El Skoda Octavia RS es la versión más picante de la gama. Disponible tanto en berlina como con carrocería Combi, estas variantes de corte deportivo ofrecen mayores prestaciones y sensaciones al volante. Para ello se remata con una estética algo más emotiva, incrementa la potencia de sus motores y ajusta el chasis para adecuarlo a unos niveles de rendimiento sobresalientes. Hemos probado a este pura sangre con piel de coche de calle, ya que puede pasar totalmente desapercibido. Digamos que la 'procesión va por dentro'.
Las siglas RS se introdujeron en el año 2000 en Skoda y desde entonces han ido incrementando su popularidad año tras año. En el caso del Octavia significan hasta un 13 por ciento de sus ventas, algo a tener en cuenta. El alma de esta gama son sus propulsores. Presenta dos opciones, una de gasolina 2.0 TSI que incrementa la potencia hasta los 230 CV (10 más que antes) y el par hasta los 350 Nm entre 1.500 y 4.600 rpm. Disponible con cambio manual o DSG de seis marchas, la velocidad está limitada a 250 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 6,7 segundos, unas prestaciones que dejarán de ser la referencia cuando llegue el nuevo Skoda Octavia RS 245, con 15 CV más, el próximo mes de junio.
Menos prestacional, pero con una mejor relación entre rendimiento y consumo, la variante RS diésel apuesta por un propulsor 2.0 TDI con 184 caballos de potencia y 380 Nm desde 1.750 vueltas que es capaz de 'llevar' al conjunto hasta los 232 km/h de velocidad punta y acelerar de 0 a 100 km/h en 7,9 segundos, homologando un consumo medio de sólo 4,5 litros cada 100 kilómetros. Como la variante de gasolina dispone de cambio manual o DSG, pero añade el atractivo de contemplar la tracción total si se desea, siempre asociada a la transmisión automática de doble embrague DSG.
El chasis también ha sufrido una serie de modificaciones. Con respecto al resto de la gama Octavia se ha rebajado la altura del conjunto 15 milímetros y se ha ensanchado la vía trasera 38 milímetros para dotar al conjunto de mayor aplomo. También los frenos han sido revisados y destacan las pinzas en color rojo. Puede montar unas novedosas llantas de 19 pulgadas, aunque las de serie son de 17. Asimismo se actualizan algunos parámetros del bloqueo electrónico del diferencial XDS+, de la dirección progresiva, de la suspensión adaptativa DCC, del control de estabilidad y de los diferentes programas de conducción disponibles (Normal, Eco, Sport e Individual). Además presume de un generador de sonido de alto rendimiento opcional que hará las delicias de los más forofos a la hora de correr.
Su estética también presume de detalles específicos. El paragolpes delantero está rediseñado y presenta unas tomas de aire más generosas, la rejilla frontal goza de sello propio, al igual que los faros y los pilotos traseros. Los cambios provocan un incremento de cuatro milímetros en su longitud, hasta los 4,698 milímetros. Por su parte el interior cuenta con un cuadro de mandos diferente al incorporar una pantalla Maxi-DOT en color y los asientos, de corte más deportivo, se rematan en Alcántara.
Vamos a lo que interesa. Comenzamos nuestra prueba con la versión de gasolina manual. Activamos el modo Sport y es una gozada escuchar el sonido del motor al hundir el pie en el acelerador. En este caso la diferencia entre el modo Eco y el Sport es mucho más evidente que en otros modelos rivales. El propulsor empuja con ganas desde apenas 1.500 rpm y sube de manera progresiva y constante hasta las 6.700, momento en el que nos vemos obligados a cambiar. El movimiento de la palanca es preciso y sólo el tacto del pedal del embrague, con demasiado recorrido, es el aspecto que menos nos gusta. Lo cierto es que va como una tabla, sin apenas balanceos de la carrocería, pero no estamos dispuestos a jugarnos los puntos del carnet, así que nos reservamos para la prueba en circuito.
En este escenario nos ponemos al volante de la versión Combi con motor diésel, caja DSG y tracción total. En un trazado muy revirado nos sorprende la capacidad de reacción de esta versión. Con la electrónica desconectada, el control de estabilidad en modo Sport, al igual que el cambio y la suspensión adaptativa, se produce una especie de tormenta perfecta. Corre mucho, tracciona bien, la dirección no duda y en cinco vueltas lanzadas a un fuerte ritmo no nos hace ningún extraño. Incluso los frenos no han dado síntomas de fatiga claros, aunque el trazado no era demasiado exigente en este sentido. Es cierto que en fuertes aceleraciones a las salidas de las curvas no goza de la eficacia de su hermano RS de gasolina, pero en las zonas viradas la tracción total vuelve a equilibrar en parte las diferencias.
A continuación probamos la eficacia de la electrónica sobre un eslálom de conos y sólo cuando la velocidad acaricia los 60 km/h el vehículo comienza a perder las formas en los cambios de apoyo. Asimismo comprobamos la eficacia del sistema Launch Control, que optimiza la aceleración desde parado, un asistente sólo disponible con el cambio DSG. Para ello activamos el ESC en modo Sport, desconectamos el sistema Start/Stop, accionamos el modo Sport, hacemos lo propio en el cambio, pisamos el freno con el pie izquierdo y aceleramos a la vez a fondo con el derecho. Tres segundos después soltamos el freno y el vehículo sale como un cohete sin perder tracción, de una manera limpia y superefectiva. Ya sé que alguno estará pensando en probarlo en los semáforos, pero está enfocado claramente para circuitos.
La gama Octavia RS nos permitirá realizar, asimismo, un ajuste individual en el selector de modos de conducción, modificando los parámetros de la dirección, del cambio DSG, del acelerador, en la electrónica del control de estabilidad y tracción y en la suspensión.
No es el único guiño tecnológico. En materia de seguridad el Octavia RS incorpora sistemas como una frenada de emergencia autónoma que ahora también reconoce a los peatones, un control del ángulo muerto generado por los retrovisores, una alerta de tráfico cruzado en la zaga o un práctico asistente para maniobrar con el remolque. Conserva otros como una alerta de cambio involuntario de carril, un control de crucero adaptativo, un sistema de aparcamiento autónomo, luces de carretera inteligentes, un asistente que reconoce las señales de tráfico o un detector de la fatiga del conductor, entre otros.
Asimismo, se incrementa la dotación en materia de infoentretenimiento con cuatro nuevos sistemas. Skoda Connect permite disfrutar de servicios móviles online, tanto de información como de asistencia, y los ocupantes disfrutarán de conexión wifi en el interior.
La gama más emotiva del Octavia no renuncia a la gran habitabilidad, confort y capacidad del maletero del resto de la familia. Tampoco a los detalles prácticos Simply Clever que contemplan elementos como un soporte en la consola central que permite abrir una botella con una sola mano, un volante calefactado, mesas plegables en los respaldos de los asientos delanteros, dos puertos USB en las plazas posteriores o una linterna extraíble en el maletero que se recarga automáticamente.
PRECIOS
Octavia RS 2.0 TSI 230 CV 32.460 euros
Octavia RS 2.0 TSI 230 CV DSG 34.080 euros
Octavia RS 2.0 TDI 184 CV 31.830 euros
Octavia RS 2.0 TDI 184 CV DSG 4x4 35.340 euros
Octavia RS 2.0 TDI 184 CV DSG 33.490 euros
Las versiones Combi tienen un incremento de precio de 980 euros.
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