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Volvo V40, prueba dinámica

Creado para sustituir nada menos que a tres modelos anteriores (V50, S40 y C30) el Volvo V40 se presenta por primera vez en el Salón de Ginebra 2012 con la intención de hacerse un hueco entre los compactos premium. Entre los argumentos que esgrime para conseguir su objetivo está una longitud destacable de nada menos que 4,37 metros para una batalla de 2,65 metros. A pesar de ello la habitabilidad no es el principal punto fuerte del modelo, aunque este es un tema que trataremos en nuestros habituales análisis de interiores. Mecánicamente los motores se quedan todos en cuatro cilindros salvo las especiales versiones T5, que apuestan por cinco cilindros y una tracción a las cuatro ruedas exclusiva, pues a pesar de su aspecto el acabado Cross Country no implica tracción total.

Volvo V40 Cross Country


Una de las particularidades del nuevo Volvo compacto está en que todos sus motores, ya sean de gasolina o diésel, disponen de sobrealimentación mediante turbo, una característica por otra parte cada vez más extendida debido a que dicha tecnología permite reducir cilindrada mejorando prestaciones y bajando consumos y por tanto emisiones de CO2. Vamos, todo un canto a la moda del downsizing. Desde un motor de 1,6 litros y 150 CV pasando por versiones de 180 y más de 200 CV, el único propulsor que eleva su cilindrada más allá de los dos litros es el 2.5T de 254 CV de potencia máxima presente en el T5, y todo lo anterior en gasolina, pues los diésel, denominados D2, D3 y D4 cuentan con bloques de 1,6 litros para el más pequeño y dos para los mayores, con potencias de 115, 150 y 177 CV respectivamente.
 
Volvo V40

En MotorGiga hemos tenido acceso a la motorización D2 con cambio manual de seis relaciones y al D4 con cambio automático y también seis marchas. El primero de ellos combinado con la carrocería Cross Country mientras que el segundo era el V40 "normal". Entre las diferencias de las versiones Cross country están los aditamentos estéticos exteriores, una mayor altura al suelo y también unos neumáticos de mayor perfil combinados con llantas más pequeñas y un grupo final de la caja de cambios diferente. Salvo por lo referente a los cambios estéticos, las variaciones comentadas tienen su lado positivo en la circulación por campo, pues con los neumáticos de mayor perfil es posible circular con mayor confort y seguridad por zonas abruptas mientras que el uso de los mismos requiere los comentados cambios en la transmisión para conseguir unos desarrollos finales similares a la versión normal y adaptarse así a las prestaciones de sus mecánicas.
 


A bordo del Volvo V40 Cross Country D2 hemos comprobado que el manejo del cambio es muy acertado, ya sea por la disposición del mismo en el habitáculo, cercano al conductor, como por la suavidad y rapidez de las inserciones. El tacto del volante se une a la buena respuesta mecánica y del chasis para proporcionar unas sensaciones de uso casi deportivas aun cuando se trata de la versión sobreelevada que, por pura física, dispone de un centro de gravedad más elevado y por tanto debería contar con mayores inclinaciones de la carrocería. Pero el V40 tiene en su comportamiento dinámico una de sus grandes bazas, y si a un Volvo la seguridad pasiva se le supone, en el caso de este compacto su comportamiento nos lleva a indicar que la seguridad activa es también una característica más que reseñable del modelo. Con una suspensión delantera de triángulos superpuestos y un eje multibrazo trasero, la pisada del V40 es fiel a las indicaciones del conductor ya sea en la versión Cross Country como en la normal.

Las mayores diferencias entre ambos modelos las hemos encontrado en la diferente respuesta de sus mecánicas. Aunque las diferencias de cilindrada y potencia son sustanciales, el funcionamiento del cambio afecta mucho más a la percepción final que reciben conductor y acompañantes. En el D4 se puede percibir claramente una respuesta del motor mucho más inmediata, pero ésta queda muy amortiguada por la presencia de un cambio automático con convertidor de par que "mata" al motor con un funcionamiento más lento del esperado. Así, un buen conductor a bordo del D2 con cambio manual podrá plantar cara sin muchos problemas a otro con el D4 y, además, lo hará consumiendo claramente menos, pues la diferencia real de consumo entre uno está en torno a los dos litros, con un D2 que se sitúa fácilmente en los 6 litros y un D4 que difícilmente baja de los 8. Esta circunstancia no debe ser en absoluto desconocida para la marca, que anuncia unos consumos claramente diferenciados entre la versión manual y automática del D4.

En definitiva, no creemos que el Volvo D4 haya roto con antiguas creaciones de la marca en cuanto a comportamiento por la sencilla razón de que ya las últimas generaciones hacían gala de un chasis muy afinado (sobre todo a partir de la llegada al mercado del primero S60), lo que sí hace es convertirse por méritos propios en una alternativa real y muy a tener en cuenta frente a modelos asentados como el Audi A3 y BMW Serie 1 o recién llegados, como es el caso del Mercedes Benz Clase A (Mercedes-Benz A Class).

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Publicado el: 10/01/2014
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