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DS3 Performance 2016, prueba a fondo

Por Gregorio Arroyo

DS3 Performance 2016, foto exterior

DS sigue consolidándose por sí misma, ya desde hace meses con criterio propio y completamente independiente de Citroën, marca hermana que la dio cobijo al principio. Ahora, con el lujo y la deportividad según los patrones franceses, aumenta su número de efectivos, como el exclusivo DS7 Crossback que llegará finales de año, o matiza con precisión relojera otros, como es el caso de nuestro protagonista: el DS3 Performance.

Este vehículo es la máxima expresión deportiva de la marca actualmente, por talante y por potencia. Su magnífico propulsor de gasolina 1.6 THP eroga 208 CV y 300 Nm de par máximo y en su puesta a punto se ha recurrido a campeones de renombre en el mundo de los rallys.

No ha habido un salto en cuanto a potencia se refiere con respecto al anterior DS3 Racing (presumía de 207 CV), pero el cambio de nombre introduce mejoras dinámicas de peso. Entre ellas un diferencial autoblocante tipo Torsen en el eje delantero que elimina de un plumazo las pérdidas de motricidad en las curvas más lentas. Y tiene trabajo porque cuando sale de repente toda esa 'caballería' no resulta sencillo encauzarla a las ruedas delanteras con ese nivel de eficacia.

Respecto al resto de sus hermanos de gama, el DS3 Performance rebaja la altura del chasis 15 milímetros y aumenta el ancho de vías, 26 milímetros delante y otros 14 detrás. También los frenos se refuerzan con unos discos ventilados delante de 323 milímetros de diámetro y 249 en las ruedas traseras, además de unas pinzas específicas firmadas por el especialista Brembo.

El propulsor turboalimentado también es un viejo conocido, aunque sus mejoras son tantas que parece nuevo. Se ha optimizado la alimentación con una distribución variable de las válvulas completa y se incorpora una turbo más eficaz, además de contar con una función overboost que incrementa el par motor en momentos puntuales. Asociado a esta mecánica se monta una caja de cambios manual de seis velocidades, con una relación tan corta entre marchas que antes de llegar a la próxima esquina de la calle ya rodaremos con con la 'sexta' engranada.

Este tándem mueve con una soltura envidiable a este pura sangre. El sonido bronco del motor invita a pisar el acelerador sin descanso y cuando lo hacemos a fondo superaremos las 6.500 rpm en un abrir y cerrar de ojos. En la zona alta del cuentarrevoluciones lo borda, y en la zona baja cumple, haciendo gala de unas recuperaciones que, sin ser de matrícula de honor, están dentro de lo esperado. Eso sí, si lo podemos evitar mejor no bajar de las 3.000 rpm para que el motor siempre esté en plena forma.

Hablamos de un vehículo que mide 3,97 metros de largo y pesa 1.175 kilos. Por lo tanto las prestaciones parecen aseguradas. ¿Parece? Es relativamente fácil alcanzar los 230 km/h de velocidad máxima, acelerar de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos o cubrir el primer kilómetro desde parado en 26,4 segundos, pero para ello el conductor debe estar acostumbrado a esos 'ritmos' porque en este formato de bolsillo las sensaciones se multiplican aún más.

Incluso con manos expertas el DS3 Performance es capaz de hacer sudar al más pintado. La dirección es muy precisa y el autoblocante es tan eficaz que en giros cerrados, en ocasiones, da la impresión de que nos hemos pasado girando el volante debido a su excelente motricidad. El tacto del cambio no es lo mejor de este vehículo. Está bien, pero la precisión y la rapidez al mover la palanca son mejorables para lo que se espera de un deportivo de este calibre. Por cierto, no hay posibilidad de elegir una transmisión automática con esta versión. En cambio sí que podemos adquirir una coqueta variante cabrio.

