El monovolumen más pequeño de la gama Ford en España, el B-Max, aporta muchas características destacables en un segmento en el que hasta ahora había pocas opciones. En el caso de la unidad de pruebas nuestro vehículo contaba con entrada y arranque sin llave o, para ser más exactos, sin necesidad de usar la llave, aunque en el B-Max no basta con llevar ésta encima, sino que para acceder al interior hay que pulsar en un pequeño botón ubicado en la puerta en vez de simplemente hacer la acción de entrar. No supone ningún inconveniente y es solamente otro modo de reconocer la llave.
En el puesto de conducción encontramos unos asientos de buena sujeción que, no obstante, pueden resultar pequeños para gente de tamaño medio o grande, pues la zona lumbar es algo estrecha y puede provocar incomodidad. Por otra parte, en las dos unidades de prueba (diésel y gasolina) que pudimos conducir encontramos que al menos el asiento del conductor tenía cierto juego en el respaldo que nos hizo pensar en la fiabilidad a largo plazo de tan importante elemento, pues la lógica hace prever que con el tiempo se genere una mayor holgura que pueda derivar en problemas de confort o, como ya hemos dicho, de seguridad, y es que además el cinturón de seguridad está anclado directamente al asiento, haciendo que cualquier movimiento de éste incida en la seguridad pasiva en caso de accidente.
Algo cortos de banqueta para conductores de tamaño por encima de 1,75 metros de altura, los asientos delanteros pueden sin embargo resultar perfectos para conductores de menor estatura, pues éstos se encontrarán sentados en una posición muy "de silla" pudiendo apoyar las pantorrillas al tiempo que mantienen las piernas flexionadas una cómoda postura. En general, las diferentes posibilidades de regulación de banqueta, incluyendo en altura, volante y respaldo del asiento permiten encontrar una buena postura de conducción a la inmensa mayoría de conductores. Una buena característica es la posibilidad de regular el resposacabezas no sólo en altura, sino también en distancia a la cabeza, mejorando así la seguridad pasiva al disminuir los efectos negativos del latigazo cervical.
Situada a una distancia perfecta respecto al conductor, la palanca de cambios manual dispone de un buen funcionamiento que permite realizar cambios rápidos y con buen guiado. El conductor dispone además de un reposabrazos lateral que puede situarse en diferentes posiciones de altura y, al menos en la unidad de pruebas, también se disponía de ajuste lumbar mediante una palanquita ubicada en el lateral central del asiento.
Mediante el arranque por botón hemos de presionar éste al tiempo que pisamos el embrague para arrancar el coche. Una vez en marcha el conductor podrá controlar muchos de los elementos del vehículo utilizando únicamente los botones del volante, sobre todo si contamos con el sistema de infotainment SYNC con reconocimiento de voz. La zona central del salpicadero puede apabullar un poco al principio por un diseño muy "tecnológico" aunque basta con un mínimo tiempo de uso para adaptarse al mismo. Este diseño proporciona sin embargo la sensación de estar ante un vehículo dotado de gran tecnología y buenos acabados. No podemos sin embargo dejar de comentar algunos fallos que encontramos en nuestra unidad de pruebas en lugares como, por ejemplo, el techo de cristal, cuya unión al techo de tela dejaba ver malos acabados.
Por cuanto a confort climático el B-Max dispone de un climatizador único, no doble, con muchas posibilidades controladas desde la consola central. Y un último buen detalle que no queremos dejar de comentar es la presencia de un cristal convexo específico en la zona delantera central del techo destinado a ver todo lo que ocurre en las plazas traseras, un sistema sencillo pero tremendamente práctico para controlar a esos pequeños individuos a los que van destinadas las plazas posteriores de este automóvil.