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Audi A7 Sportback 45 TDI quattro tiptronic, prueba a fondo

Por Gregorio Arroyo

Audi A7 Sportback, foto trasera

Dice el sabio refranero popular que lo bien hecho, bien parece. Y es complicado encontrar fisuras en un vehículo como el nuevo Audi A7 Sportback, sencillamente porque lo tiene todo y en todo lo borda. De hecho comparte mucho con el A8 y el A6, los 'buques insignia' de Audi, aunque se viste con un traje más deportivo en la zaga. Esa es su verdadera personalidad.

No es fácil presumir de calidad, dinámica, rendimiento, eficiencia, tecnología, distinción... O sí, depende de la inversión. Disfrutar de nuestro protagonista, la versión 45 TDI quattro tiptronic, no es barato porque hay que desembolsar 73.530 euros. Pero no se queda ahí las cosa porque nuestra unidad porta otros 49.980 euros en extras y el fondo de bolsillo ya tiene que ser ‘importante'.
 
Audi A7 Sportback, foto delantera
 
Entre ese desembolso extra encontramos el acabado S Line, que remata con mayor deportividad el conjunto. O unos faros HD Matrix LED con un láser que se activa a partir de los 70 km/h y que duplica el alcance de la luz de carretera.
 
El nuevo A7 Sportback nace desde una nueva plataforma, alcanza los 4,97 metros de longitud y sigue apostando por una estilosa carrocería de cuatro puertas, más un generoso portón trasero. Al interior no le falta detalle. Comparte calidad con el A8, pero se remata de una manera más ‘sport’ y menos ‘señorial’. La presentación abruma, con detalles como el cuadro de mandos digital virtual cockpit de 12,3 pulgadas, o la doble pantalla háptica que preside el salpicadero y que se prolonga hasta la consola central, una maravilla por la calidad, la resolución de las imágenes y la cascada de información que ofrece. A continuación encontramos la palanca que gestiona el cambio, con función secuencial y un programa deportivo, aunque apetece más cambiar sobre las levas que se montan solidarias con el movimiento del volante.
 
Audi A7 Sportback, foto salpicadero
 
Delante iremos como reyes, sobre todo si optamos por las butacas eléctricas, calefactadas y con función masaje. Detrás también iremos de lujo, pese a la pronunciada caída de techo. El A7 es un cuatro plazas genuino, pero la rivalidad obligó en su día a ofrecer una quinta en opción. La plaza central trasera es incómoda se mire por donde se mire porque el voluminoso túnel central nos obliga posicionar las piernas de una manera poco natural. Audi lo sabe, por eso habla de una configuración de 2+1 plazas. La zaga se remata con un maletero que cubica 535 litros, una cifra que se sitúa en la media-alta de lo que ofrecen sus rivales más directos. Por cierto, la luneta trasera es muy horizontal y no contempla un 'limpia'; si llueve, en parado, la visibilidad es escasa. Una vez que gana velocidad el agua desaparece.
 
Audi A7 Sportback, foto asientos traseros
 
Llega la hora de ponernos en marcha. Lo hacemos con la nueva variante diésel 45 TDI. Y antes de entrar en materia, una puntualización. Algunos dicen que el diésel tiene los días contados, que contamina... Deberían conocer un propulsor como éste porque me resultaría difícil tener que renunciar a él algún día, con etiqueta ECO incluida, aunque a algunos les pese.
 
Se trata del conocido bloque 3.0 V6 turbo que en este caso eroga 231 CV, potencial que se gestiona con una sofisticada transmisión automática tiptronic con convertidor de par y ocho relaciones. Primer punto: no suena a diésel.  Su funcionamiento es tan refinado que cuesta creerlo y se apoya en un sistema mild-hybrid alimentado por un sistema eléctrico de 48 voltios, una microhibridación que le permite optar a la mencionada etiqueta ECO. La batería es de iones de litio, se sitúa en el maletero, se alimenta por efecto de la frenada regenerativa y apoya a un motor-alternador que permite, en fases de marcha por inercia, circular durante 40 segundos con el propulsor térmico totalmente apagado.
 
Audi A7 Sportback, foto delantera
 
En cualquier caso sus prestaciones son brillantes, convierte las recuperaciones en aceleraciones al hundir el pie en el aceleraciones por el efecto kick-down y adelantar se convierte en un juego casi de niños. Su velocidad máxima está limitada a 250 km/h y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos. Con el fin de generar carga aerodinámica extra a alta velocidad el A7 Sportback recurre a un alerón trasero retráctil instalado en el portón. El problema es que en España lo tendremos que desplegar a mano, ya que se eleva automáticamente a partir de los 120 km/h, justo el límite de velocidad que tienen nuestras autopistas.
 
Con casi cinco metros de longitud y dos toneladas de peso es complicado hablar de una dinámica estable y deportiva. Pues tranquilos porque lo consigue, aunque para ello cuenta con unos extraordinarios aliados. El primero, la tracción total quattro que convierte al A7 en una lapa, más aún cuando el piso está mojado y con escasa adherencia. En condiciones normales prioriza la motricidad sobre el eje trasero, pero la proporción varía en tiempo real en función de las circunstancias. Este elemento es de serie, pero por otros ya hay que pasar por ‘caja’, como el sistema de dirección dinámica a las cuatro ruedas o la suspensión neumática que porta nuestra unidad.
 
Audi A7 Sportback, foto trasera
 
El primero hace girar las ruedas traseras en el mismo sentido que las delanteras a partir de 60 km/h, con el fin de  incrementar la estabilidad y la agilidad del conjunto; por debajo de esa velocidad lo hacen en sentido contrario con un ángulo de hasta cinco grados, favoreciendo de esta manera la maniobrabilidad al reducir el ángulo de giro en nada menos que hasta 1,1 metros.
 
Por su parte, la suspensión neumática controla los balanceos de la carrocería y convierte al vehículo en una especie de alfombra mágica porque filtra en gran parte las irregularidades de la calzada. A partir de los 120 km/h reduce la altura del vehículo 10 milímetros. Además, el apartado dinámico se puede completar con una dirección progresiva.
 
Audi A7 Sportback, foto interior
El conductor puede regular a su gusto la puesta a punto del vehículo gracias al asistente drive select, elemento que se ofrece de serie y contempla cinco programas de conducción: Efficiency, Confort, Auto, Dynamic e Individual. Según activemos uno u otro variará el mapa de actuación del motor, del cambio, de la dirección…
 
Con todo este arsenal, más otros 39 asistentes disponibles en ayudas a la conducción, el A7 Sportbakc se muestra ágil, con cambios de apoyo casi sobrenaturales, una dirección precisa (2,3 vueltas de volante entre topes), unos frenos solventes y un consumo medio que durante la prueba fue de 7,1 litros, excelente por otra parte (homologa 5,8 litros cada 100 kilómetros).
 
Audi A7 Sportback, foto maletero
 
Explicar toda la tecnología que porta sería un ejercicio maratoniano, pero sí destacamos en su dotación de serie elementos como el Audi pre sense front, protección de peatones y ciclistas, faros LED, control de arranque en pendientes, freno de estacionamiento eléctrico, llantas de aleación de 18 pulgadas, alerón trasero activo, portón eléctrico, sistema MMI de navegación, equipo de sonido Audi sound system, Audi connect Safety & Service, climatizador bizona, regulador y limitador de velocidad, acceso y arranque manos libres, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, alerta de cambio de carril o el retrovisor interior electrocrómico.
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Publicado el: 10/03/2019
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