Un OPC “contagiado con la rabia”
El Astra OPC Extreme se ha desarrollado en el viejo trazado Nördschleife de Nürburgring. Además se ha tomado como base la versión Cup de competición, de la que equipa gran parte de su tecnología únicamente de circuito, para trasladarla también a la calle.
El
propulsor es un 2.0
turbo de cuatro cilindros fabricado completamente en
aluminio, que rinde nada menos que 300
CV; potencia que es transmitida mediante una
transmisión manual de 6 velocidades a las ruedas delanteras. Para asegurar un buen agarre al
asfalto, el OPC Extreme dispone de un diferencial autoblocante y unos neumáticos desarrollados especialmente para este modelo con medidas 245/35 montados sobre llantas de
carbono de 19 pulgadas.
Los frenos utilizados para detener esta máquina son de la marca Brembo con pinzas de seis pistones, equipando en el eje delantero discos de 370 mm.
Los muelles y amortiguadores son ajustables, por lo que los conductores que tengan el placer de conducirlo podrán variar la dureza y la altura de la suspensión a su gusto como en un vehículo “puro” de competición.
Los ingenieros de
Opel Performance Center han conseguido rebajar el peso 100 kilos respecto a un OPC convencional, lo que se traduce en un
centro de gravedad más bajo y una agilidad mucho mayor. Para conseguir esta reducción de peso, el Extreme se ha equipado con materiales ligeros y muy resistentes como la fibra de carbono en múltiples partes del vehículo y el aluminio, utilizado en los paragolpes.
En el interior, nos encontraremos dos asientos baquets de la firma Recaro, cinturones de seis puntos y una jaula de seguridad. El volante está reforzado con fibra de carbono con pespuntes decorativos en color amarillo.
Si la reacción de público y clientes es positiva, Opel producirá una serie limitada de este Astra OPC Extreme.