La esperada línea N de Hyundai ya está lista. Debuta en el Hyundai i30 N, pero tendrá continuidad en modelos como el Hyundai i20 o el Hyundai i30 Fastback. ¿Y por qué N? Esta letra se asocia con Namyang, el centro tecnológico coreano donde surgió esta deriva deportiva. También tiene que ver con el circuito de Nürburgring y una de las chicane de su endiablado trazado donde nuestro protagonista se ha puesto a punto.
Fabricado en Europa, el Hyundai i30 N ha tomado como base la berlina de cinco puertas y desde ahí se ha convertido en uno de los deportivos compactos más completos del segmento. No es un sector éste de superventas, más bien de prestigio, por eso se fichó en su día a Albert Biermann, el que fuera ingeniero jefe de BMW M Performance, y padre de la criatura, que algo de esto parece que sabe.
Lo primero que llama la atención es su imagen, más agresiva porque muchos conductores apasionados así lo quieren y porque se tiene que someter a los rigores de la aerodinámica y la refrigeración como vehículo de altas prestaciones que es.
El Hyundai i30 N llega al mercado con dos variantes, ambas dotadas con tracción delantera y caja manual de seis relaciones. Las dos montan bajo el capó un motor de gasolina 2.0 T-GDI de cuatro cilindros, turbo, dotado de inyección directa que ofrece 250 caballos en la versión de acceso y 275 CV en la que incorpora el paquete Performance. La primera servirá para fijar un precio de entrada más atractivo, ofrece 353 Nm de par, monta llantas de 18 pulgadas con neumáticos 225/40 R18 Michelin Pilot Sport y rebaja la altura del conjunto cuatro milímetros con respecto al Hyundai i30 cinco puertas.
Las ventas, sin embargo, se concentrarán, en una proporción que se estima de 10 a 1, en la versión más potente. Las diferencias son jugosas, entre otras cosas porque aumenta el par hasta los 378 Nm gracias a la función Overboost, monta un eficaz diferencial autoblocante electrónico en el tren delantero, los desarrollos del cambio son más cortos, cambia el mapa de la dirección, los discos de los frenos son más grandes, presenta unos neumáticos específicos para este modelo Pirelli P-Zero 235/35 R19 y presume de un sistema de válvulas de escape variable que es una delicia, incluyendo sonidos artificiales de detonación de combustible. En este caso la altura se rebaja ocho milímetros (mide 4,34 metros de largo, 1,80 de ancho y 1,45 de alto).
No hay grandes diferencias en el interior, donde el sello N lo encontramos básicamente en los asientos, de corte más deportivo, y alguna información extra que afecta al rendimiento y cualidades deportivas de este tipo de modelos en cuestión. Llama la atención en
el cuadro de mandos el sistema de luces que indican el cambio óptimo de marcha. Primero avisa con unas de color blancas, luego se completa con otras naranjas para concluir con unas últimas rojas. Cuando éstas parpadean es el momento de subir de marcha para aprovechar el máximo rendimiento sin llegar al corte de inyección y castigar la mecánica.
Y pese a su talante eminentemente deportivo el vehículo comparte
línea de montaje con el resto de sus hermanos. Eso quiere decir que ofrece la misma buena
habitabilidad en las cinco plazas que ofrece y el
maletero cubica 395 litros o, como en nuestro caso,
381 porque se monta una barra transversal detrás del respaldo (sigue siendo abatible por partes), solución que se emplea para incrementar la rigidez trasera del vehículo.
Hemos tenido ocasión de rodar con el nuevo i30 N en su versión más potente de 275 CV, tanto en carretera como en circuito. En los primeros instantes nos llama la atención la manera progresiva con la que llega la caballería pese a la naturaleza turbo del
propulsor.
En el volante disponemos de cinco programas de conducción. En un mando situado a la izquierda podemos activar los modos Eco, Normal y Sport. Sí, habéis leído bien, modo Eco, porque en un uso tranquilo del coche es interesante recortar los consumos lo que se pueda.
En la parte derecha del volante está el otro mando de color azul con el que llegan las mayores sensaciones gracias a los modos N y N Custom. Con el primero todo resulta más rápido y radical, mientras que el segundo nos permite configurar al gusto los parámetros del motor, de la suspensión electrónica, del autoblocante, de la dirección, del sonido del motor, de la electrónica aplicable al
control de estabilidad y de la función Rev Matching, que ajusta las revoluciones del motor automáticamente al reducir de marcha.
Primer punto a destacar. En un uso diario es un vehículo totalmente utilizable por confort y sentido práctico. Sólo el sonido, algo más bronco, unos tarados de suspensión más firmes de lo normal, un
radio de giro más amplio y su estética nos indican que estamos sentados al volante de un pura sangre que se puede tomar las cosas también con calma.
