Alfaholics Spider-R 007, restomod a la europea

215 CV y cambio secuencial de seis velocidades

Hace ya bastante tiempo, allá por junio del 2015, empece a tener muy claro cómo sería mi coche perfecto, es algo que mucha gente me ha preguntado pero nunca he sabido responder, pero desde entonces, cada día estoy más convencido de ello. Mi coche perfecto es un ‘restomod’. La culpa de que finalmente llegara a esta conclusión es de una empresa británica llamada Alfaholics, quienes justamente en ese mes junio, presentaron el Alfaholics GTA-R 290, un espectacular Giulia GTA ‘restomod’ que quitaba el hipo, el mejor Alfa Romeo Giulia que había visto, sin duda.

La historia de la empresa comienza en 2002 y además aquí, en España, cuando compraron un Alfa Romeo Giulia accidentado del que pudieron salvar la carrocería y poco más. Debido a la experiencia, decidieron abrir una empresa con otros dos socios y ahora, en 2016, nos muestran otro trabajo más salido de sus talleres y, evidentemente, me reafirmo en mis ideas; mi coche perfecto es un ‘restomod’, pena que uno de Alfaholics sea especialmente caro, porque son unos artistas.

Su último trabajo, el que puedes ver en las imágenes, es una Alfa Romeo Spider 2.000 Veloce, o eso al menos era cuando les llegó al taller a medio restaurar. El cliente lo quería para su uso en circuito así que el objetivo estaba claro y el proceso de trabajo, también. Con las idea claras, se desmontó el coche y se crearon varias partes de la carrocería desde cero, como la clásica calandra de Alfa Romeo, que se ha mecanizado en aluminio de origen aeroespacial partiendo de archivos CAD en 3D. Este es uno de los principales problemas de una restauración, lo que puede encontrar bajo la pintura, me da pavor de solo pensarlo porque pueden irse miles de euros por culpa de la corrosión.

Terminada la carrocería se desecharon los paragolpes logrando una línea limpia y casi perfecta (me encantan estos coches sin los paragolpes metálicos) y se decidieron a instalar las llantas que usaron para aquel Giulia GTA de 2015, denominadas GTA y que venden al módico precio de 135 libras cada llanta, unos 175 euros la unidad, además de conseguir las cubiertas de plástico para los faros, un detalle muy a tener en cuenta cuando hablamos de un Alfa Spider de esta época. Otra de las partes que se cambió fue el habitáculo, usando una réplica del salpicadero que ellos mismos fabrican pero forrada de alcantara negra con costuras en contraste, una pasada que otorga un aspecto genial. Se instalaron asientos casi de carreras pero tapizados en piel junto con un precioso volante momo tapizado en piel vuelta. Se entregó con la instrumentación original, pero poco después el cliente decidió instalar una completamente digital.

Pero lo mejor como siempre está en la parte técnica. Todo el sistema de suspensiones está completamente restaurado con brazos de aluminio la propia Alfaholics fábrica, al igual que los frenos con pinzas de seis pistones. Bajo el capó, el motor original deja paso a un dos litros ‘Twin Spark’ presumiblemente de un Alfa Romeo 75 pero potenciado hasta los 215 CV con  diversas modificaciones como dos carburadores Weber de 45 mm con admisión casi directa y un sistema de gestión específico desarrollado por Alfaholics para regular todo lo relacionado con la mezcla combustible.

Otra de las cosas dignas de ser mencionadas, aunque para los puristas pueda suponer algo insalvable, es la sustitución de la caja de cambios original por una de manejo secuencial de seis velocidades que el propio dueño del Spider encargo y que la gente de Alfaholics se encargó de desarrollar. Es un espectáculo vamos, sencillamente genial.

Desconozco cuánto ha costado algo como esto, pero desde luego que barato no es. Una lástima, porque quiero uno y lo quiero ya.