Durante el comienzo de esta "no crisis" que nuestros gobernantes parece que se encontraron un día al doblar la esquina, los compañeros de profesión nos reíamos de la pobre defensa que se hacía de una situación que todos, salvo quienes miraran para otro sitio, calificábamos de tormentosa. También nosotros nos equivocábamos, pues más que tormentas nos encontramos con huracanes que aparecieron antes incluso de lo esperado y casi de manera repentina. De un viaje para el siguiente pasamos de los jocosos saludos del aeropuerto a la habitual pregunta de rigor ¿Y tú, cómo vas? Dicha pregunta era válida también para los jefes de prensa, directores de comunicación e incluso dirigentes de alguna que otra Marca. La crisis nos puso a todos en el mismo nivel; a ras de suelo, cerca del abismo y sin la certeza de poder realizar un movimiento sin perder el equilibrio.
Ya no se trataba de apretarse el cinturón, sino de saber nadar entre tiburones capturando las sobras al tiempo que consigues no ser devorado. La frase de moda pasó a ser "que me quede como estoy". Comenzaron entonces a zozobrar las más altas torres, en los importantes grupos de comunicación, ya fueran especializados o generalistas, sonaba la temida palabreja "ERE", a estas alturas, todo el mundo sabe que significa Expediente de Regulación de Empleo, es decir, despidos en masa. Acompañando a las bajadas de ventas se cerraron los grifos de la publicidad, lo que en otros tiempos eran páginas de publicidad casi de cortesía que la inmensa mayoría de departamentos de prensa repartía entre diferentes medios desapareció sin dejar rastro. Grandes lanzamientos seguidos de importantes campañas de prensa se quedaron en muchas ocasiones en meras noticias anunciadas por las marcas que esperaban poder tener cierta repercusión en cualquiera que fuera el medio de comunicación.
En este mar de monstruos marinos se gestaron el blog que estás leyendo (www.periodistamotor.com) y el portal de motor (www.motorgiga.com) Dos apuestas paralelas unidas para un solo propósito: ofrecer información útil a los compradores y a los aficionados al mundo de las cuatro ruedas, e incluso en ocasiones también de las dos ruedas. Si hubiéramos elegido las circunstancias no podrían haber sido peores, pero no las elegimos, fueron las cartas que nos tocaron en suerte y con ellas decidimos continuar la partida esforzándonos al máximo para plantar cara al temporal. Donde unos ven crisis otros ven oportunidad; nosotros quisimos formar parte de esta segunda opción. (continuará)