Quizás te cueste asimilar que la versión más potente, de momento, de la deportiva gama S de Audi recaiga sobre un diésel, pero así es. Es más, toda la gama Audi S responde a las siglas TDI. Tampoco es fácil entender que todo un S7, con lo que representa, presuma de la etiqueta medioambiental ECO en el parabrisas. Son ecuaciones difíciles de resolver... hasta que te pones al volante.
No hay que alarmarse. Esta peculiar familia de corte deportivo se une a las siglas TDI, y lo hace con total normalidad. Nuestro protagonista, el S7 Sportback, abandonó el potente 4.0 V8 de
gasolina de la versión anterior y
apuesta actualmente por un 3.0 V6 TDI. El cambio es sustancial, ya que por el camino se deja 100 caballos, aunque mantiene las excelencias dinámicas y llega mucho más lejos en su radio de acción porque reduce considerablemente los consumos.
Es cierto que hay que 'recalibrar' nuestro cerebro, pero cuando lo disfrutas ya lo asumes como si nada. Y lo asumes porque es un deportivo por prestaciones y porque, salvo que seas muy fino de oído, me juego una caña a quien sea capaz de desvelar que llevamos un motor diésel bajo el capó. El mérito es que suena a 'pepino' cuando lo forzamos, aunque el abanico de acción en el cuentarrevoluciones no es tan amplio y atractivo como antes.
El S7 Sportback TDI es una berlina de 4,98 metros de longitud que supera las dos toneladas de peso. No son datos que inviten de entrada a correr, pero es un 'S', por lo tanto se le presume rendimiento y agilidad, como el valor en el desaparecido servicio militar.
Bajo el capó esconde un
propulsor V6 diésel que
eroga 349 CV de potencia a 3.850 rpm, pero lo mejor son los 700 Nm de par máximo que ofrece. Por eso la respuesta es inmediata siempre que pisemos el acelerador, independientemente del régimen de giro. Vital en este sentido es el trabajo del
turbo de geometría variable. ¿Ya está? Pues no. También contribuye a su excepcional rendimiento la utilización de un
compresor eléctrico que 'empuja' desde el inicio y hasta que el turbo ya gira a pleno pulmón.
El compresor, como muchos de los elementos del vehículo, se alimenta con la energía que le proporciona el sistema eléctrico
Mild Hybrid de 48 voltios, solución que le brinda la comentada etiqueta ECO. La batería de ion-litio se aloja detrás, bajo el piso del maletero. Esta tecnología consta de un
alternador conectado al
cigüeñal que incrementa el rendimiento si se le solicita. Nunca moverá por sí solo el vehículo, pero contribuye a mejorar las prestaciones y, sobre todo, el consumo, alrededor de 0,4 litros cada 100 kilómetros. Presenta marcha por
inercia en periodos de
hasta 40 segundos y la batería recibe energía por efecto de la frenada regenerativa. Un solución no tan sofisticada como la de un híbrido 'convencional', pero resolutiva ciertamente.
En cualquier caso la pregunta surge porque puede haber algún temor en una conducción real. Esperamos un modelo con casta y brío… y los es. Los fríos datos así lo demuestran. Acelera de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos y cubre el primer kilómetro desde parado por debajo de los 25 segundos.
Tampoco hace falta hacer un 'máster' para adelantar. Volvemos a los fríos números para analizarlo. En carretera necesitamos pasar de 70 a 100 km/h para superar a un vehículo que llevamos por delante y eso se traduce en 3,2 segundos y apenas 82 metros de pista libre. No cabe duda de que se trata de números dignos de todo un S7.
