Siempre se ha dicho que un coche clásico tiene alma, que son automóviles puros y sin artificios electrónicos que contaminen la experiencia al volante. Y no podemos más que darle la razón cuando te das cuenta que las mayores novedades y los mayores adelantos en muchas ocasiones son principalmente de carácter electrónico que en muchas ocasiones, interfieren en las sensaciones de conducción, aunque también es verdad que eso a la mayoría de los mortales no les importa, no son aficionados y solo buscan un medio de transporte que cuantas más pijadas tenga, mejor, más podrán chulear entre los amigos y familiares. Y esto, lo he vivido en mis propias carnes. Por eso cuando aparecen restauraciones de vehículos clásicos como la que nos ocupa, se hacen casi virales entre los aficionados; los clásicos, deportivos principalmente, representan la pureza en la conducción, sin nada que intervenga entre conductor y máquina. También hay otros apartados que hacen de una restauración toda una noticia, como bien puede ser las unidades fabricadas, el palmarés o la marca que firma el modelo, cosas todas ellas presentes en nuestro protagonista. Así que estamos ante un deportivo clásico firmado por una marca de renombre, del que se fabricaron pocas unidades y además, tiene un palmarés con mucha historia, tanto como son participaciones en carreras como la Targa Florio, las 12 horas de Sebring o incluso una victoria en las 24 Horas de Le Mans.
Hay quien dice que hay algo mágico en las restauraciones, lo que denota el romanticismo con el que a veces, se envuelve el mundo del automóvil clásico, pero una restauración no tiene nada de mágico, es sucia, complicada y cara, muy cara, sobre todo cuando el coche está en malas condiciones y es de una marca de renombre. Condiciones que nuevamente se dan en el protagonista de las fotos, uno de los 24 Porsche 911 2.5 S/T fabricados en los 70. Para ser más exactos hay que decir que se fabricó en 1971 y comenzó sus días como un Porsche 911 2.4 S de calle sin nada especial, pero fue la propia Porsche, que a través de su división de competición transformar el modelo a especificaciones del Grupo 3 por petición de un adinerado cliente estadounidense, Michael ‘Mike’ Keyser, con el objetivo de competir en toda una serie de carreras y campeonatos como las 24 Horas de Le Mans o los 1.000 km de Nürburgring. Se pagó por la unidad protagonista nada menos que 46. 980 marcos alemanes, un dineral para aquella época y compitió finalmente en diversas carreras llevándose el triunfo en su categoría en las 24 Horas de Le Mans de 1972.
Mike vendió el coche tras esto y el siguiente propietario también lo empleo para competir, aunque quizá por falta de experiencia, por falta de habilidad o mala suerte, sufrió varios accidentes dejando en uno de ellos el chasis doblado, que según los especialistas de Porsche Classic, fue reparado de forma poco profesional. Tras ese accidente y todavía en la década de los 70, fue dado de lado hasta que Porsche lo encontró y se lo recompró a su propietario en un estado totalmente lamentable; había óxido por todas partes, faltaban partes de la carrocería y otras se habían convertido a lo que se llamaba ‘G Model’, el techo estaba hundido, los asientos ni siquiera merecían ese nombre y en definitiva, sólo una empresa como Porsche se habría atrevido a resucitar un coche así. Su estado eran tan desastroso, que han necesitado de dos años para volver a dejarlo como se ve en las fotos. Hubo que fabricar un nuevo depósito de gasolina, así como algunos elementos de la carrocería, el motor se desmontó, el techo se fabricó de nuevo, se eliminó todo el oxido a conciencia y posteriormente, se recubrió todo contra la corrosión con un galvanizado igual al usado en los Porsche actuales, lo que le asegura otros 100 años de vida como poco, pues el coche será expuesto en el museo oficial de la marca y no estará muy expuesto a las inclemencias.
Los clásicos forman parte de la historia de la automoción, una de las industrias más importantes del mundo y eso en Porsche lo saben, por eso son tan escrupulosos con la originalidad a la hora de restaurar un modelo siendo este Porsche 911 2.5 S/T una clara muestra de ello.
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