Todavía recuerdo a mi amigo Luis el día que apareció, por sorpresa, con un
Toyota Supra.
Fue en 1991. Se lo había vendido su jefe y creo recordar que portaba un motor 3.0 con 238 CV. Era una mezcla entre deportivo y nave espacial de esa época, y no lo pudo aparcar porque sus cuatro plazas fueron ocupadas constantemente para que nos diera una vuelta a todos. Era la tercera generación, hubo una cuarta y dejó de fabricarse hace 18 años.
Ahora Toyota resucita el mito. Conserva el nombre, pero no mucho más. El nuevo modelo es más deportivo, biplaza, más pequeño, prestacional y divertido. No en vano, se trata del primer modelo GR producido por Toyota Gazoo Racing, la división de competición de la marca, a nivel global, lo que da una idea de lo puesto en juego.
Medidas del Toyota GR Supra 2019
Esta quinta generación se ha
desarrollado en colaboración con BMW, que tiene en el Z4 su alma gemela, aunque este último es cabrio. De hecho ambos comparten línea de montaje en Austria, además de motor, chasis, transmisión... Nuestro protagonista mide 4,38 metros de largo, 1,85 de ancho y 1,29 de alto. Su
distancia entre ejes es de 2,47 metros. Es decir, se sitúa claramente por encima de un Toyota GT86.
Su estética es muy agresiva, con grandes tomas de aire frontales, faros LED muy estilizados, amplios pasos de rueda traseros, un gran difusor en la zaga y un
alerón perfectamente integrado en el conjunto. Los neumáticos son auténticas lapas firmados por Michelin Pilot Super Sport, con medida 255/35 R19 delante y 275/35 R19 detrás. Los frenos son Brembo con pinzas de cuatro pistones. Y ya que estamos,
el chasis recurre a un esquema McPherson en el eje delantero y multibrazo detrás. Recurre a la propulsión trasera para impulsarse, por eso es vital un diferencial autoblocante electrónico con capacidad para bloquear tanto en aceleración como en retención. Por cierto, la carrocería está realizada en
aluminio y
acero.
Interior y maletero del Toyota GR Supra 2019
Si por fuera es un Toyota, por dentro ya no tanto. Aquí todo recuerda a BMW, desde la llave de contacto a los gráficos, pantalla del salpicadero, volante, selector del cambio, los principales mandos… Acceder al interior no es fácil. Es el
peaje para disfrutar de un deportivo de raza. Es bajito y cuesta. Casi hay que ‘dejarse caer’ en las butacas tipo baquet, maravillosas, porque cuando te acomodas ya es casi imposible moverte. Además cuentan con regulación eléctrica y están calefactadas.
Iremos sentados muy cerca del suelo, como corresponde. No sobra espacio, pero tampoco falta, salvo para dejar objetos, porque el móvil, la cartera o unas gafas se convierten casi en una tragedia para buscarles acomodo. El cuadro de mandos de 8,8 pulgadas, totalmente digital, ofrece varios menús en su información, supercompleta, y la pantalla táctil que preside el salpicadero, del mismo tamaño, completa buena parte de la gestión informativa y multimedia del vehículo. Todo se remata con calidad y apariencia, con materiales nobles y mullidos por todas partes.
El maletero ofrece una capacidad de 290 litros. No es mucho diréis algunos, pero lo cierto es que si lo dividimos entre sus dos plazas tocaríamos a más litros por ocupante que muchos compactos con aforo para cinco. El portón es amplio pero no cuenta con un mando para abrirse. Esta operación se tiene que realizar desde un mando situado en la puerta del conductor o desde la llave. Y otra curiosidad. No hay una separación física entre el
habitáculo y el compartimento de carga. Hay un montante en el que se fijan los altavoces del equipo de sonido. Nada más. Esto quiere decir que cualquier cosa que llevemos suelta en el maletero, en una frenada brusca puede pasar al interior. No entendemos que no haya una separación física…
Bajo el largo capó encontramos una joya que le llega desde BMW. Se trata de un
bloque 3.0 de seis cilindros en línea dotado de inyección directa, turboalimentado que eroga 340 CV y 500 Nm de par máximo entre 1.600 y 4.500 rpm. Todo ese potencial se gestiona por medio de una transmisión automática, también alemana, con
convertidor de par y ocho relaciones y se dirige exclusivamente a las ruedas traseras. No se entendería que un deportivo de raza no apostara exclusivamente por la propulsión.
El reparto de pesos es perfecto, 50/50, gracias a soluciones como la ubicación de la batería bajo el piso del maletero. El peso en orden de marcha del vehículo es de 1.570 kilos. Y antes de comenzar el 'baile', dos datos que cabe destacar: la rigidez torsional supera a la del mítico
Lexus LFA, mientras que el
centro de gravedad es más bajo que el mencionado GT86 que, no olvidemos, porta un motor boxer.
