Aventuras desde el sillón
Gracias a las cualidades de las suspensiones, a la fuerza de la mecánica y al funcionamiento del cambio automático, el Captiva diésel ofrece grandes cualidades camperas sin maltratar a los ocupantes. Con un climatizador de mejor funcionamiento sería un producto redondo.
Aunque estéticamente es casi gemelo del Opel Antara, la mecánica diésel de 150 CV del Captiva tiene diferente procedencia, pues mientras el Opel monta motor Fiat, el Captiva está impulsado por un VM algo sonoro en parado y un poco más sediento que el Fiat, aunque se trata de un propulsor agradable y con un rendimiento satisfactorio.
El interior del Captiva presenta buenos acabados y materiales e incluso algún toque de diseño como, por ejemplo, el freno de mano. Contando con buenos equipamientos de serie, el climatizador no es, sin embargo, una de sus virtudes. Sólo controla una zona y, además, lo hace de manera errática, por lo que resulta difícil contar con la temperatura deseada en el habitáculo. De hecho, este sistema es, a nuestro juicio, el mayor defecto del conjunto.
(Vídeo de los interiores)
La versión con cambio automático de cinco velocidades (como la unidad probada) aporta mayor confort. Esta transmisión permite cambiar manualmente pasando la palanca a la zona izquierda. En automático, los cambios pueden ser algo bruscos en subidas, pero su funcionamiento general supera el aprobado.
Dependiendo de la versión, el asiento del conductor puede ser eléctrico. A pesar de cierta falta de sujeción lateral, el confort general es bastante bueno gracias, también, a los múltiples reglajes de asientos y volante. Detrás, tanto el acceso como el espacio convierten al Captiva en un automóvil realmente cómodo sea cual sea nuestra talla.
Existe también una versión con dos asientos suplementarios. Cuentan con un acceso algo complicado, y no resulta conveniente realizar demasiados kilómetros en ellos, pero son más que suficientes para sacarnos de algún apuro. Plegar la tercera fila y obtener un amplio espacio de carga es todo uno, ofreciendo además algún que otro hueco extra en el que poner nuestros enseres.
Gracias a la facilidad de manejo general y al funcionamiento propio de los cambios automáticos, el confort es la máxima carácterística del conjunto. Pero al enfrentarse a terrenos complicados la personalidad del Captiva varía radicalmente, haciendo fácil lo que habitualmente resulta complicado.
(Vídeo de la prueba dinámica)
El reparto de par entre los ejes varía dependiendo de las circunstancias, y con la ayuda del cambio automático el conductor sólo debe preocuparse de acelerar y manejar el volante para pasar por zonas que la mayoría de usuarios pensará que son imposibles. Las suspensiones también ayudan. Triángulos delanteros y un sistema multibrazo trasero permiten obtener excelentes cualidades de estabilidad aun cuando la amortiguación sea incluso relativamente blanda, terminando de conformar uno de los SUV más aventureros del mercado.
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