agosto de 1974 fue seguido de un rotundo éxito en el Salón del Automóvil de París en octubre, donde el CX 2000 deslumbró al público. A lo largo de sus diecisiete años de producción, hasta la llegada del Citroën XM en 1989, el CX mantuvo su prestigio como un vehículo pionero y técnicamente avanzado, con su versión familiar extendiendo su fabricación hasta 1991.
El Citroën CX es recordado hoy no solo por su diseño vanguardista, sino por haber sido un auténtico hito en la historia de la automoción.
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