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Volvo 850: historia

Por Miguel Galán

 

La década de los años 90 comenzó para Volvo con un catálogo de modelos tan amplio como limitado y tan moderno como viejo. ¿Cómo puede ser esto? Volvo contaban entonces con representantes tan sólo en el segmento de los vehículos compactos y de las berlinas grandes. La parte baja de Volvo estaba representada por la gama 400, fabricada por Daf en Holanda y con más tecnología Renault que Volvo. En la parte alta se podían encontrar tres generaciones distintas conviviendo con relativa tranquilidad y pocas ventas. Por un lado Volvo había presentado en el año 1990 la serie 900 que más que un nuevo modelo se podía considerar como una evolución muy profunda del modelo 700 que seguía comercializándose bajo distintas series especiales que en España recibieron el nombre de Master y Master II. Lo curioso es que todos los que seguís este blog sabéis que el Volvo 700 se lanzó en 1982 para sustituir a la serie 200 que en 1990 aún se vendía en Europa en versión familiar y bajo el nombre de Polar. Si a esto le sumamos que la serie 200 era una profunda actualización de los Volvo 100 lanzados en 1966 podemos afirmar la oferta de grandes berlinas de la marca sueca contaba con tres representantes capaces de contar la historia de los últimos 25 años de la historia de Volvo.

Con estas premisas es fácil de entender la gran necesidad que tenía Volvo de lanzar un representante en la categoría de las grandes berlinas que pudiera llevar con orgullo el adjetivo “nuevo”. Esto ni significa que técnicamente los volvo 200, 700 y 900 fueran modelos técnicamente obsoletos, porque incluso el Volvo 245 Polar contaba con un motor adecuado a las exigencias del mercado. No os voy a engañar y os diré que el motor era el viejísimo bloque de cuatro cilindros de 2.316cc y 112cv pero tan robusto como responsable con el medio ambiente gracias al uso de inyección electrónica y catalizador incluso con anterioridad a sus rivales más “modernos”.

Fue en 1992 cuando Volvo decidió comenzar a producir un modelo que presumía de ser un vehículo nuevo y que marcaría el inicio de una nueva política de construcción en el seno del fabricante sueco: el Volvo 850. Un coche que el fabricante vendió como revolucionario pero del que voy a analizar hasta qué punto esta re-Volvo-lución fue cierta o simplemente el fruto de un estudiado proceso de mercadotecnia.

El aspecto exterior del Volvo 850 mostraba unas líneas “clásicamente” Volvo y el coche era fácilmente reconocible desde cualquier ángulo. Uso las comillas porque el primer Volvo que era realmente cuadrado era la serie 700 y éste no resultaba mucho más macizo estéticamente que un Audi 100 C3 o un Mercedes-Benz W124 pero como ya he dicho muchas veces la prensa es la prensa…

Cierto es que la parte frontal podía representar un redondeado guiño a la serie 200 por la forma de integrar la parrilla delantera y porque sus faros no eran tan cuadrados como en la serie 700, pero tanto la vista lateral como la trasera no dejaban de ser una interpretación más dinámica de la estética de los Volvo 900, sobre todo por la característica línea de cintura que unía los faros delanteros con los pilotos traseros, ascendente en la aleta delantera y de marcadamente horizontal en las puertas y aleta trasera.

La vista interior estaba presidida por un salpicadero oscuro de gran tamaño y con una absoluta influencia estética en el que había estrenado el Volvo 900 tan sólo un par de años antes.

Donde el Volvo 850 sí podía presumir de estrenar algo era a nivel de bastidor, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata del primer Volvo grande en equipar motor transversal y tracción delantera. El primer Volvo 850 comercializado, bajo el nombre de 850 GLT 2.5 20v, equipaba en realidad un bloque 2.4 (2.435cc) con 170cv que no era más que el resultado de quitar un cilindro al motor del Volvo 960 3.0, que en realidad era un 2.9. Este motor podía combinarse con un cambio automático de cuatro velocidades o un nuevo cambio manual de cinco velocidades sumamente compacto para poder ser montado en posición transversal. Un detalle de este motor era su sonido ronco y fácilmente reconocible en el tráfico.

Otro aspecto en el que el Volvo 850 destacó fue en la incorporación de elementos de seguridad como el Whips o sistema antilatigazo cervical o el SIPS o sistema de protección contra impactos laterales a base de refuerzos en la base de los asientos delanteros capaces de desviar la fuera de un impacto lateral hacia un elemento de extrema rigidez situado bajo la consola central. De forma opcional se ofrecía incluso un asiento infantil integrado en el apoyabrazos trasero.

