Seguro que hoy recomendarán de nuevo la gran solución de perogrullo: lo mejor es evitar coger el coche. Porque, obviamente, quien coge el coche es porque le da la gana. Es más, yo mismo debería evitar cogerlo y salir de mi casa, aproximadamente, a las seis de la mañana. Caminaría entonces -con este fresquito- hasta la estación de tren, que me queda a una media hora. Esperaría entre 20 minutos y otra media hora al aire libre -porque a primera hora la estación no está abierta- hasta la llegada del tren. Me subiría y realizaría un trayecto aproximado de 50 minutos, bajaría en Madrid coincidiendo con una parada de metro, tomaría este último para llegar al aeropuerto, y llegaría allí, aproximadamente, en unos 20 minutos. Dejadme calcular de nuevo: 30+30+50+20 hace un total de unas dos horas y diez minutos, así es que estaría en el aeropuerto, si todo sale bien, a eso de las ocho y diez. Quizás demasiado pronto, pero es lo mínimo que tardo así es que no puedo tomar riesgos. Se me olvidaba, todos los trayectos anteriores tendría que realizarlos con mi maleta a cuestas. Lo dicho, que casi mejor llamo al trabajo y les digo que estoy enfermo o... mejor aún, les digo que, siguiendo los consejos de la DGT, me he quedado en casa para evitar tener un accidente.