Me tocaba el cuarto relevo. Estaba preparado. El casco puesto, el mono impoluto, la cara de circunstancias como si supiera lo que estaba haciendo y, mejor aún, como si supiera que lo iba a hacer bien. Todo a punto. Una vuelta y entra el coche, y el coche, y el coche...
Oscuro, más que el coche de la foto, se presenta el resto de la prueba
Pues el coche estaba en plena vuelta y se quedó sin embrague. En dicho momento todo son prisas, unos pensando que ya se ha Acabado, otros intentando dar ánimos, algunos buscando a los comisarios para pedir el coche de reserva y yo, yo compuesto y sin coche. Ahora sí, perfecta cara de póker, a punto de subir y sin poder hacerlo. ¡Qué desastre!
Llega el coche al box, le quitan las ruedas para ponérselas al de reserva (obligatorio), perdemos 1, 2, 3, 4, y así hasta 9 vueltas. Dios, esto no hay quien lo solvente. Me subo al coche, el fantástico Bluetooth del coche oficial es sustituido por un teléfono con pinganillos. Estos últimos se me clavan en las orejas, el pobre casco intenta desesperadamente embutir mi amplia testa -difícil misión- y el escaso cerebro que amuebla mi azotea busca sin éxito un poco de luz que arrojar sobre la oscuridad que se cierne sobre nuestro futuro.
No hay dolor. Hay que intentarlo, realizo mi primera vuelta, el tiempo que me dicen desde el box no es tampoco para echar cohetes. Voy a preguntar por la situación y el teléfono se apaga, intento encenderlo, pierdo todas las referencias (es de noche y los conos ni se ven) no tengo comunicación con el box. ¿Se puede saber por qué pasan estas cosas? Si yo estoy nervioso, no puedo ni imaginarme lo que le pasará por la cabeza a los pilotos de verdad cuando tienen problemas en el coche -Hamilton, te entiendo (pero sigo yendo con Alonso, que conste)-
Intento no pensar en los tiempos, busco el mejor modo de trazar, me concentro. Los tiempos van bajando, el consumo medio va subiendo. !Ánimo David! me digo a mí mismo. Pasa el tiempo, me tranquilizan desde el box, los tiempos mejoran por momentos, llego a 2,35, lo bajo a 2,33, me pongo por debajo de 2,30, adelanto a un coche, veo a otro, también lo adelanto, otro más, y otro. He parado mi mejor crono en 2,27 aunque el consumo medio se sitúa en 12,2 al final de mi relevo. Espero que en la cuarta entrega pueda daros mejores noticias.
Sí, estáis viendo bien. De momento, vamos los últimos y con 9 vueltas perdidas. A ver si recuperamos.