El GR Supra no es un vehículo confortable, como está mandado, aunque tampoco es un potro de tortura en el uso diario. Sí es cierto que
el tarado de suspensión es firme, incluso en el perfil más 'amable' que nos brinda el asistente de conducción, que sólo cuenta con los niveles Normal y Sport. ¿Para qué más? En zonas urbanas y pobladas, su escasa altura y casi nula
visibilidad trasera desde el retrovisor interior obliga a prestar una mayor atención.
En autopista nos gustaría vivir en Alemania para poder disfrutar, sin miedo a los radares, de su
velocidad máxima, limitada electrónicamente a 250 km/h. En España, a 120 km/h, la máxima permitida, iremos plácidamente a 2.000 rpm y con un consumo de apenas 7,0 litros de media en el
ordenador de viaje.
Claro que el que se decanta por un GR Supra lo hace por otros motivos, más picantes y dinámicos. Busca segregar adrenalina en el cuerpo y curvas por delante. Si le buscamos las vueltas, este biplaza responde. Basta con analizar sus números para ello. Es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 4,3 segundos y en apenas 15,0 segundos alcanza los 200 km/h. Para ello cuenta con la función 'Launch Control'. Es preciso activar el modo Sport, pisar el pedal del freno y acelerar a fondo a la vez, soltar y sale como un tiro. Sí que es cierto que en ocasiones, incluso con el pedal del freno pisado con fuerza, las ruedas traseras comienzan a girar sobre el sitio, perdiendo eficacia frente al crono y envolviéndonos en una nube de humo blanco al quemar rueda.
Tampoco tendremos demasiados problemas a la hora de realizar adelantamientos. Pongamos que tenemos que pasar de 70 a 110 km/h en carretera para realizar esa maniobra. Pues el GR Supra la completará en 2,5 segundos y sólo necesitará 63 metros de pista libre para completarla. No parece que haya que pensárselo demasiado.
Cuando aparecen las curvas nos sorprenderá lo precisa que es la dirección (2,2 vueltas de volante entre topes) y lo obediente que resulta el eje delantero. Entra siempre por donde se le dice, mientras que el trabajo del diferencial activo trasero puede bloquear hasta un 100%, con una eficiencia sobresaliente. Si apuramos el motor acaricia las 7.000 rpm y podemos gestionar el cambio desde las levas que giran solidarias con el movimiento del volante. Es rápido al subir de marcha, pero no tan eficaz al reducir, ya que es complicado hacerlo por encima de las 4.000 vueltas, primando la protección del motor claramente.
Se puede ir muy rápido con cierta confianza. En Sport la dirección, el cambio, el motor, el diferencial activo, la suspensión y el sonido del propulsor, maravilloso, apuestan por su personalidad más dinámica. Otra cosa es que desconectemos la electrónica. En ese caso la zaga es un juguete en manos expertas y una pesadilla en conductores más modestos. Las derrapadas y los contravolantes son constantes, una especie de parque de atracciones en circuito que no recomendamos en absoluto en tráfico abierto. Y otro dato a destacar. El tacto del pedal del freno no es lo mejor, se hunde demasiado, pero las distancias registradas sí que nos convencen, como los 48 metros que necesita para detenerse por completo desde los 120 km/h. El consumo que homologa la marca oscila entre 7,1 y 8,2 litros en ciclo WLTP. Durante la prueba nuestra unidad consumió 8,0 litros, lo que brinda una autonomía de 650 kilómetros gracias a su depósito con 52 litros. Si nos envenenamos las cifras se disparan por encima de los 12 litros sin despeinarse.
Nos queda por analizar su
equipamiento de serie, realmente generoso en todos los frentes. A elementos ya mencionados, como el diferencial activo, la suspensión adaptativa o las llantas forjadas de 19 pulgadas, se añaden elementos como el climatizador bizona, un control de crucero adaptativo, acceso y
arranque sin llave, faros LED adaptativos,
cámara de visión trasera, asientos baquet rematados en Alcántara o un equipo multimedia que contempla
navegador, equipo de sonido y conectividad Android Auto y Apple CarPlay.
Seguridad y precio del Toyota GR Supra 2019
Tampoco es manco en materia de seguridad. En este sentido contempla una alerta de colisión con frenada de emergencia que detecta personas y cuclistas,
aviso de cambio de carril con función de mantenimiento de trayectoria, reconocimiento de señales de tráfico, control de luces de carretera inteligentes, control del ángulo muerto, alerta de tráfico cruzado en la zaga, control de presión del aire en los neumáticos, llamada de emergencia e-Call...
El precio del Toyota GR Supra es de 69.900 euros.
Opinión sobre el Toyota GR Supra 2019
Es de esos vehículos que enamora a todo aquel conductor que busca 'quemar' adrenalina, por sus prestaciones, dinámica, talante deportivo y cierta exclusividad. Además, no es una tortura en el día a día y el interior se resuelve con calidad, además de rodearse de una dotación muy completa.
Un rival de cuidado para modelos como el BMW Z4, su alma gemela con el que comparte buena parte de su tecnología, pero también para el Audi TTS Coupé, el Nissan 370Z Nismo o el Porsche Cayman, este último quizás la referencia de este picante segmento.