El acceso a la tercera fila de asientos del Freemont se realiza de un modo relativamente sencillo gracias al modo en el que se pliegan los asientos laterales de la segunda fila. Basta con pulsar un botón y empujar un poco el respaldo hacia delante para que dichos asientos se plieguen y dejen paso hacia la última fila. Aun así, los milagros no existen, y es obligatorio realizar algún que otro contorsionismo tanto para entrar como para salir. Los dos ocupantes que permite esta fila tendrán suficiente espacio en anchura pero con limitaciones en el espacio longitudinal y siempre llevando una postura algo forzada en la que las piernas han de quedar dobladas si tenemos una altura media o superior (a partir de 1,70 metros).
Se trata por tanto de buenas plazas posteriores en las que pueden sentarse dos adultos aunque si se trata de hacer viajes lo mejor es que sólo niños o personas de baja estatura sean quienes las ocupen. Curiosamente incluso en esta última fila se han cuidado los detalles, con posavasos laterales, cinturones de tres puntos, regulación de la inclinación del respaldo, luces de cortesía e incluso una salida de aireación exclusiva para esta zona.
Las posibilidades de aprovechamiento y espacio del maletero son inversamente proporcionales al número de ocupantes del vehículo, pero incluso en la configuración de siete asientos tenemos un pequeño espacio en el que podemos llevar algún que otro bulto. Eso sí, plegar la tercera fila supone ampliar claramente un espacio que, además, no implica prescindir de rueda de repuesto pues ésta, aunque es de las de emergencia o "tipo galleta", se ubica por debajo de la carrocería, pudiendo acceder a ella gracias a unas llaves situadas en la zona inferior del maletero. Y si lo que deseamos es llevar grandes bultos encontraremos entonces que las dos filas posteriores se abaten con facilidad e incluso podemos plegar el asiento delantero del acompañante para aumentar la capacidad de carga.
Uno de los inconvenientes de esta gran polivalencia de maletero se encuentra en que no tenemos una bandeja propiamente dicha, sino que disponemos de un cubremaletero plegable que sólo es práctico si disponemos de las siete plazas, puesto que con la tercera fila plegada dejaremos a la vista nuestro equipaje y sólo podremos taparlo parcialmente con una red ofrecida al efecto.
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