Hace años, muchos años, a las siglas GT de "Gran Turismo" se les unió la I de "Inyección" para dar vida a los sueños de los apasionados del mundo del automóvil. Eran otros tiempos, una época en la que las sinuosas carreteras de montaña parecían mostrarse orgullosas pidiendo a gritos ser domadas. El primer mito se llamó Golf, producto de la "enfermiza" obsesión de un tal Alfons Lowenberg, ingeniero y piloto de pruebas de Volkswagen. Tomando como base la mecánica de 1,5 litros del Golf se aumentó la cilindrada hasta 1,6 litros y modificó las suspensiones para hacer un "engendro" tan eficaz que llamó la atención de sus superiores y terminó convirtiéndose en el antecesor real del Golf GTI, el coche de apenas 800 kilos de peso con motor de 1,6 litros e inyección mecánica Bosch que terminó convirtiéndose en mito.
Fueron muchos los que intentaron derrocar a este "matagigantes" que, gracias a su excelente relación peso/potencia y a la eficiencia de sus suspensiones, doblegaba en carreteras de montaña a vehículos mucho más potentes pero también mucho más torpes y pesados. En la segunda generación del Golf el GTI mantenía una potencia similar pero situaba su peso en 920 kilos, una situación que aprovechó Peugeot para lanzar su 205 GTI; con 105 CV y apenas 850 kilos tomaba el relevo de la deportividad basada en la excelente relación peso/potencia pero aportando unas suspensiones tan eficientes como exigentes con su conductor en contraposición a las más dóciles aunque igualmente eficaces del primer Golf GTI. En 1986 la potencia del 205 GTI aumentó hasta los 130 CV con un motor 1.9, llantas de quince pulgadas, embellecedores en pasos de rueda y algún otro aditamento específico. Esta versión lograba así que su sola presencia aumentara las pulsaciones de los aficionados, sobre todo después de que la versión de rallyes ganara dos mundiales y Ari Vatanen hiciera el record en la subida al Pikes Peak aunque, todo hay que decirlo, dichas versiones poco tenían que ver con el modelo que tomaban como base.
Casi tres décadas después del primer 205 GTI (1984) Peugeot afirma que el mito ha vuelto gracias al Peugeot 208 GTI. Con su motor 1,6 litros sobrealimentado por turbo y dotado de inyección directa y distribución variable en admisión y escape así como en alzada de las válvulas, el 208 GTI anuncia 200 CV de potencia. Sus credenciales numéricas son desde luego incontestables: aceleración de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos, 26,9 segundos para recorrer los primeros 1000 metros y una velocidad máxima de 230 km/h. Pero las cifras puras no lo son todo, como ya expliqué en el post "El culo lleno de preguntas ¿o no?". Y eso que la relación peso/potencia, factor clave para ser un verdadero GTI, está en sólo 5,8 kilos por CV (pesa 1.160 kilos)
Es la primera vez que me monto en un Peugeot 208, pues todavía no he probado otras motorizaciones de la gama. Su controvertida postura de conducción, con los indicadores visibles por encima del volante me parece bastante acertada, con mis 1,80 metros de estatura puedo ver toda la información y disfruto además de un volante de reducido diámetro y situado algo bajo que me recuerda la postura de conducción de un Kart. Dicen desde la marca que la asistencia electrónica de la dirección está especialmente diseñada para aportar más información, yo digo que es bastante directa y transmite bien lo que ocurre bajo las ruedas delanteras. Circulando por las mismas carreteras de Niza por las que transcurren algunos tramos del Monte Carlo no puedo por menos que aumentar el ritmo para comprobar la veracidad de las intenciones de Peugeot y el supuesto renacer del espíritu GTI. La respuesta de la mecánica es muy buena y lineal, tanto que la sensación percibida es inferior a la esperada debido a una curva de par muy plana desde pocas revoluciones. En tramos revirados da la sensación que la segunda se queda corta y la tercera demasiado larga, aunque quizás es sólo porque la eficacia es fantástica y no existen movimientos de un eje trasero que parece pegado al asfalto. En una horquilla a derechas el control de tracción para al coche al entrar en acción debido al tremendo apoyo, y es entonces cuando decido quitar el control de estabilidad, totalmente desconectable, para comprobar la verdadera eficacia del modelo.
Vídeo del tramo cerrado realizado con el Peugeot 208 GTI
Carretera de montaña, 200 CV bajo el pie derecho, motor turboalimentado, poco más de 1100 kilos de peso y un tramo que Peugeot ha cerrado al tráfico para demostrar la verdadera efectividad del modelo. Es difícil controlar la adrenalina con todo lo anterior rondando en la cabeza. El cambio permite inserciones rápidas y eficaces, la velocidad aumenta a mayor ritmo que la sensación que aporta, la eficiencia de las suspensiones no implica una gran pérdida de confort salvo que pasemos por zonas rotas en las que comprobaremos cierta sequedad en los rebotes. El pequeño tramo termina mucho antes de lo esperado, hemos ido rápido, muy rápido, pero estábamos muy lejos de las posibilidades del modelo. Aunque nos permiten repetir optamos por seguir la ruta para evitar la larga espera y continuar disfrutando al volante del nuevo Peugeot 208 GTI. Si, el nuevo 208 GTI es una vuelta a los orígenes GTI pero, desde mi punto de vista, está más cerca del Golf GTI que del 205 GTI. A finales de los setenta y mediados de los ochenta los aficionados disfrutaban del Golf GTI por su capacidad para ser un coche normal o un verdadero devorador de kilómetros, el 205 GTI no permitía lo mismo, era un aparato indómito que movía su trasera en cada curva para terminar de redondearla o para expulsarte de la carretera si no tenías las necesarias dotes al volante. El 208 GTI es neutro, muy neutro, un devorador de kilómetros que sólo la imprudencia o la temeridad lograrán sacar de sus casillas. ¿Amabas la esencia del 205 GTI? El 208 no será de tu agrado ¿Estabas enamorado de la polivalencia del Golf GTI? Prueba el nuevo 208 GTI, vivirás en primera persona las bondades que fundaron la leyenda de los GTI.
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