Un centenar de empleados de Renault ING Team F1, serán despedidos a lo largo de estas próximas semanas. En su mayoría serán empleados de la factoría de motores y, el resto, pertenecientes a la nómina de la sede central de este equipo en Gran Bretaña. Y no solo el equipo Renault aplicará este importante recorte de activos humanos, sino que otros equipos también han realizado ya sus propios ajustes humanos con el único objetivo de optimizar sus recursos y mantenerse “vivos”, al menos a lo largo de esta temporada.
Así, la F1 como otras grandes -o no tan grandes- empresas del sector del automóvil, se ajusta a los nuevos tiempos y también a los nuevos reglamentos impuestos para este año, en los que destacan unas medidas de ahorro como limitaciones en el apartado aerodinámico, menos jornadas de pruebas entre carrera y carrera, así como también la congelación en el desarrollo de los motores; medidas todas ellas que obligan a los equipos a prescindir de un tipo de personal que, hasta la fecha, se dedicaba exclusivamente a estas labores.
También me cuentan que los equipos han prescindido de viajar en “preferente”, y lo harán en clase “turista”. Que habrá menos personal de “servicio” (cocineros, camareros, etc.…) y que las estancias se acortarán en una o dos jornadas en cada G.P., ahorrando un buen pellizco en hoteles. Vamos, que la F1, no por “querer” sino por “necesitarlo”, se convertirá en una actividad más cercana al mundo de los “mortales” que al Olimpo de los dioses…
En cuanto a sueldos, me dicen, que en muchos equipos; ingenieros, técnicos y personal cualificado, voluntariamente…, ha aceptado –frente a esta crisis económica- un recorte sustancial en sus retribuciones mensuales. A los que no les afectan estos recortes presupuestarios, es a los pilotos, a los que de momento se les respetan los contratos vigentes.
Esta nueva situación –nueva en la F1, pero habitual en otras empresas- hace que surja con interés, la figura del “becario”; ese aprendiz de profesional que por aquello de “aprender” cobra (sí cobra) una tercera parte de lo que percibe un “no becario” por desarrollar la misma función… ¿me explico?
La figura del “becario de la F1” -su perfil- puede ser más o menos este: Joven o no (que más da la edad cuando se trata de cobrar mucho menos…) Si se trata de un piloto novel (de estos hay un montón en GP2, World Series y F3 con ganas de subirse a un F1…) quizá incluso pilote sin cobrar… Si se trata de un ingeniero, quizá trabaje a cambio de un simple plato de lentejas… Si estamos hablando de un mecánico cualificado, como se convertirá en “becario”, antes de quedarse sin empleo, no se le considerará “cualificado” con lo que hará el mismo trabajo, pero cobrando… otro plato de lentejas…
En los medios de informacion, el “becario”, es un ser imprescindible en estos momentos. Se le cargan todos los marrones y se le exige destreza, puntualidad, honestidad, capacidad de trabajo (o lo que es lo mismo: servilismo) y, a cambio, se le “enseña a ser periodista...” y, muy rara vez, se le abona un mísera cantidad de dinero. Y todo ello bajo el lema de: “… aquí aprenderás los entresijos de tu profesión y, además, no te va a costar ni un euro…” Y van, y se lo creen…
En la F1 va a pasar, más o menos, lo mismo, y los primeros en notarlo serán los nuevos pilotos, a los que ya no se les firmarán contratos millonarios, como los actuales (léase Raikkonen, por ejemplo…) sino contratos laborales acordes a los nuevos y “empobrecidos” tiempos que nos está tocando vivir. Y ello (lo de los pilotos) redundará negativamente en otros sectores económicos, ya que los nuevos pilotos ya no podrán cambiarse de yate cada año, ni comprarse un helicóptero, ni un jet, ni una casa en Suiza, y otra en Montecarlo.
Efecto dominó, le llaman a esto…