Lo reconozco, estoy probando el Hyundai i40 y tengo prejuicios. Creo que prácticamente todos los compañeros de profesión con los que he hablado acerca de este vehículo y que lo han probado con anterioridad me han hablado bien de él sin excepción. Mi obsesión por intentar ser lo más objetivo que sea posible me ha hecho pensar que quizás se están dejando llevar por tratarse de una marca que hasta no hace mucho tiempo ofrecía, ante todo, una buena relación calidad/precio. Y así es como esa obsesión por la imparcialidad me está llevando a ser subjetivo, pues ya estoy predispuesto a no tener en cuenta la opinión de unos profesionales a los que respeto.
El caso es que después de haber compartido varios días de conducción con el i40 sólo puedo decir que, efectivamente, se trata de un coche estupendo. He estado probando el 1.7 CRDi de 136
CV de potencia, una mecánica que por sí sola llama la atención por su buena relación potencia/
cilindrada. A bordo del coche la sensación es buena, con una respuesta rápida del motor a pesar de contar con un
cambio automático tradicional, es decir, con
convertidor de par. La estética también me ha parecido muy acertada, mientras que el equipamiento y las terminaciones se encuentran igualmente a muy buen nivel. Sí, he estado algún tiempo prejuzgando al i40 y pensando que no era tanto como me decían -a pesar de no haberlo probado-, y he podido comprobar de primera mano que el vehículo en cuestión es bastante bueno y que, a día de hoy, sigue manteniendo cierta ventaja en calidad/precio/producto frente a sus más directos rivales.
No todo es de color de rosa, las
suspensiones me han parecido algo blandas -en amortiguación- y las levas del cambio tienen un tacto y posición en el volante con los que no comulgo en absoluto. Sea como fuera, me alegro de haber tenido oportunidad de probar el coche, así no seguiré haciendo cábalas sobre él sin saber en realidad su verdadero potencial.