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Opel Crossland X: a prueba el crossover alemán de Figueruelas

Por Carlos Antón Adán
 
 
Los B-SUV se han convertido en una de las opciones más elegidas en la actualidad por aquellos que buscan estrenar coche, ya sea para estrenarse en el mundo del automóvil, o más aún para dar relevo a berlinas con bajas posiciones de conducción y longitudes no tan prácticas para el día a día.
 
Muchos han sido los modelos que han llegado en 2017 a este segmento tan aclamado en los últimos tiempos. Egoístamente, por su reflejo en la economía nacional, uno de los que más nos pueda llegar a interesar es el Opel Crossland-X, que junto al Renault Captur, al SEAT Arona y al Citroën C3 Aircross completa el cuarteto de B-SUV´s made in Spain.
 
 
Centrémonos en el verdadero protagonista de esta prueba, el Opel Crossland-X. El modelo de la firma alemana ha llegado al mercado este 2017 para dar un relevo eficaz al Opel Meriva, firmando así la sentencia de muerte de otro monovolumen más. El nuevo Crossland-X promete ofrecer una buena dosis de practicidad, heredada del Meriva, complementándola con una estética sobreelevada muy actual, y dotando al modelo de lo último en equipamiento tecnológico.
 
Con una longitud de 4,21 metros, el nuevo Opel Crossland-X se sitúa en la parte alta del segmento B, quedándose apenas a 5 centímetros del Mokka X, su hermano mayor. A pesar de sus dimensiones, está muy en la línea de sus rivales, ofreciendo coloridos acabados bitono para su carrocería y una estética muy campera, pese a no disponer de tracción 4x4 en toda la gama.
 
 
Una gama que se encuentra dividida en 3 diferentes niveles de equipamiento: Selective, Excellence y Ultimate. De tal manera se cubren todas las expectativas del público en cuanto a equipamiento, mientras que en términos mecánicos se puede elegir entre dos opciones diésel de 99 y 120 CV, y tres gasolina de 82, 110,  y 130 CV, todas ellas de origen PSA.
 
Bajo esta atractiva silueta encontramos un interior bastante amplio. Las plazas delanteras cuentan con una gran ergonomía y amplio confort. Factores a los que sin duda contribuyen los asientos AGR disponibles para el modelo. La terminación en esta zona del habitáculo es correcta, aunque notamos en falta una regulación en altura para los cinturones, y longitudinal para el reposabrazos central.
 
 
La tecnología reina en el interior de este Opel Crossland-X. El SUV puede disponer de una carga tecnológica de referencia en la que no faltan ni un head-up display, ni un completo sistema infotianment Intelillink con navegación y conectividad Opel OnStar, además de diversos sistemas de ayuda a ala conducción.
 
El espacio en la zona trasera es bastante generoso en inicio. Decimos en inicio ya que se puede incorporar una banqueta posterior con regulación longitudinal que nos permitirá ampliar el maletero de 410 a más de 500 litros siempre que renunciemos a espacio para las piernas de los pasajeros traseros. La anchura de estas plazas traseras, por el contrario, no es tan generosa, quedándose algo justa para 3 personas.
 
 
Tras analizar en detenimiento el interior, es hora de ponerse al volante. Para esta prueba disponemos de una unidad con el equipamiento intermedio, Excellence, y la mecánica gasolina turbo de 110 CV, 1.2 litros y 3 cilindros., en su versión con cambio manual de 5 velocidades, pudiéndose relacionar opcionalmente con una caja automática de 6 velocidades.
 
El comportamiento dinámico en carretera es muy correcto. Su suspensión tiene un tacto agradable, pisando muy bien sobre los firmes recurriendo a un esquema tradicional con suspensión tipo McPherson en el eje delantero y eje semirrígido en la parte trasera.
 
 
La mecánica de 110 CV cuenta con una respuesta más que suficiente para el día a día de una gran parte de los potenciales usuarios del modelo. Si somos de los que necesitamos un aporte extra de fuerza para adelantamientos y recuperaciones, quizá sea necesario que demos el salto al 130 gasolina o incluso el 120 diésel.
 
Si hablamos de consumos, durante la prueba y realizando un régimen de conducción exigente logramos promediar 7,1 litros a los 100 km. Un registro que nos indica que en un régimen más convencional nos permitiría movernos en el entorno de los 6,5 litros, muy correctos para un coche que presenta cierta altura respecto al suelo y recurre para su movimiento a una mecánica gasolina de este nivel de potencia.
 

Puedes ver la prueba completa en vídeo pulsando el play

 

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Publicado el: 31/12/2017
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