El primer Audi TT se lanzó allá por 1998, aunque parece que fue ayer mismo cuando comenzó a copar todas las portadas de las revistas. Era el resultado de pasar a producción un concepto que presentaron en 1995 en Frankfurt con mínimos cambios, tan mínimos que el más destacado es la inclusión de una ventanilla de pequeñas dimensiones tras la puerta. Desde entonces se ha vuelto un habitual de nuestras carreteras y en el sueño de muchos, algo que se potenciará más todavía con el nuevo Audi TT RS recién presentado con motivo del Salón del Automóvil de Pekín.
Llevamos tiempo viendo fotos del coche camuflado, rodando por Nürburgring así como todo tipo de realizaciones usando el brutal Audi TT Sport Quattro concept como base y razón tenían al usar esa variante como punto de partida, porque el nuevo TT RS se le parece bastante en casi todo, aunque no monta el salvaje aleron ni el espectacular difusor de aquel, ni tampoco el motor 2 litros turbo de 420 CV, aunque se le queda muy, muy cerca, anunciando 400 CV y 480 Nm entre 1.700 y 5.850 rpm. No cabe duda que cada día le pisa más los talones al Audi R8 y se queda a solo 20 CV del primer R8 V8 lanzado hace 10 años.
Para Audi, el TT es todo un icono, es un modelo que recibe muchos mimos por parte de la marca y la mejor muestra es que fue quien estrenó el virtual cockpit cuando se presentó la actual generación, una instrumentación que ha cambiado para siempre los habitáculos de la firma y ahora, nuevamente, demuestra su favoritismo estrenando los pilotos OLED (organic light emitting diode), un sistema con el que llevan experimentando varios años y que se basa en unos diodos orgánicos emisores de luz. Es el primer modelo de producción es usar esta tecnología de iluminación y pasará al resto de modelos con el tiempo.
Al ser la versión más prestacional, rápida y radical de la gama, todo en el Audi TT RS está pensado para ir a fondo, principalmente en pista cerrada. El motor como ya se ha dicho, rinde 400 Cv y 480 Nm, pero lo que no he comentado es que mantiene los cinco cilindros y el mismo cubicaje: 2.480 centímetros cúbicos, pero el bloque de cilindros pasa de estar fabricado en fundición a ser de aluminio, con lo que pierde 26 kg por el camino. Se acopla al cambio S-Tronic de doble embrague y 7 relaciones y como no, al sistema de tracción total quattro. Respecto al sistema quattro, Audi asegura que se trata de la versión más sofisticada del mismo y que se encarga de repartir la potencia entre los ejes según condiciones de adherencia y conducción.
La puesta a punto lógicamente es bastante radical, así lo afirma la marca, con una altura del casco rebajada en 10 milímetros respecto al resto de hermanos de gama y unos tarados mucho más firmes. Se puede contar con el sistema magnetic ride con un tarado también específico, al igual que se pueden equipar frenos cerámicos, siendo de acero los montados de serie aunque eso sí, con discos de 370 mm delante y 310 mm detrás.
Se pondrá a la venta en Europa en otoño, con precios que parten desde los 66.400 euros para el coupe y 69.200 para el Roadster en el mercado alemán. Un montón de euros que te valdrán para hacerte con un coche capaz de acelerar de 0 a 100 en 3,7 segundos (3,9 el Roadster) y que puedes pedir con el limitador de velocidad en 280 km/h.
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