La puesta a punto del chasis es dura sin complejos y sin demasiadas concesiones hacia el confort. Faltaría más. Es un deportivo y por eso se trata de evitar los balanceos y cabeceos de la carrocería, se busca no perder rueda y optimizar unas frenadas que son de notable alto. Lo consigue todo, pero el que busque diversión en zonas viradas de montaña y, a la vez, un confort aceptable en el día a día, quizás sea mejor elegir otra opción. El bajo perfil de los neumáticos 205/40 ZR18 tampoco ayudan a 'mimar' a los ocupantes, ya que reproducen fielmente cualquier irregularidad que se encuentren en el asfalto.

La verdad es que es de los modelos más efectivos a la hora de ir de rápido en trazados sinuosos porque el morro obedece de manera marcial, la zaga ayuda a redondear el giro y la electrónica entra en acción cuando no hay más remedio, dejando un margan suficiente como para divertirse un buen rato sin pasarlo mal. En esas condiciones el consumo supera los 10 litros, aunque durante nuestra prueba firmó unos aceptables 6,9 litros.

Además de ser un deportivo de raza, hay que parecerlo. Por lo tanto el DS3 Performance se viste para la ocasión. Su diseño es más agresivo, con detalles como las llantas de aleación negras de 18 pulgadas, la doble salida de escape, el alerón del techo, el difusor trasero, los remates cromados en el frontal, otros en negro en el techo y en los retrovisores…

También el interior se 'redecora' para ganar puntos deportivos, a la vez que mantiene esa aureola de calidad de la que hace gala DS. Así encontramos unos pedales rematados en aluminio, un volante con detalles en fibra de carbono y, sobre todo, unas espectaculares butacas delanteras tipo baquet con reposacabezas integrados que merecen una mención aparte. No es que sujeten lateralmente, es que te abrazan literalmente y tienen un tamaño tan generoso que no parecen de este coche. Son de serie.

Ergonómicamente el volante se regula en altura y profundidad, aunque curiosamente no tiene mandos instalados. El cuadro de mandos está compuesto por tres esferas que ofrecen una información clara y concisa, y en el salpicadero encontramos una pantalla táctil de siete pulgadas. En ella se refleja buena parte de las principales funciones multimedia del vehículo, pero nos hubiera gustado que estuviera colocada más arriba, intercambiando las posiciones con las salidas del aire para no tener que apartar tanto la mirada de la calzada. Y por la noche mejor que no se caiga nada al suelo porque la única luz de cortesía se ubica en el techo, pero en el centro del habitáculo y no es suficiente.

Si queremos acceder detrás, y pese al generoso tamaño (y peso) de las puertas, no será demasiado cómodo.

Encontramos tres plazas, pero hay que ser muy optimista para acomodar a tres adultos. Llama la atención que no hay asideros en el techo; los instala en los laterales. Y las ventanillas son muy amplias, pero no se pueden abrir. El maletero se remata con una capacidad de 285 litros, no muchos si tenemos que repartirlos entre cinco. Y eso que apuesta por un kit reparapinchazos...

Estamos ante un modelo especial en todos los sentidos, también en el precio. Disfrutar del DS3 Performance cuesta 27.590 euros. En esa cantidad, además de unas enormes sensaciones, tendremos a nuestra disposición en el equipamiento de serie climatizador automático, proyectores DS LED Visión y faros de xenón, intermitentes dinámicos, regulador y limitador de velocidad, ordenador de viaje, radio MP3, Bluetooth, lunas traseras tintadas, sensores de luces y lluvia, retrovisores exteriores eléctricos y el del interior electrocromo, sensores de aparcamiento traseros, sensor de presión de los neumáticos, pintura bitono…

En nuestro caso, y con sobreprecio en la carta de opciones, incrementamos la dotación con el Pack Performance, compuesto por el navegador y la cámara de visión trasera, además del freno automático de emergencia en ciudad Active City Brake, el sistema de infoentretenimiento Mirror Screen o el Pack de Carbono interior.

Autor: Gregorio Arroyo

Etiquetas: DS, DS3 Performance, dos volumenes

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Publicado el: 27/06/2017

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