Hace menos de dos semanas nos enteramos de que Tata Motors, propiedad del conglomerado industrial Tata Group, uno de los más fuertes del mundo, compró al grupo Ford sus dos últimas filiales británicas que poseía, Jaguar y Land Rover, después de que hace algo más de un año (en marzo de 2007), la firma de Dearborn (Estados Unidos) vendiera sus derechos sobre Aston Martin.
Esta operación ha sido el centro de un amplio debate, puesto que es difícil de entender que una Marca como Tata, que destaca por comercializar vehículos de precio reducido y de carácter popular, haya adquirido dos de las marcas de lujo con más renombre. Sin embargo, esta compra empieza a cobrar más sentido si nos ponemos a analizar la situación económica de Ford, que está inmersa en un proceso de reestructuración, orientado a retornar a los ‘números negros’ y en el que se recoge la venta de sus negocios no estratégicos. Primero fue Aston Martin y ahora ha sido el turno de Jaguar y Land Rover. ¿Habrá más sorpresas?
Tata Motors pagará unos 2.300 millones de dólares (más de 1.480 millones de euros) para controlar Jaguar y Land Rover, cantidad que es menos de la mitad de lo que pagó Ford por las dos enseñas británicas a principios de los noventa. La compañía del óvalo se rascó el bolsillo tras gastar 2.500 millones de dólares para hacerse con Jaguar y más de 2.700 millones de dólares por Land Rover. Pero Ford estaba deseando deshacerse de estas dos filiales, que eran deficitarias, aunque Land Rover estaba mostrando claros síntomas de recuperación.
A través de este acuerdo Tata se convierte en nuevo propietario de las marcas, así como de las fábricas y de la propiedad intelectual, mientras que la empresa estadounidense se ha comprometido a aportar cerca de 390 millones de euros para los planes de pensiones de Jaguar y Land Rover. Igualmente, Ford continuará suministrando a éstas sus motores y componentes y se mantendrá la colaboración en lo referente a investigación y desarrollo.
La compra de estas dos firmas británicas forma parte de la campaña de expansión internacional que está poniendo en marcha la compañía presidida por Ratan Tata y que se centra en lograr una mayor notoriedad a nivel internacional y en aumentar sus ventas. Jaguar y Land Rover aportarán volumen, pero sobre todo una nueva imagen, mientras que el verdadero ‘boom’ se producirá con la llegada del nuevo Nano, un coche pensado para la India y que tendrá un precio de unos 1.700 euros.