El Range Rover Evoque es un automóvil que de principio sorprende por sus líneas. Sus dimensiones le ubican como vehículo compacto siendo, con sus 4,36 metros de largo, más corto incluso que muchos de los modelos de tipo turismo que encontramos en dicho segmento. Entre las posibilidades mecánicas que aporta se encuentran dos versiones del mismo bloque 2.2 litros diésel que ofrecen 150 o 190 CV de potencia máxima, ésta última sólo está disponible con tracción integral a las cuatro ruedas y sistema Terrain Response, mientras que el 150 CV puede adquirirse como 4x2 dejando la tracción para el eje delantero. Para la opción de gasolina se ha recurrido a un motor de dos litros sobrealimentado por turbo con 240 CV de potencia.
Para distinguir la potencia y el tipo de mecánica basta con comprobar la denominación; los Ed4 y Td4 montan el diésel de 150 CV, el Sd4 se corresponde al 190 CV diésel y el Si4 incorpora la mecánica de gasolina y 240 CV de potencia. Entre el Ed4 y el Td4 la diferencia está en que el Ed4 es 4x2 y el Td4 es 4x4. En MotorGiga hemos probado el 2.2 Sd4 con cambio automático y carrocería de cinco puertas, es decir, la que incorpora de serie cinco asientos, pues la carrocería de tres puertas se ofrece con cuatro asientos y, si el comprador lo solicita, con cinco asientos sin sobrecoste.
Pero vayamos a la prueba en cuestión. Entre los elementos que llaman poderosamente la atención al acceder al Range Rover Evoque con cambio automático se encuentra sin duda este particular sistema. En realidad a la inmensa mayoría le llamará la atención la aparente ausencia del cambio, y es que mientras el vehículo no está encendido no vemos ninguna palanca en el salpicadero, pudiendo únicamente saber que disponemos de él por las levas ubicadas a ambos lados del volante. Es al poner en marcha la mecánica cuando un mando giratorio situado entre los asientos delanteros se eleva para permitir al conductor que elija la marcha que desee. Este tipo de cambio ya estaba disponible en modelos de Jaguar y tiene su procedencia en el especialista ZF, siendo un cambio automático con convertidor de par que funciona razonablemente bien en el Evoque.
La motorización diésel del Evoque en su versión más potente dispone de sobrealimentación mediante dos turbo que funcionan secuencialmente, es decir, que existe un turbo de pequeño tamaño que entra en funcionamiento a bajas revoluciones y otro de tamaño superior que lo hace a mayor número de vueltas. Con esta solución técnica se consigue mejorar la respuesta a bajas vueltas y también ofrecer un elevado nivel de potencia sin que existan lagunas de potencia a ningún régimen de giro. En cierto sentido viene a ser a los motores de gasóleo lo que la distribución variable es a los motores de gasolina, aunque el Mitsubishi ASX puede presumir de disponer de distribución variable en un motor diésel. Sobre el funcionamiento del motor en el Evoque tenemos que, con más de 1,6 toneladas de peso y la existencia de cambio automático, las prestaciones del conjunto son dignas pero no deportivas, no debiendo esperar de él una respuesta que quizás creeríamos al observar únicamente su cifra de potencia máxima.
Volviendo al particular cambia del Evoque es preciso decir que aporta un gran confort de marcha tanto por facilidad de uso como por una buena transición entre marchas. En posición automática podemos olvidarnos de él para afrontar cualquier conducción normal, mientras que para realizar una conducción algo más deportiva habrá que recurrir a las levas situadas tras el volante que, bien ubicadas, disponen de una velocidad de respuesta moderada, lo que significa que permiten disfrutar más de la conducción pero son lentas para los amantes de la verdadera conducción deportiva. En realidad no es un problema grave, pues el Evoque, a pesar de su excelente comportamiento en carretera, no es un deportivo puro, sino un SUV con pretensiones dinámicas.
El aspecto del dinamismo en carretera merece no obstante un comentario aparte en el Evoque. Y es que el ya comentado peso del conjunto no es óbice para conseguir un comportamiento en carretera por encima de la media en el segmento de los SUV. La estética deportiva del conjunto acredita así unas cualidades en carreteras viradas poco comunes en el segmento al que pertenece. El buen estudio de las suspensiones, la presencia de unos descomunales neumáticos de gran diámetro y tremenda anchura, el ancho de vías en ambos ejes y un centro de gravedad poco elevado para este tipo de vehículos permiten al Evoque alcanzar la meta de sus creadores, ser un SUV de carácter deportivo. El diferencial central tipo Haldex hace que el comportamiento básico del conjunto sea de tracción delantera, aunque su existencia hace que la seguridad activa, sobre todo en situaciones de menor adherencia, sea también mayor.
La lógica de la física impone sin embargo sus límites, y el gran peso del conjunto no debe olvidarse en ningún momento si no queremos encontrarnos ante situaciones complicadas. Circular a un ritmo elevado por zonas de curvas en un vehículo que pesa 1,6 toneladas es todo un reto para el sistema de frenos, sobre todo si estamos en bajada, además, las inevitables inercias de tan elevado peso no pueden ser obviadas por el conductor, que habrá de contar con ellas para no llegar a velocidades inadecuadas a determinadas curvas. En estas circunstancias el cambio automático tampoco será de gran ayuda, pues su lógica de funcionamiento impide sobrerégimen y no permitirá cambios a marchas muy cortas para obtener freno motor.
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