La trampa de VW atenta contra la salud
Después de haber escrito sobre la declaración de la EPA en MotorGiga surgió en mi página personal de Facebook una sana discusión acerca de la mayor o menor posibilidad de imputación de Volkswagen en un delito contra la salud pública. Yo, personalmente, he defendido siempre al diésel como un tipo de combustible excelente para la inmensa mayoría de conductores por la contundencia de su respuesta y los buenso consumos que ofrece, sabiendo que se trata de un tipo de combustible más nocivo que la gasolina pero entendiendo igualmente que pasa todos los controles requeridos. Ahora bien, cuando conocí el hecho de que las emisiones de los Volkswagen en condiciones reales eran hasta 40 veces superiores a las permitidas me consideré en parte responsable, porque he recomendado muchas veces modelos diésel del grupo a quien me ha preguntado por coches nuevos.
Sí, yo me siento responsable aunque no tuviera ningún tipo de conocimiento acerca de este grave problema, y entiendo que Volkswagen ha de responder por su parte de responsabilidad frente a todo lo que significa su trampa, incluyendo por supuesto la que deriva de los posibles daños causados a la salud de cualquiera que haya estado expuesto a los gases de sus vehículos, y eso, mucho me temo, incluye a prácticamente cualquiera que haya respirado aire en cualquier lugar del mundo mínimamente habitado.
Llegar a decir que los vehículos Volkswagen afectados son en alguna medida culpables del deterioro de la salud de alguna persona en concreto creo que sería arriesgado, pero afirmar que las emisiones ilegales producidas por sus vehículos han supuesto un mayor riesgo para la salud es una verdad irrefutable ¿Se tomará en cuenta por parte de los legisladores? Difícil, porque estamos hablando de un tema muy serio que puede poner en riesgo millones de puestos de trabajo en todo el mundo (directos e indirectos) y por muy mal que pueda sonar quizás sea peor el remedio que la enfermedad. El daño está hecho y es irreparable, lo que habrá que decidir en todos los lugares afectados es si resulta conveniente penar a la empresa causando daños irreparables o si por el contrario es más útil una reprimenda más leve que evite una debacle difícilmente cuantificable en su alcance.