En enero del 2012, durante el Salón del Automóvil de Detroit, Volkswagen presentó la nueva versión del Volkswagen Jetta, basado en la séptima generación del Volkswagen Golf. Con una carrocería de 4,64 metros de largo y un maletero de 510 litros, el Jetta es de esas carrocerías sedán actuales que sobrepasan claramente en tamaño a lo que hace pocos años eran las berlinas medias aunque actualmente se trate de las versiones (más o menos parecidas) de los modelos compactos de sus respectivas marcas.
En el caso del Jetta el nuevo modelo incluye motorizaciones no presentes anteriormente pero que son conocidas del grupo Volkswagen, como es el caso del motor 1.2 TSI en su versión de 105 CV o un particular híbrido que une la mecánica 1.4 sobrealimentada mediante turbo y compresor mecánico con un motor eléctrico. Aunque este último, al menos de momento, no está disponible en España. En gasolina también existen el bloque 1.4 TSI en versiones de 140 y 160 CV así como un dos litros TSI con 211 CV de potencia máxima. Para las mecánicas diésel se recurre al bloque 1.6 TDI de 105 CV y al 2.0 TDI con 140 CV de potencia.
Todos los motores disponen de cambio manual de seis relaciones salvo la versión híbrida, que de serie monta el cambio robotizado de doble embrague DSG y siete marchas que también está disponible como opción en el resto de mecánicas salvo en el 1.2 TSI y en las versiones más potentes diésel y gasolina, pues en ambos casos el mayor par motor que proporcionan obliga a montar la versión de seis relaciones del cambio DSG.
En el caso de la unidad probada estamos ante el 1.4 TSI DSG de 160 CV de potencia máxima y que, a pesar de lo comentado anteriormente acerca de sus similitudes con el Golf, es un modelo que, al menos a nuestro juicio, dispone de identidad propia. Y no lo decimos únicamente porque su batalla (distancia entre ejes) sea siete centímetros mayor que aquél -que también- sino porque estéticamente nos parece suficientemente diferenciado y posee una línea propia que lo hace incluso parecerse a su hermano mayor, el Volkswagen Passat.
Con esta mecánica la suavidad de marcha es una de las características básicas. A pesar de contar con un motor que combina la sobrealimentación por turbo con la proporcionada por un compresor mecánico, este Jetta no parece tener carencias de potencia a bajos regímenes como sí ocurría con las primeras versiones de 170 CV del mismo motor que se presentaron hace unos años, contando sin embargo con unas cifras de consumo y prestaciones bastante aceptables. Cuando decimos aceptables significa que no estamos ante un caza récords, pues realizando una conducción decidida podemos rondar los nueve litros de media que, sin ser una barbaridad, no le permiten codearse con los mejores en este sentido.
Una de los grandes culpables del buen funcionamiento ofrecido por el modelo es sin duda la caja de cambios pilotada de doble embrague. El acoplamiento contínuo a la mecánica hace que las transiciones de una a otra marcha sean prácticamente imperceptibles por parte del conductor, realizándose además con una celeridad impensable en cualquier cambio automático con convertidor de par que no sea radicalmente deportivo. La presencia de levas en el volante mejora además las posibilidades de uso del vehículo, pues los conductores que buscan sentir más la conducción pueden marcar los cambios mediante dichas levas y tener la posiblemente errónea sensación de que ellos manejan la mecánica mejor de lo que lo haría la caja de cambios en posición automática pero... ¿a quién le importa quién lo haga mejor? Un sentimiento no siempre coincide con la razón.
En cuanto a la seguridad activa proporcionada por el vehículo nos encontramos ante uno de esos modelos que pasan totalmente desapercibidos precisamente por el buen comportamiento general del conjunto. Dotado de falso McPherson con triángulo inferior en el eje delantero y sistema multibrazo en el trasero, el Volkswagen Jetta ofrece gran aplomo en vías rápidas y buen guiado y confort en carreteras más lentas y viradas, cumpliendo más que de sobra con lo esperado en un automóvil de sus características.