Corría la década de los 50 y Lotus, tras los Mk IV y Seven, lanzaba un coche de carreras de coste contenido pero prestaciones muy dignas, se llamaba Eleven y contó también con una versión para vías públicas cuyo objetivo era proporcionar a sus conductores las sensaciones que hasta aquel momento estaban restringidas a los grandes GT y deportivos de postín.
Era un coche muy sencillo pero de formas muy llamativas y atractivas. Tenía un pequeño motor de origen Ford de cuatro cilindros, 1,1 litros y 75 CV para la versión de carretera, que simplemente adoptaba lo necesario para poder circular legalmente, es decir, que añadía faros, intermitentes y un techo de lona extremadamente simple. Su tamaño era muy reducido provocando que los conductores cuya talla no era la estándar, terminaran mirando por encima del escueto parabrisas de plexiglás.
Tan sencillo vehículo dominó la escena durante la década de los 50 y logró meritorios resultados en competición y en las 24 Horas de Le Mans en 1956 y 1957. Se vendió en tres versiones: Le Mans, con un motor Coventry Climax y eje trasero De Dion; Club, con mismo motor y un eje trasero rígido; Sport, con motor Ford de válvulas laterales y eje trasero también rigido. Se fabricaron 426 unidades que eran capaces de alcanzar los 200 km/h.
En el Salón del Automóvil de Ginebra de 2007, Lotus quiso recuperar la esencia de aquel pequeño deportivo, sencillo, pero rápido y emocionante de conducir lanzando el Lotus 2-Eleven, donde el nombre indicaba que era la segunda edición, por decirlo de alguna manera, de aquel deportivo de los 50. Si bien el Lotus 2-Eleven era sencillo, sin complicaciones técnicas y tan divertido de conducir como el original, se trataba de un modelo muchísimo más evolucionado y caro que aquel, con el que solo tenía en común, a parte de la marca que lo firmaba, el poco peso, la aerodinámica y la sencillez técnica, pues el resto era totalmente diferente e incluía materiales exóticos como la fibra de carbono o tecnología como el control de tracción.
Al contrario que aquel primer Lotus Eleven, esta nueva reencarnación no nació como coche de competición, aunque sí disputó sus carreras y además, en España por ejemplo, no estaba homologado para circular por vías públicas, lo que hacía perder la esencia del modelo original en nuestro país. Además, el motor era un 1.800 firmado por Toyota sobrealimentado por compresor y 256 CV, que le permiten sobrepasar la barrera de los 250 km/h por muy poco.
2016 es el año de la tercera reencarnación del modelo con la llegada del Lotus 3-Eleven, pero que realmente comparte con el original la idea de la máxima ligereza y los logotipos de la marca, pues se trata de un coche muchísimo más evolucionado a todos los niveles, tanto técnica como mecánicamente. Evidentemente, esto último es lógico dado el tiempo que ha transcurrido entre uno y otro, pero me refiero a que el Lotus 3-Eleven no es un deportivo sencillo y económico, pensado para que sus conductores obtengan las máximas sensaciones, el Lotus 3-Eleven representa lo máximo dentro de la compañía británica y se posiciona como el Lotus de producción más rápido y caro fabricado hasta la fecha. Además, su denominación no sólo hace alusión a su condición de ‘tercer Eleven’, sino también a las unidades que serán fabricadas, pues solo saldrán a la venta 311 coches.
Encarna el lado más radical, extremista y deportivo de Lotus, con una carrocería que cuida al máximo la aerodinámica y la ligereza por igual, estando fabricada íntegramente con fibra de carbono. Su fabricación comienza el mes que viene, en febrero, y se ofrecerá en dos versiones: Road, legal para su circulación por carretera y Race, destinada únicamente a los circuitos. En esta ocasión, al Road si está homologada para su circulación por las vías públicas españolas, además de para toda Europa y países asiáticos, dejando para el resto de zonas únicamente la versión de carreras.
Ambas se distinguen, principalmente, porque la versión de circuitos, además de ser solamente monoplaza, tiene una carrocería cuya carga aerodinámica es algo mayor (215 kg a 240 km/h frente a 150 kg), su caja de cambios es secuencial con levas en el volante, monta barras estabilizadoras regulables, suspensiones Öhlins también regulables y neumáticos Michelin Pilot Super Cup 2 de carreras. Los dos comparten motor, un V6 de 3,5 litros fabricado por Toyota que gracias a un compresor Eaton entrega 410 CV en el Road y 460 CV en el Race. El peso también difiere, quedándose en 925 kg y 890 kg para uno y otro.
No hay diferencias en chasis, compartido por ambos y fabricado con aluminio, ni en el esquema de suspensiones, ni en el diferencial autoblocante Torsen por poner algunos ejemplos. Ambos se entregan como monoplazas y cuenta con la opción de poder adquirir un ‘tonneau’ rígido para tapar el hueco a la derecha, pudiendo el Road adquirirse con asiento para copiloto.
Los precios, siempre para el mercado británico y sin impuestos, parten de las 68.750 libras para el Lotus 3-Eleven Road y de las 97.083 libras para el Lotus 3-Eleven Race, algo menos de 90.000 euros para el primero y unos 127.000 para el segundo.
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