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Peugeot 208, prueba dinámica

Presentado por Peugeot en el Salón de Ginebra 2013, el Peugeot 208 es el modelo polivalente de la firma del León, un automóvil en el que se dan cita algunos elementos de diseño que pueden resultar controvertidos pero que, a ciencia cierta, otorgan una personalidad propia al pequeño felino. Presente en nuestro país con una oferta comercial que engloba desde un tres cilindros de 68 CV de gasolina hasta el potente GTI con su motor sobrealimentado y 200 CV de potencia máxima, las versiones que hemos probado en MotorGiga han sido el 1.2 VTI de 82 CV, el 1.6 e-HDI de 92 CV y el GTI de 200 CV, todos ellos combinados con cambio manual.

Peugeot 208


Continuando la saga que empezó el 205 y siguiendo la estela de los Peugeot 206 y Peugeot 207, el nuevo integrante de esta familia mantiene la tradición de aumentar la habitabilidad pero da un paso atrás en cuanto a dimensiones, pues el nuevo 208 es ahora algo más pequeño que su predecesor, aunque manteniendo la distancia etre ejes y también la configuración básica de las suspensiones. Pese al comentario anterior, el aplomo que recordamos del 207 en cualquiera de sus versiones no nos ha parecido igual de conseguido en su sucesor, ofreciendo éste, al menos en las únidades básicas, una suavidad de suspensiones que en ocasiones genera la sensación de llevar el eje trasero excesivamente suelto (Traducimos: El conductor siente que la parte trasera no está tan pegada al suelo como en el 207). Con todo, la seguridad activa está garantizada por un comportamiento suficientemente noble y por la incorporación del control de estabilidad. Eso sí, al menos a nuestro juicio el Peugeot 207 aportaba mayor sensación de aplomo en vías rápidas y más sujeción en carreteras viradas. La excepción a lo anterior se encuentra en el GTI, que dispone de un eje trasero que se pega al suelo y "lee" la trazada sin inmutarse, lo que por otra parte puede llegar a resultar poco motivador para aquellos usuarios que busquen emociones fuertes a base de intentar descolocar la trasera en curva, y eso que en dicha versión el control de estabilidad puede desconectarse completamente para, según los responsables de la marca, permitir que sea el conductor el que tome las riendas y -añadimos nosotros-, en su caso, los riesgos.

Peugeot 208 GTI
 
 
Las sensaciones de conducción están muy condicionadas por uno de los aspectos más controvertidos del modelo; su pequeño volante y la posición de los indicadores de velocidad y régimen de giro. Si algunos modelos del grupo PSA montan una especie de Head Up display retráctil para no tener que mirar a través del volante buscando determinada información, en el caso del Peugeot 208, y posteriormente también en el nuevo Peugeot 308, se ha optado por aportar la información en unos relojes ubicados más alto de lo habitual en combinación con un pequeño volante situado algo bajo, buscando con ello que los usuarios miren por encima del volante. Siendo una idea diferente es lógico que tenga detractores y defensores. En nuestro caso no nos parece que la idea consiga realmente su cometido, pues nos obliga a buscar una posición de conducción con la que no estamos completamente cómodos y en ella somos incapaces de visualizar toda la información disponible, quedando ocultos los botones de la zona inferior y parte de los relojes. Nos gusta mucho el volante pequeño y la sensación que aporta a la conducción, pero ni la postura ni la visibilidad de los datos son de nuestro agrado.
 
Salpicadero Peugeot 208

Con el acabado Allure, uno de los más elevados de la gama, la sujeción de los asientos delanteros es francamente buena, aportando igualmente un buen confort de marcha y suficientes posibilidades de regulación. Lo que no nos parece muy adecuado es que los elevalunas posteriores sean manuales pues, como hemos dicho, no estamos ante una versión básica en cuanto a equipamiento.

Hablando de motorizaciones la versión probada (1.2 VTI de 82 CV) pone en evidencia que ésta ha de ser el mínimo imprescindible si deseamos realizar cualquier trayecto por carretera. Siendo el VTI un motor de distribución variable atmosférico, la ausencia de sobrealimentación implica también un escaso par motor a bajas revoluciones, mientras que debido a su limitada cilindrada tampoco encontramos mucha "chicha" cuando estiramos el motor más allá de las 5.000 rpm. Con estas características el 1.2 permite circular sin problemas por ciudad y hacer desplazamientos por carretera en los que, no obstante, encontraremos que no hay mucho más que rascar por encima de 130 km/h. Más satisfactorio es en estas condiciones el 1.6 e-HDI de 92 CV. La aparentemente escasa diferencia de CV implica sin embargo un par motor claramente superior con el que el 208 es capaz de afrontar con mayores garantías cualquier desplazamiento, y si lo que queremos es aprovechar la capacidad de carga entonces el e-HDI supera con creces al VTI de gasolina. Es más, a pesar de no haberlo probado ponemos la mano en el fuego al afirmar que el 1.4 HDI será también más satisfactorio que el 1.2 VTI cuando se trate de circular por carretera. En ciudad y para un uso habitual con uno o dos ocupantes el motor de 82 CV será sin embargo todo un acierto, añadiendo además que su consumo no es en absoluto elevado, moviéndose en cifras del entorno de los siete litros.
 
 


Sobre el Peugeot 208 GTI sólo podemos alabar las excelencias de su comportamiento así como la existencia de un motor sobrealimentado por turbo que entrega su potencia de un modo bastante lineal y efectivo sin pedir por ello desproporcionadas dosis de combustible. De hecho el consumo
es relativamente contenido si no hacemos trabajar a la totalidad de su caballería. Además de lo comentado sobre el comportamiento también tenemos que matizar que el cambio no nos ha parecido lo mejor del coche, mientras que en esta ocasión el pequeño diámetro del volante es un plus a la sensación de deportividad que transmite la versión más deportiva del 208.

Como conclusión final, el Peugeot 208 será un modelo con el que los usuarios que se decidan a comprarlo quedarán plenamente satisfechos si son conscientes de lo que adquieren. La posición de conducción puede no gustar, aunque entendemos que los compradores del mismo se habrán sentado y estarán conforme con ella, mientras que si son conscientes de las limitaciones de cada mecánica podrán escoger la que más se adapte a sus necesidades. La realización general es buena, con una mejor sensación de calidad que, por ejemplo, un Renault Clio, haciendo buena la intención de la marca de situarse en la zona alta del segmento en este aspecto.

#BOTON-CAI-2013#
 
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55090
Publicado el: 10/10/2013
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