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Prueba Opel Astra 1.4T 140 CV

La nueva generación del Opel Astra ha recibido unas variaciones con respecto a su predecesor que lo convierten en un coche totalmente distinto. El nuevo Opel Astra es mucho más satisfactorio para quienes disfrutan al volante. La nueva generación del compacto de **opel** es un vehículo que aporta virtudes para aquellos que afrontan la compra de un coche como algo más que la necesidad de cubrir una simple necesidad.

El puesto de conducción del nuevo Opel Astra mejora considerablemente al ofrecido por su antecesor. No sólo lo hace en diseño, sino también en aspecto, materiales y equipamiento. En el caso del motor 1.4 turbo en la Versión que nos ocupa, el cambio es manual de seis relaciones, e incluye el gatillo para la marcha atrás. Esta característica nos pareció negativa en el Insignia que probamos ya hace tiempo debido a que resultaba habitual pellizcarse los dedos en su accionamiento. Desconocemos si es porque se ha variado o porque nos hemos acostumbrado a su uso pero, a decir verdad, el problema que veíamos en el Insignia no se nos ha planteado en el caso del Astra.

La zona central del salpicadero está presidida por el conglomerado que aglutina los diferentes sistemas de entretenimiento e información del vehículo con un estilo que está casi calcado del Insignia. En las versiones que, como era nuestro caso, se ofrece la suspensión con posibilidad de Sport o Tour, las luces interiores varían de aspecto dependiendo de cuál de las posibilidades elijamos, adoptando tonos rojos en el Sport y blancos para el Tour.

Vídeo: análisis de interiores del Opel Astra 1.4 T

 

Volvamos, no obstante, a la Versión específica que nos ocupa, el Opel Astra 1.4 Turbo de 140 CV de potencia. Al volante de esta Versión del Opel Astra tenemos sentimientos contrapuestos. Por un lado el empuje que ofrece está claramente por encima de lo que suele ser habitual en un vehículo de 1,4 litros de cilindrada pero, por otro, los 140 CV que anuncia parecen menos cuando iniciamos la marcha. Así, su situación en el mercado es más o menos favorable dependiendo de si se enfrenta al **seat** León 1.4 TSI de 122 CV, al Fiat Bravo 1.4 Tjet Sport con sus 150 CV o al **volkswagen** Golf 1.4 TSI de 160 CV de potencia, que son algunos de sus rivales más directos. En realidad, y pese a que se encuentra más cerca teóricamente del Fiat y del Golf, el rendimiento práctico del conjunto se asemeja más a lo que ofrece el León.

Con una mecánica de sólo 1,4 litros y un turbo que no parece demasiado decidida a trabajar en bajas (tanto en primera como en segunda marchas se tiende a acelerar más de la cuenta e incluso a hacer patinar el embrague porque parece que al coche le cuesta tomar velocidad), al Opel Astra 1.4 Turbo le sientan mejor las revoluciones medias, a partir de unas 2500 rpm. En cuanto al comportamiento dinámico, las bondades del Opel Astra son mayores en carreteras de alta y media velocidad que al realizar trayectos virados por carreteras de segundo orden. En este último tipo de terrenos al eje delantero le cuesta llegar a transmitir el par que es capaz de proporcionar a medio régimen  el motor sobrealimentado. Esto es así independientemente de que hayamos hecho uso de la famosa tecla Sport, que se supone hace variar las suspensiones para mejorar el comportamiento deportivo, o incluso cuando desconectamos el control de estabilidad.

El control de estabilidad puede ser desconectado con sólo pulsar el botón situado en la parte central del salpicadero, aunque dicha pulsación ha de mantenerse durante unos cinco segundos para evitar la desactivación por error. Una vez desconectado se enciende un aviso en la pantalla central frente al conductor y queda encendido el habitual pictograma del ESP en la zona del velocímetro.

Visto lo anterior ¿por qué decimos que el nuevo Opel Astra mejora al anterior y tiene alma? Pues porque es cierto. Todo lo dicho no quita que el Opel Astra 1.4 Turbo sea un excelente vehículo. El manejo del cambio está a años luz del tosco uso que mostraba su predecesor, las posibilidades de la mecánica son infinitamente mejores -y mucho menos sedientas- que las ofrecidas por el antiguo 1.6 atmosférico, el comportamiento dinámico no es extremadamente deportivo pero sí tremendamente fiable, y la sensación a bordo es, por diseño, tecnología, equipamiento y acabados, la de estar ante un Modelo que supera al anterior Astra en mucho más que una sola generación.

Vídeo: Prueba dinámica del Opel Astra 1.4 T


Los botones de la radio se sitúan en la zona derecha del panel central, mientras que a la izquierda podemos elegir los diferentes sistemas de equipamiento de que dispongamos y, por debajo, encontramos los controles del climatizador. Estos últimos no recurren a numeración digital, sino que las dos temperaturas que permite el climatizador doble van serigrafiadas alrededor del interruptor que las escoge.

Aunque las posibilidades de control que permite el equipamiento del actual Astra son superiores a las de su predecesor, el manejo de todo el conjunto es claramente más intuitivo. El único pero que hemos encontrado es el uso del botón de aceptar, o "enter", que está ubicado en el mismo sitio que un pequeño joystick que nos guía a través de diferentes menús pero que, debido a que es exterior al mismo, resulta difícil de encontrar. Eso sí, una vez que sabemos de su existencia el conjunto no ofrece ya ningún secreto en su utilización.

En la parte posterior encontramos un excelente acomodo para dos personas, pero el particular diseño de los asientos hace que los niños pequeños ubicados en sillas toquen en los asientos delanteros con mayor facilidad de la esperada en un coche de sus dimensiones. El maletero, mientras, es relativamente amplio y dispone de un doble fondo que puede ser útil cuando llevemos objetos sueltos.

En definitiva, el Opel Astra 1.4 Turbo Sport puede ser sin duda el objeto de deseo de muchos compradores, algo que difícilmente podía ocurrir con el anterior Astra en su Versión 1.6 atmosférica. Los adictos a la conducción más deportiva encontrarán limitaciones en carreteras de segundo orden, pero sólo si tienen un elevado nivel de conducción y cuando el asfalto esté en malas condiciones o las curvas sean realmente cerradas. En cualquier otra circunstancia, el 1.4 turbo es de los que se dejan llevar. Utilizando bien el cambio de marchas es posible realizar una conducción incluso deportiva, permitiendo también moverse de un modo más económico sin perder en absoluto sensación de poder.







 

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Publicado el: 26/05/2010
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