Para registrar estos atractivos dígitos es vital el
programa deportivo del cambio Tiptronic con convertidor de par de ocho relaciones, muy rápido por un lado, y hasta 'delicado' en su funcionamiento por el otro si nos lo tomamos con calma. Damos fe de que corre, y de que corre bien. Su magnífico chasis, su amplia pisada y la
tracción total quattro son toda una garantía en este aspecto. Esta última
distribuye el par entre los ejes delantero y trasero en una proporción 40:60, pero en caso de necesidad puede enviar hasta un 70 por ciento delante y hasta un 85 detrás. Además monta un control selectivo del par en cada rueda. También tiene algo que ver en su gran dinámica la suspensión deportiva, que rebaja la altura 10 milímetros y cuenta con amortiguadores de dureza variable (en opción puede montar
suspensión neumática).
Cuando giramos el volante el efecto acción-reacción es inmediato.
La dirección progresiva de serie es una delicia por su inmediatez, aunque la agilidad del conjunto es más cosa de la dirección dinámica en las cuatro ruedas que portamos (cuesta 2.415 euros en la carta de opciones) y del diferencial trasero deportivo, elemento que contribuye a eliminar claramente el
subviraje en curva y que se traduce en que tenemos que pagar otros 1.905 euros extra.
Con todo este arsenal el S7 Sportback se comporta como queramos. Si nos da por 'pilotar', en el asistente
Drive Mode activamos el modo Dynamic, con una respuesta más directa y rápida del propulsor, del cambio, del tren de rodaje y de la dirección. La electrónica nos dará más cuartel, tanto que hasta dejará que el eje trasero deslice de manera progresiva y controlada.Y nos dejará apurar hasta las 4.800 rpm... Ahí es donde pierde atractivo frente al anterior TFSI que estiraba hasta el infinito. A cambio el consumo medio durante la prueba ha sido de 7,3 litros.
Si nos relajamos también podemos elegir entre los
programas Auto, Comfort y Efficiency, este último con la mencionada función de planeo para ahorrar combustible. Por último, en Individual podemos configurar al gusto, incluido el sonido del motor. Los frenos cumplen con unas distancias registradas de notable alto, como los 51,4 metros que recorre hasta detenerse desde 120 km/h. Si somos muy exigentes, y tenemos un buen fondo de bolsillo, podemos apostar por unos resolutivos frenos carbocerámicos.
Tampoco se le pueden hacer muchos reproches a la calidad que rodea el conjunto, el confort que ofrece y su tecnología. La presentación está cuidada hasta el más mínimo detalle: cuadro de mandos
Virtual Cockpit, dos pantallas táctiles en el salpicadero de gran resolución, sistema de navegación MMI Plus, butacas deportivas, ventanas sin marco...
Si nos acomodamos delante iremos como reyes, por ergonomía, confort y puesta en escena;
detrás también iremos de lujo porque el espacio es enorme en las cuatro plazas que contempla. Sí, son cuatro, pero en opción podemos sumar una más para una configuración que sería mejor definir como 4+1, ya que el voluminoso túnel central le resta atractivo y confort. Tampoco defrauda el maletero, que cubica nada menos que 525 litros y se accede por medio de un enorme portón eléctrico. Por cierto, en él se instala un
alerón posterior que se eleva automáticamente en función de la velocidad para generar más carga
aerodinámica.
La dotación de serie es muy completa, como corresponde a un vehículo que
cuesta nada menos que 92.760 euros. Sin embargo, hay algunas lagunas, como las luces de carretera inteligentes, el mantenimiento de carril o el sistema de reconocimiento de señales de tráfico que 'cuesta' tener que pagarlos aparte cuando en ocasiones los disfrutamos de serie en vehículos con menor caché.
Y es que la carta de opciones es tan extensa que casi nos permite duplicar el precio de salida del vehículo. Nuestro protagonista contempla hasta 23.215 euros en opcionales, algunos de ellos tan sofisticados que hacen que la noche se convierte en día. Literalmente. Nos referimos a los extraordinarios faros Audi HD Matrix LED, que evitan los deslumbramientos gracias a que ensombrecen las zonas donde se encuentran otros vehículos, y al asistente de visión nocturna con cámara térmica. Todo un lujo.