Prueba Peugeot 4007 2.2 HDI

Aspirante a todoterreno

El Peugeot 4007 es la versión SUV de la gama media de Peugeot. En su interior nos encontramos, como es habitual en este tipo de vehículos, un poco por encima del resto del tráfico. Desde la posición de conducción controlamos un espacio bien definido y estudiado, aunque en algunos elementos puede resultar un poco cicatero. No es el caso del navegador, cuya amplia pantalla ofrece buena información, pero sí lo es el climatizador, que no es doble, sino sencillo, aunque también muy fácil de manejar.

La transmisión, manual de seis marchas, es buena, pero lo realmente interesante del Peugeot 4007 es la posibilidad de controlar, mediante un mando situado entre los asientos, la distribución de fuerza a dos ó cuatro ruedas, existiendo también una posición de bloqueo con la que mejora mucho su capacidad off-road.

El reposabrazos central cuenta con dos huecos diferenciados y es de gran ayuda para dejar todo tipo de impedimenta dentro del vehículo. Dentro del mismo contamos además con una toma auxiliar, facilitando así la conexión de los cada vez más habituales gadgest destinados a su uso en los automóviles.

El volante tiene un tacto excelente, con botones bien diferenciados en los que se manejan el sistema de audio o el control de velocidad. Menos intuitivo es el ordenador de a bordo, que recurre a un botón a la izquierda de velocímetro y cuentarevoluciones.

(vídeo de interiores)

El Peugeot 4007 tiene entre sus defectos un volante que carece de regulación longitudinal. A pesar de ello, la postura de conducción es bastante cómoda, mientras que los pasajeros de la segunda fila también pueden disfrutar del confort y cuentan, incluso, con posibilidad de regulación del respaldo en inclinación, mientras que el reposabrazos central dispone de sujetavasos.

Y en la zona del maletero encontramos también diversas soluciones curiosas. Una de ellas es la apertura doble, con una zona inferior en la que podremos sentarnos para, por ejemplo, cambiarnos el calzado. Otra es la posibilidad de abatir la segunda fila con un solo botón. Y por último tenemos dos plazas suplementarias, aunque para utilizarlas hay que hacer un pequeño máster que explicamos a continuación, aunque avisamos que suele resultar complicado las primeras veces. Primero sacamos el respaldo. Segundo, elevamos el asiento. Tercero, situamos los reposacabezas.Y por último nos sentamos en unas plazas que sólo pueden calificarse de auxiliares.

El 4007 es fruto de un acuerdo de colaboración con Mitsubishi; el grupo PSA sacó a la luz en el 2006 los Citroën C-Crosser y Peugeot 4007. Mitsubishi, por su parte, hacía lo propio con el Outlander. Pero mientras el modelo japonés recurría al motor TDI de 140 CV de procedencia Volkswagen, tanto el Citroën como el Peugeot montaban un 2,2 litros HDI de cuatro cilindros y 156 CV de potencia.

 (Vídeo de la prueba dinámica)

Con cuatro cilindros, este propulsor muestra buenas cualidades en cuanto a entrega de potencia, calidad sonora e incluso consumos, resultando fácil conseguir medias por debajo de los ocho litros por cada 100 kilómetros. En carretera es capaz de circular muy por encima de los límites legales, aunque es de agradecer que dicha circunstancia sólo sea posible si el conductor se lo propone, pues el Peugeot 4007 2.2 HDI parece sentirse a gusto en el entorno de los 120 km/h.

Pero más sorprendente que la buena respuesta de la mecánica es la capacidad del 4007 para moverse por terrenos que parecen más apropiados para todo terrenos que para los teóricamente modestos todocaminos. El comentado mando giratorio permite, en la posición de bloqueo, que el Peugeot 4007 pase por esas zonas que los habituales del asfalto tienen catalogadas como "inaccesibles".

El empuje del motor está presente desde pocas vueltas y la entrega de fuerza se hace de manera progresiva, con lo que se facilita el paso por zonas que, de otro modo, podrían resultar bastante complicadas. La habitabilidad, la polivalencia y el buen tacto del motor son las cualidades del 4007 2.2 HDI.