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Smart Fortwo 52 Pure

Tres son multitud

Aparentemente con problemas financieros después de obtener poco éxito comercial, la marca Smart ofrece, sin embargo, la verdadera solución a muchos de los problemas que afectan al tráfico. Lástima que las administraciones no les otorguen más apoyos y que los usuarios no los tengan en mayor consideración.

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Ese gran porcentaje de carga emocional que todavía que todavía desprende la compra de un automóvil es, posiblemente, el gran responsable de que el Smart, en vez de despacharse, hay tenido que venderse con cuentagotas en los concesionarios de la marca. El sueño de un visionario que se dedicaba a los relojes -fue una apuesta personal del mismo empresario que creó la marca Swatch-, el coche más pequeño de cuantos pueden presumir de ser un verdadero automóvil está lejos de haber sido un éxito comercial. Lo peor del caso es que se trata de una buena solución a los muchos de esos problemas que a día de hoy parecen ser imposibles de resolver (atascos, polución, espacio).
En menos de tres metros de distancia se aglutinan tal cantidad de ingeniosas innovaciones que resulta difícil no sorprenderse cada vez que uno asimila la complejidad de un automóvil tan aparentemente sencillo. Para situar al connductor y al acompañante cómodamente, el habitáculo ocupa,prácticamente, la totalidad del coche. En la parte delantera, al ir a levantar el capó, no encontontramos nada. Es más, no se levanta, si no que se quita, y es una tapa de plástico que puede cambiarse por otra de diferente color en cualquier momento. El motor está atrás, al igual que la tracción, mandando la potencia a las ruedas de mayor tamaño que las delanteras, a través de un cambio manual robotizado.

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Con 750 kilogramos de peso, el Smart está impulsado por un pequeño tricilíndrico de gasolina con suficiente soltura para desenvolverse tranquilamente por cualquier ciudad e, incluso, realizar pequeños desplazamientos interurbanos. Al principio, al subirse al pequeño modelo y arrancar, sus particularidades nos hacen sentir un poco ridículos pero con el paso de los kilómetros, el reducido tamaño parece una extensión de nosotros mismos; cualquier hueco es bueno para aparcar, el cansancio al cambiar de marcha es inexistente, la maniobrabilidad no tiene parangón en el mundo de las cuatro ruedas, y la limitación del espacio en el habitáculo sólo se hace patente si queremos llevar bultos o se presenta de repente más de un acompañante.
Con la nueva generación desaparecieron además, algunas características poco atractivas del modelo inicial como, por ejemplo, el engorroso sistema de arranque, que requería realizar una compleja serie de acciones para poner el motor en marcha. Ahora, basta con girar la llave hasta la posición de encendido. La corta palanca de cambios permite un uso completamente automático o manual y, a pesar de que no es un dechado de rapidez en manejo manual, cumple con su cometido de manera bastante satisfactoria al situarla en automático.
En el interior, considerando su limitado espacio, encontramos que el pequeño maletero puede ampliarse con la curiosa solución de la tapa trasera de tal modo que, por ejemplo, se pueden guardar la documentación y los triángulos para despejar espacio (poco, claro) para otra impedimenta. Olvidaros de los milagros, nadie podrá hacer una mudanza en un Smart pero, si quieres un coche para desplazarte por la ciudad, esta marca debería ser, sin duda, tu primera opción, sobre todo si eres de los que piensa que dos son compañía y tres... multitud.

Etiquetas: smart, smart fortwo
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Publicado el: 13/02/2008
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