La tecnología se ve en el interior
Cualquier usuario que acceda al Kia Soul EV podrá contemplar de un solo vistazo varias diferencias con respecto a las versiones dotadas de motor térmico. Entre los asientos delanteros encontraremos un botón de arranque para poner en marcha un vehículo que no mostrará síntomas de vida salvo que presionemos el acelerador.
En realidad un panel de instrumentos de 3,5 pulgadas frente al conductor sí que cobrará vida nada más presionemos el botón de arranque. En él los habituales relojes de cuentavueltas y velocímetro dan paso a una información digital centrada en las posibilidades eléctricas del modelo, con datos como la autonomía, el estado de la carga, la evolución de la conducción o lo ecológico (o no) de la misma.
La palanca de cambios es igual que la de un cambio automático tradicional con sus posiciones de P (parking), N (Neutro o punto muerto), D (Drive o conducción) y R (Reverse o marcha atrás), pero añade una posición B que se define como Brake, freno. Dicha definición requiere una explicación, y es que en realidad se trata de una acción de freno regenerativo. Circulando con el coche normalmente en posición D podemos pasar a B cuando queremos obtener cierta retención por parte de la mecánica. Al hacer esto no sólo conseguiremos mejorar la seguridad activa sino que, además, estaremos mejorando la autonomía, pues se trata de un freno regenerativo que permite aprovechar la energía de la frenada.
El otro gran cambio en el interior proviene de la gran pantalla infotainment. Allí encontraremos una opción de vehículo eléctrico en la que encontraremos diferentes utilidades que serán de gran interés para los usuarios. Así, el Kia Soul EV permite ubicar su autonomía en un radio de acción ubicado en el propio mapa del navegador, aportando incluso un radio mínimo y máximo. También puede programar la recarga, la temperatura a la que queremos tener el vehículo (en ambos casos siempre que estemos conectados a la red) o las ubicaciones de estaciones de recarga más cercanas.