En un aspecto más técnico, el Volvo 850 contaba con doble circuito de freno con discos en todas las ruedas y un sistema de suspensión que mitigaba el hundimiento de la parte frontal en caso de frenazo para que si se producía un accidente todos los elementos de seguridad pasiva estuvieran a la altura idónea a la que mejor podían hacer su función: proteger. En el eje delantero contaba con un esquema MacPherson y en eje trasero con un nuevo sistema Delta-Link sumamente compacto que permitía al Volvo 850 contar con un buen volumen de maletero.

Otro detalle técnico muy práctico del Volvo 850 era que a pesar de tratarse de un vehículo de tracción delantera ofrecía un radio de giro de poco más de cinco metros, algo inaudito en una berlina de casi 4’70m y que aún hoy en día es difícil de encontrar incluso en coches de menor tamaño.

El último punto a analizar, el de su posicionamiento en el mercado, presenta también una serie de luces y sombras. Cuando fue lanzado allá por 1992 era un coche con un precio correcto en la línea de sus competidores más directos como podía ser el Alfa Romeo 164, Lancia Thema o Saab 9000 pero su equipamiento de serie era escaso y a poco que se quisiera equipar un poco el precio se acercaba a los de los BMW 5 E34 o Audi 100 C4. De hecho, a pesar de su precio, elementos como las llantas de aleación o el climatizar eran equipo opcional.

Al año siguiente de su presentación apareció la versión familiar Volvo 850 St.W. con una estética deportiva y muy elegante pero que no dejaba de ser otra vez una interpretación de las cuadradas líneas que caracterizaron a los familiares de Volvo durante la década de los 80. Cierto es que los pilotos de grandes dimensiones aportaban un toque fresco y dinámico a la carrocería del Volvo 850 St.W. pero revisada con detalle se repite el patrón: línea de cintura horizontal y amplia zona acristalada. Sin embargo había una gran diferencia: mientras que en los 700 y 900 el techo se mantenía horizontal, en el 850 había una leve caída final que envolvía ligeramente la luneta en su parte superior.

Coincidiendo con el lanzamiento de la carrocería familiar se lanzó una nueva versión denominada GLE y que contaba con el mismo bloque que el Volvo 850 GLT pero con sólo dos válvulas por cilindro y la potencia limitada a 140cv. En determinados mercados con características fiscales particulares el Volvo 850 GLE equipaba un bloque de dos litros, cinco cilindros y cuatro válvulas por cilindro que ofrecía 140 ó 144 caballos.

En 1994 se introdujo una tímida actualización estética que aportó un nuevo frontal con faros de doble parábola y diseño más estilizado, un nuevo volante y mejoras en los sistemas de seguridad como la doble barra de protección lateral en las puertas. Esta actualización se solapó en algunos mercados con la incorporación en la carrocería berlina de unos pilotos traseros más redondeados y visualmente unidos por su parte inferior lo que aligeraba en cierta medida la pesadez estética de la parte trasera de las berlinas.

Con esta actualización comenzó también la comercialización del Volvo 850 TDI con motor turbo diésel de inyección directa de origen Audi capaz de ofrecer hasta 140cv. No tenía la finura de los motores de cinco cilindros de sus hermanos de gasolina, pero permitió al Volvo 850 aumentar considerablemente sus ventas, que al fin y al cabo era lo que el fabricante esperaba.

Poco más tarde llegaron las versiones turboalimentadas T5 y T5-R capaces de otorgar hasta 250cv y permitir un comportamiento puramente deportivo a estas berlinas. Los modelos T5 contaban con una estética más cercada a la del resto de Volvo 850 pero los modelos T5-R mostraban un paquete aerodinámico de diseño bastante agresivo que lo hacía destacar entre el tráfico rodado, sobre todo en el caso de las unidades pintadas en un llamativo color amarillo.

En 1997 los Volvo 850 fueron profundamente actualizados y comercializados bajo el nombre de S70 y V70. Fue entonces cuando comenzaron unos años en los que el fabricante sueco parecía no tener muy claro el posicionamiento de sus modelos en la parte alta del catálogo. El modelo Cross Country comenzó a venderse como un modelo independiente, el V70 tuvo una segunda generación pero el S70 se descatalogó en favor del Volvo S60 lanzado en el año 2000. Dos años antes, en 1998, la serie 900 también se había descatalogado cuando se lanzó el Volvo S80 del cual no había versión familiar… En definitiva fueron unos años bastante complicados para Volvo que comenzaron con el lanzamiento del Volvo 850 y terminaron con un posicionamiento más lógico de los modelos 60, 70 y 80 tal como los conocemos hoy en día.

¿Fue entonces el Volvo 850 un coche revolucionario o sólo el inicio de una revolución constructiva en Volvo?

Etiquetas: Sedán, Volvo, Volvo 850
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