Esta pasada semana se celebraba en Oxford, la sede productiva de Mini, una importante efeméride: el 15 aniversario desde su regreso bajo el paraguas de BMW. El 26 de abril de 2001 tenía lugar el pistoletazo de salida de esta nueva y triunfal era para el icónico automóvil británico, con la salida de la línea de producción de Oxford de la primera unidad del resurgido Mini.
En ese momento, pocos imaginarían el éxito que se lograría alcanzar con este renacer del Mini, ni tan siquiera la propia BMW, ya que sus previsiones de venta poco tardaron en quedarse cortas. Esta realidad ha exigido que el fabricante se encuentre inmerso en un proceso de mejora continua, incluyendo fuertes incrementos en las necesidades de personal para sus plantas, además de importantes inversiones.
Concretamente ha pasado de tener inicialmente 2.400 empleados a contar actualmente en su plantilla con 4.500 personas, mientras que la inversión del grupo BMW en las distintas factorías de Reino Unido supera ya los 1.750 millones de libras. La unión de todos estos factores hace posible que de las líneas de producción salgan cada día 1.000 vehículos al día, con destino a más de 110 países de todo el mundo. Con estas cifras de vértigo no es extraño que en esta nueva etapa ya se hayan superado los 2,5 millones de unidades producidas.
No podemos olvidar que detrás de toda esta evolución se encuentra un inestimable trabajo en materia de innovación de producto, con el que pasar de ofrecer inicialmente un único modelo en 3 o 5 puertas, a configurar en la actualidad una completa gama en la que encontramos automóviles tipo SUV, como el Countryman, descapotables, como el Mini Cabrio, además del práctico Clubman o del siempre sorprendente coupé Paceman. Compartiendo todos ellos su imagen desenfadada, su conducción dinámica, y su enfoque Premium.