Cuando ojeaba revistas de automóviles a principios de los años ochenta mi mayor deseo era convertirme en uno de aquellos individuos que se dedicaban a probar todos los coches que salían al mercado y a contar, con todo lujo de detalles, las cualidades y defectos que encontraban en los mismos. Ni soñando hubiera llegado a imaginar que años más tarde llegaría no sólo a hacer realidad mis deseos, sino a hacerlo además trabajando con muchos de aquellos profesionales que pasaron a ser en muchos casos excelentes compañeros de trabajo deseosos de compartir lo mucho que sabían.
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