La anterior generación del Mercedes Benz Clase B disponía de una estructura exclusiva; la llamada tipo sandwich. Desarrollado desde un primer momento el mismo tiempo que el Clase A y compartiendo con él muchos de sus elementos, la elevada carrocería del monovolumen de Mercedes y su particular estructura hacían que el centro de gravedad del conjunto estuviera un poco por encima de lo habitual, originando unas oscilaciones laterales de la carrocería que ni siquiera la adopción de serie de amortiguadores adaptativos podían solventar por completo.
En la nueva generación se ha optado por montar suspensiones multibrazo tanto delante como detrás, se ha variado la posición de la mecánica para favorecer el reparto de pesos y se puede montar opcionalmente una suspensión deportiva que probablemente resulte excesivamente dura para la mayoría de los usuarios. Por otra parte en España los Mercedes Clase B vienen "calzados" con neumáticos de gran anchura y perfil bajo para mejorar el agarre y limitar las oscilaciones laterales. El resultado de todo lo anterior es una estabilidad que se sitúa como referente entre los modelos monovolúmenes pequeños y medios.
Otro aspecto variado y muy mejorado en la nueva Clase B es el de las motorizaciones. Si los antiguos motores del Clase B eran algo rumorosos los nuevos pueden presumir de contar con una sonoridad muy baja y unos consumos claramente más contenidos. A ello contribuye también la adopción de un cambio manual robotizado de doble embrague en sustitución del anterior cambio de variador continuo CVT de la generación precedente que, como ya decíamos en la toma de contacto de la primera generación del Mercedes Benz Clase B, no nos convencía en exceso.
La aplicación de la tecnología BlueEfficiency de Mercedes Benz ha llevado a todas las mecánicas a mejorar su funcionamiento al tiempo que se disminuyen claramente las emisiones de CO2, consiguiendo al mismo tiempo un automóvil muy satisfactorio en cuanto a conducción incluso en las versiones de menor potencia. Curiosamente también decían en la anterior generación del Clase B que no era necesaria la incorporación de motores de inyección directa de gasolina, situación que ha debido cambiar en los últimos años pues ahora dicha tecnología se incorpora en las dos motorizaciones de este combustible (180 y 200) que pueden impulsar al Mercedes Benz Clase B.
En cuanto a las transmisiones hemos de decir que tanto el cambio manual como el automático son propios de Mercedes, y nosotros preferimos el funcionamiento de este último. En el caso del cambio manual la inserción de la marcha atrás es elgo liosa mientras que el automático proporciona buenas transiciones de marcha a pesar de no estar tan elaborado como el DSG de Volkswagen, pudiendo llegar a dar pequeños tirones en arrancadas rápidas.
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