En este sentido no difiere demasiado de lo conocido en modelos como el Peugeot 308 GTI, al que más se asemeja en su conjunto, el Seat León Cupra o el VW Golf GTI. Más radical se mustra el
Honda Civic Type R.
Metidos en plena faena llegan las curvas y activamos el modo Sport. Al instante todo resulta más preciso y rápido porque va un paso más allá en el feeling deportivo. Más espectacular es el salto dado al activar el modo N con el mando derecho. La suspensión ya no hace concesiones al confort porque se convierte en una tabla y el sonido del escape se intensifica. Lo mejor llega a la hora de reducir de marcha, ya que el ajuste de las revoluciones provoca un atractivo efecto punta-tacón con 'petardeo' incluido que invita a ir rápido. Eso sí, mejor no utilizarlo en zonas compartidas con otros usuarios porque llega a sonar como un vehículo casi de competición.
El mayor problema lo encontramos a nivel de confort porque
en un trazado con asfalto irregular, como el que vivimos en primera persona por los alrededores de Roma, vamos más tiempo por el 'aire' que en contacto con el suelo debido a la contundencia de los amortiguadores. Por eso acudimos al modo N Custom y hacemos una pequeña 'trampa' legal. Seleccionamos todas las configuraciones disponibles en modo Sport a nivel de motor, ajuste de revoluciones, diferencial, sonido de escape, dirección y ESC, y apostamos por la configuración normal en la suspensión para darnos un respiro y cuidar la espalda. La cosa cambia porque vamos prácticamente de rally pero con un nivel de confort muy superior. Por cierto, el consumo osciló entre los 9,4 litros en autovía a los 12,4 en conducción 'alegre' por un trazado de carretera sinuoso. Homologa 7,1 litros cada 100 kilómetros, pero en nuestro caso no hicimos
mini-consumos precisamente y viajamos dos persona con equipaje y la climatización activada.
Y para el final de la jornada llegó la prueba de fuego, ya que sometimos al i30 N a una dura prueba en el circuito romano de velocidad de Vallelunga. En ese escenario hostil es donde se puede comprobar la verdadera dimensión del vehículo en su vertiente más radical y deportiva. Volvemos a activar el modo N y a correr. La función Launch Control nos permite acelerar de una manera óptima sin perder tracción (6,1 segundos necesita en el 0-100 km/h). Por su parte, el manejo del cambio es rápido y preciso (no falló en las 12 vueltas que dimos a tope en varias tandas) y la efectividad del autoblocante electrónico nos permite salir de las curvas sin perder rueda, de manera ordenada, traccionando perfectamente. Asimismo los frenos nos sorprendieron por su eficacia, desarrollados por la propia firma N para este vehículo, que descartó los conocidos Brembo ante la eficacia de los que monta finalmente, nos indicó un ingeniero de la marca.
Incluso en el exigente circuito llama la atención la gran capacidad de recuperación del motor, que desde 1.450
rpm ya dispone de toda la capacidad de trabajo que ofrece su magnífico par, hasta el punto de que había curvas cerradas que pedían hacerlas en segunda, pero no se cedía tiempo se finalmente se hacían en tercera. Eso sí, si forzamos, el corte de inyección se produce a 6.800 vueltas, aunque antes ya nos avisará de manera lumínica como señalamos anteriormente.
Las características del trazados, corto y sinuoso, fueron un duro test superado con nota. Por cierto, la velocidad máxima está limitada a 250 km/h. Quizás no llegue al nivel del Seat León Cupra, beneficiado, además de por su excelente chasis, de más potencia (300 CV), situándose más en la órbita del 308 GTI, su gran rival, sin duda.
Además de su estética agresiva, el exclusivo color Performance Blue se asocia al i30 N, aunque también dispone de otros seis colores más. No encontraremos diferencias con el resto de la gama a nivel de equipamiento relacionado con la seguridad o con la conectividad. De esta manera este deportivo apto para el día a día contempla elementos como un asistente de frenada autónoma de emergencia, una alerta de cambio de carril, un lector de señales de tráfico y luces de carretera inteligentes, entre otros. Asimismo, incorpora conectividad Apple CarPlay y Android Auto con servicios de suscripción gratuita durante siete años y un dispositivo de carga inalámbrica para el smartphone.
El nuevo Hyundai i30 N iniciará su comercialización en noviembre, pero la marca no ha desvelado todavía los precios, aunque nos aseguran que estarán muy en la línea de rivales como el mencionado Peugeot 308 GTI.