A principios de los ochenta un niño que veía dibujos animados acerca de un coche de carreras soñaba que un día, cuando fuera mayor, haría realidad las aventuras de su héroe. Koenigsegg es el nombre de un fabricante de superdeportivos que ostenta varios récords de prestaciones, la marca que aquel niño empezó a crear de la nada cuando solo contaba con diecinueve años de edad. "No vendemos coches, vendemos sueños" nos dicen en la visita guiada por las instalaciones de la empresa. La guía, una mujer que parece conocerlo todo acerca del fabricante, nos desvela los procesos productivos de una marca que fabrica una media de ocho unidades anuales de vehículos cuyo precio supera el millón de euros. Perfección, pasión, sueños son palabras que se escuchan una y otra vez de todos y cada uno de los interlocutores de Koenigsegg, en el caso de nuestra guía resultó ser además la opinión de una experta conocedora de toda la trayectoria de Koenigsegg, pues se trataba de la mujer de Christian, el mismo que un día soñó con construir un superdeportivo.
La gran aventura de Koenigsegg comenzó con el Competition Coupe de 1994 y tiene en el Agera R su último paso… de momento. En el folleto de la propia marca se explica que Agera significa "realizar una acción" en sueco, mientras que si tomamos como base la lengua de la antigua grecia proviene de la palabra ageratos (sin edad). Cada Agera requiere 3.000 horas de trabajo para unir 4.000 piezas manufacturadas, curiosa cifra si consideramos que desde Koenigsegg tienen a gala decir que estamos ante un vehículo que aplica la teoría minimalista "menos es más". Eso sí, el "minimalismo" se aplica de manera obsesiva en el aspecto del peso, enemigo acérrimo de cualquier automóvil de aspiraciones deportivas y más aún cuando se trata del superdeportivo más rápido del mundo. No debe extrañar por tanto que el peso del motor V8 esté por debajo de 200 kilos. Mucho más sorprendente es un
maletero de 140 litros ubicado bajo el capó delantero y en el que se adapta a la perfección un juego de 3 maletas diseñadas específicamente para el Agera. Los propietarios de tan particular vehículo pueden además disfrutar de la conducción a cielo abierto quitando el techo y ubicándolo en el maletero en un hueco realizado al efecto.
Il Tempo Gigante; la inspiración de Koenigsegg
El sueño que desde niño tuvo Christian von Koenigsegg de producir un superdeportivo de altas prestaciones le vino de haber visto una de las películas noruegas más taquilleras de la historia: la película de animación Pinchcliffe Grand Prix de 1975. En ella unos aventureros inventores desafiaban a los más rápidos deportivos del mundo con una creación única; Il Tempo Gigante. La "imposible" máquina de los creadores de la película se suponía que tenía unas características únicas como, por ejemplo, un motor V12 ubicado en la parte delantera que proporcionaba 800
CV de
potencia máxima que podía ayudarse de una
turbina trasera con 1200 CV suplementarios. Pero no sólo era impresionante su mecánica, Il Tempo Gigante contaba además con un curioso dispositivo que ahora es algo normal:
cámara de visión trasera, igual que disponía de un
radar que informaba del peralte y radio de las curvas e incluso una muestra de sangre azul por si tuviera la mala suerte de tener un accidente con algún componente de la realeza.
No son protagonistas de ninguna serie de animación, pero para sentarse a hablar de adquirir un Koenigsegg hemos de tener una cuenta corriente en la que los ceros a la derecha de cualquier otro número han de ser, como mínimo, seis, y estamos hablando de euros. A partir de un millón de euros es la factura final de un coche único, fabricado a medida y pensado hasta el último detalle para ser una máquina perfecta capaz de llevar las prestaciones al límite máximo alcanzado por la técnica. Dicen desde la fábrica que al menos un 50% de estos afortunados propietarios se ponen a sus mandos para disfrutar de la experiencia única de conducir un Koenigsegg, lo que implica a su vez que aproximadamente la otra mitad es adquirida por adinerados coleccionistas que en muchos casos los aparcarán en un garaje para deleite propio o como objeto de deseo de quien tenga el privilegio de observarlos. El proceso de compra comienza con un desembolso inicial de un 30% del valor final del vehículo, paso imprescindible para iniciar un proceso de nueve meses de duración en el que el propietario puede pedir lo que quiera siempre que pueda permitírselo, claro. Realizado artesanalmente por obreros altamente cualificados cada Koenigsegg adquiere personalidad propia en un proceso dividido en siete estaciones de trabajo.
Aunque el cliente puede configurar su vehículo hasta dejarlo como una pieza única, los Agera disponen de diversos detalles que comparten todas las versiones como, por ejemplo, el
cambio automático de siete relaciones con mandos de levas en el volante, la regulación de éste que se hace al unísono con la instrumentación para tener siempre la máxima
visibilidad de la misma o la curiosa luz Ghost Light mediante LED que retroilumina diversos mandos de consola central o el propio volante. Invisible pero imprescindible el monocasco de fibra de
carbono de 70 kilos con los depósitos integrados y capaz de resistir unas fuerzas de 65.000 Newton metro por grado es la columna vertebral de un conjunto destinado a ser único en su especie. Después, que queramos un color u otro para interiores o exteriores es totalmente variable, mientras que la deportividad de nuestro exclusivo modelo quedará siempre garantizada por la imponente planta motriz de ocho cilindros y dos
turbo que podrá ofrecer más o menos potencia según lo deseemos.
La unidad "básica" se queda en 960 CV para un peso de 1650 kilos en un automóvil mucho más ancho que alto (1,996 metros frente a 1,120 metros) y que dispone de una
distancia entre ejes de 2,662 metros. Los cinco litros de
cilindrada del V8 se ayudan de dos turbo que soplan a un máximo de 1,3 bar para llenar mediante
inyección multipunto secuencial cada cilindro de 91,7 milímetros de diámetro y 95,25 de carrera. Con 19 pulgadas de diámetro y 9.5 pulgadas de garganta las ruedas delanteras son algo más pequeñas que las traseras; 20 pulgadas por 12,5, y siempre van "vestidas" con neumáticos Michelin Pilot Super Sport. Curiosamente las cifras de consumo homologadas resultan casi irrisorias considerando el potencial del coche, pues se anuncian 14,7 litros de
consumo combinado o 12,5 litros si hablamos de consumo en autopista… pero eso será el mínimo imprescindible para mover al Agera, porque hacer uso de su potencial y comenzar a tragar
combustible ha de ser todo uno por muy bien que esté realizado el conjunto. El Agera R va un poco más allá, con 1140 CV obtenidos en parte gracias a una mayor presión de
sobrealimentación de los turbo (1,4 bar). En este caso las llantas son las especiales Koenigsegg Aircore realizadas en carbono y con un peso total 25 kg inferior a las "normales" del Agera. Entre ambas versiones existe el Agera S, cuya potencia se sitúa en 1030 CV.
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